La inflamación es una respuesta de nuestro organismo a un trauma o infección. Un mecanismo de defensa natural que nos protege de microorganismos invasores como virus, bacterias y parásitos, siendo el encargado de mantener y reparar los tejidos. La respuesta inflamatoria permite que entren en escena diversos mecanismos del sistema inmune para evitar que la infección o el daño se expandan por el organismo.
El problema se presenta cuando la inflamación deja de ser localizada y protectora y aparece de forma crónica y sin control, llegando a dañar silenciosamente algún tejido u órgano a través del tiempo.
Estudios recientes relacionan estados crónicos de inflamación con diversos problemas de salud y enfermedades degenerativas. La inflamación crónica contribuye a la aparición de enfermedades, algunas evidentes como la artritis reumatoide, y otras no tanto como la enfermedad de Alzheimer, cáncer, diabetes, enfermedades intestinales y cardíacas.
Se ha encontrado que existen alimentos, el consumo de los cuales ejerce un efecto antiinflamatorio, ayudando a disminuir la inflamación crónica en el organismo y se ha visto que este proceso puede ser potencialmente influenciado por nuestra dieta. Aquí algunos de los alimentos que han demostrado tener dicho efecto:
Aceite de oliva extra virgen, un tipo de aceite de oliva que no ha sido sometido a proceso de refinamiento alguno, contiene una sustancia conocida como olecanthal capaz de inhibir la inflamación de una manera muy parecida al Ibuprofeno, el cual es un analgésico y antiinflamatorio de uso común. El aceite de oliva extra virgen es el aceite más utilizado en la cocina mediterránea, que además, es una fuente rica de ácidos grasos monoinsaturados y vitamina E con importante capacidad antioxidante que le aportan una capacidad protectora contra las enfermedades cardíacas. Cocinar con aceite de oliva extra virgen verduras, usarlo para freír pescados y aderezar ensaladas, además de brindar grandes beneficios a la salud dará un sabor y aroma único a los platillos y ensaladas.
El vino tinto el cual ha sido ampliamente estudiado, es una fuente de fitonutrientes principalmente polifenoles y resveratrol, a los que se les atribuyen grandes beneficios como reducir el proceso inflamatorio y prevenir el envejecimiento, entre otros. Por lo que un consumo regular de vino tinto, en cantidades moderadas, junto con las comidas puede brindarnos dichos beneficios.
El brócoli y las verduras de hoja verde han mostrado una relación inversa entre un alto consumo de las mismas y las concentraciones de proteína C-reactiva y homocisteina, marcadores importantes de la presencia de inflamación. Efecto que puede explicarse por el elevado contenido de antioxidantes y compuestos fotoquímicos presentes en lo productos vegetales.
El salmón y los pescados grasosos como la sardina, la trucha y el atún contienen un alto contenido de ácidos grasos omega 3, los cuales participan en la formación de hormonas que disminuyen el proceso inflamatorio, por lo que es importante incluirlos en la dieta.
Irma Vélez es nutricionista. Licencia en Ciencias de la Alimentación