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Dolores Huerta and The Latino Vote

Dolores Huerta conversa con el director de El Tiempo Latino, Alberto Avendaño.



Alfredo Duarte Pereira para ETL

Dolores Huerta conversa con el director de El Tiempo Latino, Alberto Avendaño.

Dolores Huerta



Alfredo Duarte Pereira para ETL

Dolores Huerta

Parece que los republicanos en Virginia tienen grandes posibilidades de fortalecer en las elecciones del 3 de noviembre su posición en la Cámara de Delegados mientras que el gobernador Terry McAuliffe y los demócratas enfocan su tiempo, su energía y su dinero en hacerse con el control del Senado estatal.

El partido Republicano, con 67 escaños de 100 posibles, aspira a aumentar esa ventaja en la Cámara.

“Nuestro mejor escenario y, además posible, es alcanzar los 70 escaños”, dijo a The Washington Post, el delegado estatal Greg Habeeb quien preside el comité de la campaña republicana para la Cámara Baja.

Por su parte, al partido Demócrata se le abre una oportunidad en el Senado, hoy liderado por los republicanos 21 contra 19. En realidad, los demócratas sólo necesitan un escaño más para liderar ya que el vicegobernador es demócrata y su voto cuenta en caso de empate.

El demócrata Dan Gecker se enfrenta al republicano Glen Sturtevant para reemplazar al senador John C. Watkins (R-Powhatan) que se retira después de representar partes de Richmond y sus suburbios. Pero por si esa elección no se ganara, los demócratas están apostando fuerte por inclinar la balanza hacia Jeremy McPike quien se enfrenta al alcalde republicano de Manassas Harry J. “Hal” Parrish II para suceder al senador demócrata Charles J. Colgan.

McPike, de 39 años, trae una agenda social amplia y una prioridad: la expansión del programa de Medicaid para evitar que, en sus propias palabras, “las personas no tengan que elegir entre comprar medicamentos o pagar por las necesidades básicas para vivir”. Y afirmó que él y su esposa —quien fue diagnosticada con cáncer de seno hace cinco años— se sentían afortunados por “tener cobertura de salud”.

El apoyo a McPike por parte del aparato demócrata no solo incluye lo económico sino una movilización a nivel local que, el fin de semana del 30 de octubre, contó con la presencia en Virginia de la líder de derechos civiles Dolores Huerta.

“Ayudar a Jeremy McPike es luchar contra los sentimientos antilatinos y buscar una nueva representación en el senado de Virginia que ayude a nuestra comunidad”, expresó a El Tiempo Latino Huerta durante una entrevista en la que enfatizó la importancia del voto latino.

“Cuando se eligió al gobernador demócrata Terry McAuliffe en Virginia, 63.ooo latinos votaron por los demócratas y McAuliffe ganó por un estrecho margen de 53.ooo votos… nuestro voto hizo la diferencia, ése es nuestro poder”, dijo Huerta.

“Se trata de apoyar a quienes respetan a los latinos, a quienes quieren trabajar por mejorar la educación, los servicios de salud, las infraestructuras”, indicó la sindicalista y creadora del grito reivindicativo “Sí se puede” en los años 60 para quien “hoy vivimos una oleada de ataques contra los derechos civiles”.

“El liderazgo republicano se va hacia posiciones extremistas que les van a dañar con el electorado latino en un país donde cada mes 50.000 latinos cumplen 18 años”, dijo Huerta que apoya también la candidature de Hillary Clinton en las primarias presidenciales demócratas.

Huerta llegó a Virginia de la mano de la organización People for the American Way cuyo presidente, Michael B. Keegan, reiteró a El Tiempo Latino la importancia del voto latino.

“El voto latino va a cambiar para mejor a este país para siempre”, dijo Keegan. “Conseguir activar este voto es una de las prioridades de People For the American Way y, como miembro de nuestra junta directiva, Dolores es parte fundamental de este esfuerzo”.

Keegan señaló que el voto latino en Virginia es decisivo y por ello han lanzado una campaña de publicidad política anti-Trump en español “para recordarle al votante el extremismo antilatino de los republicanos y la importancia de salir a votar”.

La realidad es que aunque el GOP pierda escaños en la Cámara Baja, la mayoría republicana se mantendrá. Pero un senado en manos de los demócratas abrirá posibilidades para que la agenda de McAuliffe no naufrague. En esta agenda figuran puntos imposibles de negociar con los republicanos: la expansión del Medicaid bajo la ley Affordable Care Act, también llamada Obamacare; más restricción en el uso y compra de armas y menos en el tema del aborto y la salud reproductiva.

Una victoria en el senado virginiano, haría que McAuliffe le entregara un ambiente propicio a los demócratas de cara a las presidenciales de 2016. El gobernador es amigo personal y aliado de Hillary Rodham Clinton.

Para los republicanos mantener la ajustada mayoría en el senado daría al partido cierta confianza hacia las presidenciales.

Se trata, en definitiva, de un juego de percepciones. Y de un juego caro. Hace cuatro años, la pugna más costosa entre dos candidatos al senado estatal llegó a los $2.6 millones. Este año, va a costar $4 millones entre los dos. La mayoría de ese dinero se gasta en las campañas mencionadas en el área de Richmond y en el norte de Virginia porque la mayoría de las contiendas se consideran “ganadas”. De hecho, 17 de los 40 escaños de senado no cuentan con oposición, al igual que 62 de los 100 escaños de la Cámara Baja.

El esfuerzo es tan focalizado que Dolores Huerta solo habló de McPike con El Tiempo Latino y en su encuentro con los jóvenes virginianos que asistieron, la mañana del sábado 30 de octubre, a una reunión política con su ídolo, una leyenda viva de la lucha por los derechos civiles y el sindicalismo estadounidense.

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