Casi 50 años en el mundo del espectáculo y con 70 años que disfruta sin disimulos, sigue llenando escenarios y levantando pasiones en sus conciertos por el mundo. Después de actuar en el Carnegie Hall de Nueva York, viene a Maryland para actuar en la Gala Anual del Strathmore, en Bethesda. Julio Iglesias conversó con Ana Delpaso para El Tiempo Latino.
—Discos vendidos, canciones, colaboraciones… ¿No le cansan tantos récords?
—No, pero sí es cierto, así es. No me siento nada cansado. Canto mejor, disfruto de lo que hago, estoy feliz, comparto mis canciones con los pueblos en sus ciudades y con gentes sencillas que saben de todo. Los 70 es maravilla porque, a esta edad, uno puede decir lo que le da la gana (ríe).
—¿Cómo ha vivido desde Miami, la muerte del presidente Adolfo Suárez en España? ¿Usted va a dejar escritas sus memorias o va a hacer como él?
—Ahora todos son muy amigos de él y le rinden pleitesía; es muy típico de nosotros, los españoles. Cuando tenía 23 años y Adolfo Suárez estaba en Peñíscola, yo jugaba al fútbol con él. Entonces apenas nadie sabía quién era. Nadie conoce a nadie… y en cuanto a mi vida, no tengo nada escrito. Aún soy un niño.
—¿Es usted más genio o más divo?
—No soy un genio, pero sí tengo un genio del carajo. Tampoco soy un divo, soy divino (risas). Frente a los que piensan que el éxito está en ser listo y guapo, y, además, cantar, yo les digo que la disciplina y la voluntad son las que realmente les abre las puertas.
—Usted no canta por dinero, es obvio ¿Por qué sigue al pie del cañón?
—No hace falta que lo diga. Canto ya por cuatro generaciones y para hacerlo, o se es un degenerado, o sabes lo que haces. Canto en idiomas tan dispares como el chino y el japonés, levanto pasión y eso es lo que necesito porque si no, me muero de pena o de asco. Puede parecer muy banal, pero hace falta tener un espíritu muy grande para estar vivo en todos los sentidos.
—¿Qué es el éxito?.
—El éxito es vivir intensamente y con inteligencia. Yo estoy de acuerdo con mi alma para decirle sí al público; soy bueno en lo que he querido ser. De hecho, me considero el mejor solista español de ahora, entre los cien mejores españoles de la historia y entre el millón de los internacionales. No soy bueno en nada, pero bueno en todo. No hace falta ser el primero de la clase para ser el mejor.
—¿De dónde saca la energía para las giras?
—La pasión me desborda. La fuerza física es relativa, pero tengo fuerza en el alma para divertirme y entusiasmarme tanto como el primer día.
—¿Repetiría su pasado?
—No sabría hacer lo mismo. Hubiera tenido una vida distinta. El conocimiento de las cosas te lleva por un camino u otro, lo que pasa es que no sabes por dónde te van a llevar los acontecimientos. Dios perdona todos los errores y yo he cometido muchos.
El trabajo de un seductor

Julio Iglesias.
Julio José Iglesias de la Cueva nació el 23 de septiembre de 1943 en Madrid. Su padre, el doctor Iglesias Puga era de origen gallego —ese lugar de España al que Julio siempre regresa y al que le dedicó “Un Canto a Galicia”, una canción que Julio grabó en idioma gallego, no en vano, él es el artista que ha grabado más de 80 discos en 14 idiomas diferentes, incluyendo el japonés, el chino o el tagalo. “Un Canto a Galicia” es una de sus canciones más hermosas y musicalmente innovadora para el momento en que se produjo.
Porque Julio es un innovador que nunca se detiene. Cuando comenzaba su carrera deportiva como portero del Real Madrid, un accidente le dañó la espalda y lo postró en el lecho del dolor. Como no se podía mover, aprendió a tocar la guitarra y comenzó a hacer canciones. A pesar del éxito de “la Vida Sigue Igual” o “Gwendolyne”, más tarde confesaría que prefería hacer suyas las canciones de los demás.
Cuando decide ubicarse en Miami, se convierte en un inmigrante artístico que aprende a manejarse en la industria musical estadounidense con tesón y trabajo.
En Estados Unidos nadie te regala nada, me dijo en una ocasión.
El tiempo y la edad no pueden con él porque él no los combate. Simplemente los mantiene a distancia. Y eso que la edad, y las nuevas generaciones, salen siempre a relucir en una conversación con Julio.
“Nadie envejece cuando el alma no es vieja”, ha dicho. “Yo no estoy viejo, está más viejo el tiempo, y los años que tengo, que yo”. El tiempo, dice, es un compañero de viaje al que no hay que temer. Por eso, este “gallego” gringo y universal, parece estar siempre mirando hacia adelante.
“Cantar es vital, la música es mi pasión, las otras pasiones son mucho menores”, comenta desde que lo escuché por primera vez.
Tiene muchos récords: más de 300 millones de discos vendidos, más de 80 discos en 14 idiomas diferentes, 2.600 de oro y de platino en su haber. Su primer disco en inglés: “Moments” (1982), y al año siguiente su “Julio” es el primer album en lengua no inglesa que vende más de dos millones de copias en Estados Unidos. Consigue su Grammy en 1987 con “Un hombre solo”. Julio es pionero en romper barreras en Estados Unidos y en penetrar mercados tan distantes como el chino, donde ha sido galardonado como el artista más popular.
—ALBERTO AVENDAÑO.