Según fuentes policiales, 112 dirigentes religiosos y activistas fueron arrestados el jueves 31 de julio en un acto de desobediencia civil frente a la Casa Blanca para pedir al presidente Barack Obama alivio para los niños que cruzan solos la frontera sin documentos y el cese de las deportaciones que han superado los 2 millones de inmigrantes bajo su Gobierno.
“Esta protesta es importante porque vienen comunidades de fe de todo el país para presionar al presidente Obama, quien ha dicho que su corazón está cerca de los inmigrantes y ahora queremos que lo demuestre de una manera firme”, dijo a El Tiempo Latino la reverenda Kathleen McTigue, directora del Unitarian Universalist College of Social Justice, en una manifestación frente a la Casa Blanca antes de ser arrestada.
El acto de presión ocurre cuando el Congreso analiza, entre divisiones partidistas, la asignación de fondos de emergencia solicitados por Obama para responder a la crisis humanitaria creada por los niños que cruzan la frontera sin papeles. Y la exigencia de una reforma migratoria continúa, según los activistas que han llamado a otra marcha el sábado, 2 de agosto, frente a la Casa Blanca.
Por otro lado, la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, solicitó en Nueva York a EEUU que no arreste preceptivamente a los menores en la frontera, sino que les ofrezca condiciones de vida dignas. “Los derechos de los inmigrantes deberían prevalecer”, recalcó Pillay.
