ir al contenido

Nancy Navarro vive abriendo puertas

Asegura que los últimos cinco años fueron temporada “de siembra”, tanto en su trabajo político de servicio público, como para la comunidad latina en el condado de Montgomery, en Maryland. Los próximos cuatro años los visualiza como la materialización de una ambiciosa agenda comunitaria que incluye “abrir puertas” —una de sus frases favoritas— a residentes cuyas voces se escuchan menos o con sordina.

Nancy Navarro, concejal Montgomery, MD

“Mi agenda siempre ha sido revitalizar las áreas menos favorecidas del condado… Por eso en Wheaton ya hemos invertido este año solo $370 millones lo cual va a generar trabajo, infraestructuras y crear un balance importante”, explica Navarro. “Además, en educación es crucial cerrar la brecha académica, pero también conectar la educación a la fuerza laboral y con los trabajos del mañana, como la biotécnica y todo ese tipo de temas”. Pero la clave, enfatiza, es “seguir desarrollando la capacidad cívica de nuestra comunidad dándole las herramientas para que participe en el proceso cívico, en el proceso político”.

La concejal Navarro fue la primera mujer latina que sirvió como presidenta del concejo de Montgomery, una jurisdicción de más de un millón de habitantes que cuenta con un presupuesto de $4.8 mil millones para el año fiscal 2014. Antes de ser elegida para el concejo en 2009, Navarro fue presidenta de la Junta de Educación de Montgomery.  Cuando Navarro accede al puesto de concejal, Montgomery sufría una crisis financiera, como otras jurisdicciones a nivel nacional.  Desde entonces, el condado ha tapado un agujero presupuestal de $2.7 mil millones. Invertir en la “infraestructura social y económica del condado” da buenos resultados, dice Navarro.

Antes de lanzarse a la arena política, fue la cofundadora de una organización no lucrativa que ayuda a inmigrantes a comenzar sus negocios de cuidado infantil. Y ese espíritu de organizadora comunitaria prevalece en Navarro. En 2011 presentó el Latino Civic Project gracias al cual los residentes se han involucrado en el proceso cívico participando en temas que afectan a sus vecindarios. Además, impulsó una iniciativa de comunicación bilingüe para el condado. La concejal insiste en que ella sirve a todos los residentes por igual y la comunidad latina  es una parte clave de su agenda.

“Tuve la suerte de que cuando se cambiaron los límites de los distritos en el 2010, me encontré con áreas de concentración latina importante… represento al área de Wheaton y por eso lancé un proyeco cívico latino.  Quería probar que cuando realzas la educación cívica ves la participación y le entregas a la comunidad las herramientas para que ellos puedan avanzar y decidir su futuro”, explica Navarro quien entiende la política como un acto de servicio: “Mientras yo esté aquí me comprometo a abrir las puertas de par en par para darles acceso y crear esos líderes en nuestras comunidades para hacer que las cosas cambien”.

“Este país es sencillo: los grupos que se organizan, que trabajan en campañas y salen a votar son los que provocan el cambio y las oportunidades”, indica Navarro al tiempo que hace un llamado a la acción de la población latina en el condado y en el país.

“Tenemos números pero no le tomamos ventaja a esa fuerza”, puntualiza. “Tenemos que adueñarnos de nuestro poder e influencia.  No hay que pedir permiso, hay que educarse, lanzarse y reclamar lo que es nuestro porque estamos contribuyendo mucho día a día, pero no estamos presentes cuando se toman las decisiones”.

Navarro, una venezolana que un día vino a estudiar a Estados Unidos y se quedó, está casada con un haitiano-estadounidense y tiene dos hijas, Anais de 22 años e Isabel, de 17.

“Son jovencitas felices, estables, que se sienten muy orgullosas  de hablar su español muy bien y les fascina viajar e integrar todas sus identidades”.