“La niña la tengo yo”, dijo pausadamente Irene Coca, con respecto a su nietecita de diez meses que quedó huérfana por el acto de desconocidos que acabaron a tiros con la vida de la joven madre, Glenda Marisol Coca Romero, de apenas 21 años. “La niña está tranquilita porque una señora la está cuidando y ella tiene una niña que acompaña a la bebé”, indicó el padre de 42 años en una entrevista telefónica con El Tiempo Latino el martes 3.
Han pasado casi dos semanas desde que tres encapuchados acribillaron a Glenda Marisol y dejaron herida a otra mujer, de 22 años, que se recupera en un hospital del área de DC. El incidente ocurrió en la tienda Platanillos Grocery & Jewerly, en Woodbrige, Virginia, de propiedad de Elías Mejía, donde ambas mujeres se disponían a cerrar la tienda cerca de las 9 pm el viernes 21 de febrero y hacer cuentas sobre las ventas del día.
La Policía del Condado de Prince William, en Virginia, divulgó un video captado por las cámaras de seguridad en el que muestra que los homicidas no robaron nada, solamente salieron corriendo tras cometer el crimen. “Me siento más recuperadito. No se puede hacer nada”, dijo Coca, quien tiene cuatro hijos en El Salvador. Hace una década vino a Estados Unidos en busca de una mejor vida y su hija Glenda Marisol llegó en 2012, ambos cruzaron por México. El padre salvadoreño reconoce que tiene miedo a que atenten contra su vida y desconoce los motivos del crimen. “Sí, tengo temor, como no han agarrado a nadie”, manifestó Coca, quien sostuvo que en la zona donde vive hay ahora una mayor presencia policial.
Lo que sí informó es que el padre de la bebé estaría en México, pero desconoce los motivos del asesinato. “La verdad, que yo sepa, mi hija no tenía problemas con nadie”, indicó.
“Yo le preguntaba a mi hija (sobre el padre de la bebé), y lo que me decía es que no quería saber nada, lo pasado pasado, lo bueno es que estoy con usted aquí, eso fue lo que me dijo”, indicó.
Coca se desempeña en diferentes oficios, incluyendo un restaurante, haciendo labores de limpieza, lavando alfombras. En la actualidad, el padre de la joven analiza solicitar una visa humanitaria para cuidar de la menor.
La Policía de Prince William y la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) confirmaron que había una recompensa de $11.000, superior a los $1.000 ofrecidos inicialmente para los que ayuden a identificar a los sospechosos. La información la confirmaron en una rueda de prensa el miércoles 5 el agente del FBI, Michael McGarrity, el investigador Steve Thompson y el detective Juan Peña, ambos de la Policía de Prince William, así como el vocero de la entidad, Jonathan Perok.