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Veterano periodista reclama justicia

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Santiago David Távara

ABUSOS. El periodista Óscar Reyes muestra fotos sobre la destrucción de su propiedad por parte de soldados. Reyes presentó viernes 22 de agosto una denuncia ante la CIDH contra el Gobierno de Honduras.

Acompañado de su esposa Gloria Flores y su abogado Mauricio Salazar Mejía, el periodista hondureño Óscar Reyes Baca se presentó la lluviosa mañana del viernes 22 de agosto para una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) contra el Gobierno de Honduras. Frente al imponente edificio rojo de la CIDH, , un órgano independiente de la Organización de los Estados Americanos (OEA) ubicado a unas pocas cuadras de la Casa Blanca, Reyes mostró a periodistas voluminosos fólderes que documentan la tortura que sufrió hace 32 años a manos de soldados de su país. “Lo que no pudieron llevarse lo destruyeron”, indicó Reyes mientras señalaba las fotos de lo que fue su vivienda y su negocio saqueados.

Reyes llegó como refugiado a EE.UU. a principios de la década de 1980 y fungió por 20 años como director de la publicación católica El Pregonero, perteneciente a la Arquidiócesis de Washington DC. El periodista, ahora retirado, pide una indemnización de $26 millones al Gobierno hondureño por los daños sufridos y por la negativa de las autoridades judiciales de su país de castigar a los soldados involucrados. “Quienes ocuparon mi casa no eran borrachitos tratando de divertirse, eran miembros del Ejército, guiados por oficiales y con órdenes del Gobierno para proceder contra nosotros”, puntualizó Reyes, quien lamentó que en su país “la justicia no camina”. Las razones del arresto, tortura por diez días, encierro de seis meses y expulsión de su país se debe a su posición crítica contra el Gobierno hondureño y por haber trabajado con jóvenes del movimiento sandinista. La tortura que sufrió Reyes y su esposa incluyeron descargas eléctricas y golpizas. Un empleado, Roberto Carrasco también fue torturado. La criada María Acosta Ramírez y la hija de Reyes, entonces de 11 años, fueron detenidas.

En diciembre de 1982, luego de más de cinco meses en la cárcel, Reyes amenazó con revelar a la prensa las fotos de su casa saqueada. Como resultado, las autoridades militares lo liberaron bajo el acuerdo que se mantuviera callado, olvidara lo robado y abandonara el país. El 22 de diciembre de ese año Reyes y su esposa partieron a EE.UU. con un pasaporte con visas que decían: “salida solamente” y luego solicitaron asilo. Sus dos hijos ya habían salido antes y estaban en Houston, Texas.

La trayectoria de Reyes incluye una maestría en Comunicaciones en la Universidad de Minnesota y fundador y director de la Escuela de Periodismo de la Universidad Nacional de Honduras. También fungió como asesor de comunicaciones del Ministerio de Cultura, Turismo e Información de Honduras.  Su esposa, Gloria Flores, de origen nicaragüense, quien es diseñadora de interiores, es hija de un general que había sufrido prisión por su oposición a la dictadura de Anastasio Somoza en Nicaragua. En la década de 1960, Reyes trabajó en el diario La Prensa de Nicaragua y fue en ese país donde conoció a quien sería la compañera de su vida. La pareja retornó a Honduras en 1970, donde Reyes trabajó como profesor de periodismo y socio gerente de una compañía de documentales y anuncios comerciales. Por su parte, Gloria se dedicaba a la crianza de sus hijos y a administrar un mercadito cerca de su casa en Florencia Sur, un vecindario residencial en Tegucigalpa.

Al llegar a EE.UU. “al principio la pasamos dura, limpiamos casas, hicimos de todo”, dijo Reyes, quien ahora es ciudadano estadounidense.

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