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Doctora Peralta: ciencia y compromiso social

De su padre aprendió el amor a la ciencia y el espíritu de servicio. De su madre, el poder de la autoafirmación. De ambos: su espíritu libre y su curiosidad incansable.

Entrevista con la doctora Ligia Peralta

La doctora Ligia Peralta en el Washington Post. antes de su entrevista con El Tiempo Latino.


           
   

Alfredo Duarte Pereira para ETL

La doctora Ligia Peralta en el Washington Post. antes de su entrevista con El Tiempo Latino.

La doctora Ligia Peralta es pediatra, investigadora, exprofesora en la escuela de Medicina de la Universidad de Maryland y miembro de la comisión de Salud del estado de Maryland donde ha sido introducida en el Salón de la Fama como una de las mujeres distinguidas del estado. Hay más, pero antes de seguir el viaje, a uno se le ocurre preguntarle por cómo siente ella esa trayectoria.

“Mi trayectoria personal y profesional en el área de Washington no ha sido convencional”, explica la doctora Peralta. “Empecé como médico especializándome en algo que era un tanto tabú: el VIH en la juventud”.

Tabú, dice, en lo moral y emocional, pero lo enlazó todo en su actividad imparable para unir lo académico, lo clínico y lo comunitario. Y sin dejar de investigar: “Invertí mucho tiempo en desarrollar la investigacion genómica: sacar el DNA no solo del cuerpo humano sino de las bacterias. Y en eso me especialicé porque nos da informacion sobre cómo cuidar el ser humano y cómo los médicos pueden detectar en el futuro qué es lo que le va a pasar a usted. Lo más importante: un diagnóstico rápido, efectivo y poco complejo”, sonríe la doctora quien tiene la habilidad de hacer sonar simple la complicada ciencia.

Aunque Peralta ha trabajado con el Departamento de Estado de EE.UU. en el desarrollo de programas de salud en África y Latinoamérica, y mantiene su compromiso con la salud de la comunidad del área metropolitana de Washington, siente que le ha llegado otra etapa en su vida.

“Es el momento de llevar la investigación a otro nivel”, dice. Ese nuevo reto, o feliz obsesión, es lo que la ha llevado a Harvard y a MIT donde ahora se encuentra. Investiga y al tiempo abre puertas a las mujeres. “Eso es en lo que me voy a enfocar en MIT. Es un curso especial para profesionales como yo que ya han desarrollado una carrera y que deseamos avanzar la ciencia, la economía, las finanzas en nuestros países y a nivel global, buscando nuevos conocimientos que impulsen el desarrollo humano”.

Ser mujer y la ciencia

“Creo que muchas mujeres saben lo que quieren a muy temprana edad porque es tal vez la manera compleja en que desarrollamos nuestro cerebro. Sabemos muy bien lo que queremos: desde ser madres a desarrollarnos de cualquier manera. Lo que ocurre es que tenemos mucho miedo. Nadie nos enseña que con nuestra mente y nuestro desarrollo podemos hacer muchas cosas que ni nos imaginamos… Como mujeres —y sobre todo mujeres latinas— tendemos a ponernos nuestras propias trabas”.

Achaca  a “la enorme libertad” en la que creció el haber podido entrar en una carrera difícil en la que no hay mucha representación femenina o latina. Y asegura que “para romper barreras uno tiene que estar muy seguro de si mismo”.

“Soy hija de mi padre. Él fue una persona que me inspiró a la investigación:  en cama mi papá me leía revistas científicas, me las narraba y discutía conmigo. Como dice mi madre, él sabía que estaba desarrollando mi cerebro”, explica.

Esa etapa le hizo querer imitar a su padre no solo como científicio, sino en su pasión de servicio a la comunidad. “Nos llevaba a hacer servicio comunitario con él. Y así aprendí que el éxito de un investigador clínico tiene que ver con su formación comunitaria.  No todo se aprende en la escuela de medicina. Gracias a mi comunidad yo he podido hacer estudios tan innovadores como la genómica. Mi comunidad me apoyaba y yo pude interactuar con ellos y conseguir que ellos entendieran mi trabajo”, dice.

Producto de esa pasión comunitaria es Casa Rubén: “Es un homenaje a mi padre que comenzó cuando él estaba muy enfermo, en su lecho de muerte, y escribimos la primera propuesta a una fundación para empezar a ayudar a mujeres y niños de bajos recursos”.

¿Y su mensaje para las nuevas generaciones latinas? “Boten el miedo, no importa cómo luzca, que acento tenga, no importa cuál es su origen… cuando usted expresa que usted tiene un interés, en Estados Unidos usted puede llegar muy lejos”.

A los jóvenes, la doctora Peralta les pide utilizar las nuevas tecnologías para aprender y para enseñar a los demás.

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