En la húmeda mañana del martes 22, un grupo de líderes religiosos, acompañados de casi un centenar de familias con niños, se congregaron ante la iglesia episcopal St. John’s, punto de encuentro de la reivindicación migratoria de los últimos meses.

La hondureña Sonia Madrid y la guatemalteca Rosa Pérez, junto a sus hijas, el 22 de julio de 2014 ante la Casa Blanca durante una concentración en favor de los niños migrantes centroamericanos. Ambas mujeres llevan grilletes de Inmigración en sus tobillos.
Con discursos y cánticos le pidieron al presidente Barack Obama que, en las prometidas medidas de alivio migratorio, incluyera la cancelación de programas como “Comunidades Seguras” y 287(g) que, dijeron, “están destruyendo a las familias”.
“Venimos a decirles que no están solos. Estamos aquí con ustedes y por ustedes. Les acompañamos en la oración y en la acción”, dijo el Reverendo Carmelo Santos, ministro luterano en Springfield, Virginia. Y añadió: “Lo mismo le decimos a las familias que viven el dolor de la separación y a los indocumentados que tienen que vivir asustados, escondidos y avergonzados”.
Poco después del mediodía, religiosos y familias se acercaron a la Casa Blanca para, una vez allí, seguir desplegando unos carteles en los que se podía leer: “Me Too Mr. President! #Fight4Families”. Sonia Araceli Madrid, hondureña de 18 años, llevaba un cartel en una mano mientras con la otra sujetaba a su hija Stephanie de 3 años. La joven que reside en Langley Park, Maryland, llegó el pasado 7 de julio. Inmigración le colocó un grillete alrededor del tobillo para controlar sus movimientos.
“Las maras me obligaban a tener relaciones sexuales y me amenazaban de muerte a mi y a mi niña”, explicó a El Tiempo Latino. “Me vine sin avisar”, dijo.
A Rosa Elvira Pérez, de Guatemala, la acompañaba su hija Alicia, de 8 años.
“El grillete es un castigo que tenemos que sufrir por querer ayudar a nuestros hijos”, dijo mientras conversaba con Sara C. Hernández, de Honduras, quien lleva 4 meses viviendo con su madre en Silver Spring, Maryland. “Vine porque quiero que mi hija estudie y tenga mejor vida”, expresó Hernández.
Por su parte, el grupo Evangelical Immigration Table anunció que acaba de enviar una carta al Congreso exigiéndole a los políticos que no deroguen leyes que protegen a los niños y que ayuden ofreciendo una respuesta positiva, y fondos, a la crisis de los niños de la frontera.
“Se necesitan recursos urgentes para ayudar a los niños que llegan solos y el Congreso debe atender esto sin debilitar las leyes que protegen a los niños”, dijo Stephan Bauman, presidente de World Reflief. Mientras, Russel Moore, presidente de la Comisión Ética de la iglesia Bautista del Sur dijo que la “situación de los refugiados en la frontera es una crisis moral… Respondamos honrando la dignidad humana y la seguridad nacional”.