Cuando en 2003 la mexicana Flor Carrera y un grupo de mujeres latinas intentaron jugar al baloncesto en canchas públicas de Maryland, hombres, mujeres de otras costumbres y hasta los niños las criticaron, alegando que quizás sería mejor que siguieran haciendo sus trabajos en el hogar.
Doce años después, Carrera admite con orgullo que las decenas de mujeres que militan en los equipos que juegan baloncesto los domingos en el Riverside Neighborhood Park de Riverdale, MD, han derrotado viejos paradigmas en beneficio de la comunidad.
Carrera, nacida en Puebla hace 46 años, es una de las estelares del equipo Celtics, uno de los nueve quintetos formados por mujeres de toda Latinoamérica que le dan rienda suelta a su pasión por este deporte.
“Cuando las mujeres intentábamos jugar los hombres nos mandaban a cocinar, a cuidar los niños, decían que ése era nuestro lugar”, recordó Carrera al remontarse al 2003. “Mi esposo, quien juega al baloncesto, al principio no lo creía pero después no le quedó de otra y se incorporó como técnico”, sonrió Carrera. Además de Celtics, en los torneos que organizan juegan Tulapa, Maryland, San Pablo, Lynx, San José, Heat, México y Aztecas.
Ellas están demostrando que el baloncesto aficionado femenino llegó para quedarse.
Decenas de mujeres de la comunidad latina y algunas “importadas” afroamericanas, se dan cita todos los domingos para jugar torneos cortos de baloncesto, en los que participan nueve equipos, en una especie de liga organizada, en la que el bienestar común y el compartir familiar tienen la preferencia.
Luego de ese intento frustrado en 2003, varias jugadoras se decidieron hace más de cinco años a organizarse. Desde entonces han ido mejorando sus torneos, estableciendo reglas, compartiendo en familia y, principalmente, disfrutando del básquetbol.
Carrera relató a El Tiempo Latino los antecedentes del baloncesto femenino en el área y los progresos que han alcanzado con su organización y espíritu comunitario.
“Cuando hace unos cinco años me enteré de que habían unas muchachas jugando, me interesé porque desde niña he jugado baloncesto y siempre me ha gustado muchísimo. Está claro que el deporte ayuda mucho con la disciplina, la salud y promueve el compañerismo. Se aprende mucho con la gente”, dijo Carrera al recordar cuando ellas y un grupo de jugadoras decidieron organizarse de una vez por todas.
“Encontramos a Marisol y Salomé del equipo Tulapa y otras muchachas que para entonces les gustaba jugar pero no sabían mucho de las reglas. Comenzamos con dos equipos, establecimos normas, reglamentos y así comenzó nuestra organización”, agregó esta mexicana nacida en Puebla.
Carrera recordó que en 2003 hubo un primer intento de comenzar a jugar pero encontraron resistencia de hombres, mujeres y niños quienes no creyeron en el proyecto. “Los hombres no nos creían”, dijo.
Afirmó que deporte aficionado en esos años en esta área era casi exclusivo para los hombres y las mujeres no se llegaban a parar en las canchas. “Era raro. Yo iba porque vengo de México y allá hay ligas con 16 ó 18 equipos. Como mi esposo juega básquetbol yo llegaba a las canchas pero los que jugaban ahí eran hombres”, narró Carrera.
Mexicanas, salvadoreñas, hondureñas, guatemaltecas, peruanas y de otros países de Latinoamérica decidieron regalarse los domingos y se visten de cortos para jugar al básquetbol.
Reunidas en nueve equipos y sin una liga formal, estas jugadoras aseguran que la actividad les permite hacer deporte, mantenerse en forma y liberarse de las tensiones que el trabajo, la casa, los maridos y los hijos les generan.
“Nos llaman la Liga Hispana o Panda, pero nosotros jugamos por diversión y hemos ido creciendo”, anota Carrera.
Entre las reglas de organización se prohíben agresiones y malas palabras en la cancha y fuera de ellas para mantener un ambiente sano y en paz.
“Al principio hubo roces y las chicas salían enojadas, pero decidimos reunirnos y hablar para establecer las normas y comenzamos a tener más equipos”, continuó.
Este año somos nueve equipos y las muchachas que salen de la escuela secundaria que ya han jugado básquetbol se unen a nosotros cuando se gradúan para seguir en actividad. Creo que en el futuro se van a ir sumando más jugadoras y equipos”, pronosticó Carrera.
Uno de los equipos pioneros fue Las Lakers, que tenía muchas integrantes y al final se disolvió para bien porque de sus bases se fundaron San Pablo y Tulapa.
Carrera empezó a jugar en Riverdale a los 40 años. “Siempre pienso que ojalá hubiéramos empezando antes”, lamentó.
Agregó que es bueno para los niños porque conocen a otros muchachos y ahí van creciendo. “Los niños que hace 5 ó 6 años estaban de 6 años de edad hoy tienen 12 y se conocen, son amigos”, destacó al recordar que ya han pasado varios años ahí jugando todos los domingos.
Estas jugadoras se han tomado tan serio este deporte que ya no se conforman con jugarlo sólo en los meses de calor. “Cuando se nos viene el frío empezamos a jugar en SoccerDome”, dijo Carrera sobre la continuidad de sus juegos durante el otoño y el invierno.
Reyna López, también jugadora y dirigente de San Pablo, destacó que la práctica deportiva redunda en grandes beneficios para la salud.
San Pablo tiene tres años de fundado, siempre ha jugado en esa liga, son ocho integrantes, seis mexicanas, una peruana y una estadounidense.
“Para mí es un orgullo y un placer y lo hacemos con la intensión de practicar el deportes, de llevar una vida más sana y de inculcarle a las jóvenes que aunque somos mujeres también podemos tener la oportunidad de jugar y participar en cualquier deporte que a uno le guste”, expresó López.
“No es como en los tiempos de antes que solamente los hombres podían jugar fútbol o baloncesto. Hoy tenemos el derecho a la igualdad y además está claro que esto ayuda a las personas a alejarse de vicios”, subrayó/
“Invitamos a las jovencitas a que participen en todos los eventos porque es algo bueno, sano”, dijo.
Consultada sobre la importancia de compartir con la comunidad, López expresó:
“Realmente esto es algo familiar, todas las personas que participamos promovemos un ambiente de hermandad y amistad, para promover la sana diversión y un compartir entre miembros de nuestra comunidad”, acotó López, quien tiene 20 años en Estados Unidos.
“Desde pequeña siempre me ha gustado el deporte. Antes jugaba fútbol en la Liga Azteca pero me retiré por falta de tiempo y ahora me dedico al baloncesto”, señaló.
Sobre la modalidad en la que juega la liga, explicó que
realizan torneo cortos “porque tenemos normalmente entre nueve y once equipos”.
Cada semana realizan el sorteo para escoger los partidos de la semana siguiente.
“Comenzamos desde las 8 de la mañana, tenemos nuestros árbitros y los ganadores se van enfrentando entre sí y así llegamos a una final. Terminamos normalmente entre las 2 y las 3 de la tarde”, explicó.
Es una liga multinacional porque hay jugadoras de muchos países latinoamericanos.
También comparten los diferentes platillos de sus países de origen.
“Hacemos un intercambio de comidas de cada nacionalidad”, sonrió.
El aspecto humanitario también está presente en la liga.
“Hay ocasiones en las que llegan a pedirnos colaboraciones para personas enfermas y nosotras colaboramos con lo que podamos para ayudar a quienes lo necesiten”, subrayó López.
Cada equipo aporta $50 para pagar los árbitros y cuentan con un permiso del condado de Prince George’s para utilizar la cancha que deben dejar limpia.
“Invitamos a todas las mujeres que quieran participar a sumarse a nuestra liga. A partir de los 17 años ya pueden jugar y la jugadora de mayor edad que tenemos actualmente tiene 56 años. Pero no hay límite de edad y las invitamos a participar por el sano entretenimiento y una buena salud. Es libre, no importa de qué país sea y las puertas están abiertas para todas”, concluyó López.
El Riverside Neighborhood Park está localizado en el 5801 Riverside Drive Riverdale, MD.