La crisis humanitaria por la llegada de niños sin papeles a la frontera sur del país, una reforma migratoria que regularice la situación de 11 millones de indocumentados y hacerle entender a los demás el papel del inmigrante en el presente y el futuro de EE.UU. es lo que mueve a Ivania Castillo.

Ivania Castillo es detenida ante la Casa Blanca el 31 de julio de 2014 luego de protagonizar con un grupo de activistas y líderes religiosas un acto de desobediencia civil en favor de la reforma migratoria.
Castillo es una ciudadana estadounidense que le da rostro a una estadística humana: el 85% de los indocumentados cuentan con un familiar que es ciudadano. Castillo tiene un nieto de 8 meses, pero la mamá de su nieto, Gladys, “no tiene papeles y vive con tres familiares que deben llevar grilletes”, contó Castillo a El Tiempo Latino refiriéndose al detector de movimientos que Inmigración le coloca a algunos indocumentados a la altura del tobillo.
El cuñado de Gladys, quien tiene un hijo de 10 años, se encuentra detenido y en proceso de deportación. “Los ciudadanos americanos estamos aquí para apoyar a trabajadores honrados que no tienen voz”, dijo.
Castillo llegó a Estados Unidos en los años 80, con 13 años, huyendo de la guerra civil que asolaba El Salvador. En 1997 se hizo ciudadana.
Durante más de 15 años, Castillo ha vivido activamente el movimiento de apoyo a los inmigrantes con y sin papeles. Un activismo al que siempre le han acompañado sus tres hijos y su esposo.
Además, es voluntaria de la Cruz Roja en el condado de Prince William, Virginia, donde vive.
“Tengo tanto que agradecerle a este país que quiero contribuir a mi comunidad”, dijo Castillo. “Y protestar, apoyar al inmigrante y dejarme arrestar ante la Casa Blanca es una manera de hacerlo”.
La misión de Ivania
Es salvadoreña, residente en Woodbridge, Virginia, lleva 35 años viviendo en Estados Unidos y es ciudadana de este país desde 1997. Se llama Ivania Castillo y fue una de las voces que se alzaron el 31 de julio ante la Casa Blanca durante una concentración convocada por organizaciones comunitarias y liderazgo religioso para pedir la reforma migratoria, el cese de las deportaciones y el trato humano en la crisis de los niños de la frontera. la manifestación terminó en un acto de desobediencia civil.
“Me voy a hacer arrestar por segunda vez”, dijo Castillo a El Tiempo Latino. “Es por una buena causa, le pido a Dios que ésta sea la última, pero si tengo que hacerlo otra vez lo volveré a hacer, hasta que se pase una reforma migratoria que ayude a 11 millones de indocumentados”.
Un estudio hecho público por la National Association of Latino Elected and Appointed Officials (NALEO), a finales de 2013, indicaba que el 85% de los inmigrantes indocumentados cuentan con un familiar que es ciudadano estadounidense. Entre ellos, un 62% tiene al menos un hijo nacido en EE.UU., y un 29% está casado con un ciudadano o residente legal.
Castillo vive en carne propia esta realidad que es más que una estadística: “Mi nuera tiene a mi nietecito de 8 meses, pero ella no tiene papeles. En la casa de ella viven tres personas con grilletes”, contó Castillo refiriéndose al detector de movimientos que Inmigración le coloca a la altura del tobillo a algunos indocumentados.
“Pero ellos no están solos, aquí estamos los ciudadanos americanos como yo que los apoyamos”, enfatizó la mujer poco antes de empezar una protesta que la llevaría a ser detenida por la policía.
Castillo dijo sufrir por el exceso de deportaciones que están teniendo lugar durante el gobierno del presidente Barack Obama y calificó de “injusticia” el uso de los “grilletes migratorios” contra los inmigrantes indocumentados.
“Tal vez por andar manejando o tan solo por su apariencia latina, muchos inmigrantes viven con grilletes en los tobillos y eso en la noche se calienta y suena, y dos veces a la semana, a veces hasta tres, (las autoridades) vienen a chequearlos a su casa e intimidan a su familia”, expresó Castillo y añadió: “que gasten el dinero en cosas más importantes no en intimidar a la comunidad inmigrante”.
Y concluyó con un llamado: “El cuñado de mi nuera está en la cárcel a punto de ser deportado y en la familia hay otras dos personas con orden de deportación. Necesitamos que el presidente Obama pase una reforma migratoria lo antes posible porque son 1.200 personas diarias que están siendo deportadas”.