Ese era el ritmo en el que mi desconcierto iba aumentado mientras veía la canción proclamada del verano convertirse en la salvadora de la economía de Puerto Rico, todo en menos de una semana. (Por si no lo has escuchado, Puerto Rico está enfrentando una crisis fiscal de proporciones épicas, con una deuda pública de más de 70 billones de dólares).
Si eres un puertorriqueño viviendo fuera, y hay mas de 5.3 millones de nosotros, de acuerdo al Centro de Estudios Puertorriqueños de Hunter College, seguramente has visto esta noticia. Titulares como “Justin Bieber ocasiona 45 por ciento de aumento del turismo en Puerto Rico” y “Despacito impulsa la economía de Puerto Rico”, no eran fáciles de ignorar.
Si no eres puertorriqueño, y de alguna manera no has escuchado la canción, “Despacito” es un baile seductor afinado por los nativos de la isla Daddy Yankee y Luis Fonsi, con una mezcla de dos versos presentada por Justin Bieber. Es la primera canción en español que llega al primer lugar de la cartelera musical Billboard desde “La Macarena”. Es una canción que habla en su mayor parte acerca de tomarte el tiempo para disfrutar ser seducido. Nada demasiado serio. No se nivela con el estilo de líricas de Ismael Rivera o Bob Dylan.
Pero voy a admitir: es pegajosa. Mientras veía incrédulo como la noticia llenaba mi Facebook y Twitter, me preguntaba si “Despacito” podría ser más que una canción. ¿Podría el reggeatón, tan vilipendiado en el pasado como la decadencia de la rica tradición musical de Puerto Rico, ahora estarnos salvando a todos? ¿Podría Justin Bieber ser tan famoso como para poder revertir la tendencia histórica del turismo y persuadir a las personas a que visiten el Caribe a finales de la primavera y el verano, una época en la que normalmente los gringos se derriten por la humedad? ¿Podría una canción que es en su mayoría en español tener ese tipo de poder – en el Estados Unidos de Trump?
Pues, portorros, beliebers y fanáticos de Fonsi, odio ser el que les de la noticia pero no. “Despacito” no ha ayudado de ninguna manera tangible a la economía de Puerto Rico. No importa lo que te digan el Miami Herald, Billboard, el Daily Mail, un aliado de CBS Radio en Sacramento, blogs de cultura popular como UPROXX y Remezcla, e incluso la revista Newsweek.
Por lo que pude notar, todo comenzó con una historia de un servicio de noticias argentino con algunas cifras de hotels.com, alegando que el “interés” del turismo de Puerto Rico ha aumentado 45 por ciento gracias a la canción. Y en un entorno en el que es “mejor ser los primeros que estar en lo correcto” eso fue suficiente. El Nuevo Día, el diario hispano más grande de San Juan, tomó como referencia la noticia de Argentina. Luis Fonsi tuiteó lo que leyó en el periódico de San Juan. Billboard y UPROXX se sumaron escribiendo noticias acerca del tuit, y mientras la historia se hacía viral, cada uno de los titulares hacían que el “auge” del turismo de Puerto Rico se escuchara cada vez mejor. Y nadie se detuvo a cuestionar los hechos.
Hace mucho tiempo, mi padre, un reportero retirado que cubrió las noticias de la isla durante décadas y presenció toda la belleza de su caos y contradicciones, me dio un gran consejo cuando estaba comenzando como periodista: si algo suena como muy bueno para ser verdad, normalmente lo es, me dijo.
Este es uno de esos casos. ¿Cómo puedo estar seguro? Observé las tasas mensuales de ocupación de los hoteles en Puerto Rico compiladas por el Instituto de Estádisticas del gobierno de la isla. Comparé alguno de los meses desde que la canción se dio a conocer (de febrero a mayo de este año), con los mismos meses de 2016. No hubo un cambio de 45 por ciento. También vi la historia acerca de los retos del turismo que la isla ha enfrentado en el 2017, incluyendo el hecho de que los ingresos por impuestos de la Compañía de Turismo de Puerto Rico provenientes de cuartos de hotel estaba por debajo 15 por ciento en enero de 2017 y 2 por ciento por debajo en mayo, todo más bajo que el año pasado. (Sin embargo, hubo un aumento de 5.4 por ciento en junio de 2017).
También contacté a la Compañía de Turismo de Puerto Rico. A pesar de que su Director Ejecutivo, José Izquierdo, confirmó que el número de búsquedas de Puerto Rico ha aumentado en los portales de viajes, no ofreció números solidos acerca de si mas personas han visitado la isla desde que la canción está cómo líder de las carteleras musicales. Sin embargo, estaba bastante entusiasta acerca de la fotografía soleada que se dibujaba gracias al impacto de la canción: “La Compañía de Turismo está explorando maneras en las que celebrar el éxito de la canción para continuar inspirando el interés y curiosidad en Puerto Rico como un destino de primar clase”, dijo Izquierdo.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. (Y eso es todo lo que escribió).
No voy a decir que todas estas historias que convierten el “interés de viaje” en milagros económicos son noticias falsas. He decido entenderlo como un pensamiento de aspiración. Como lo sabe cualquier persona que conozca Puerto Rico, han pasado cosas extrañas. Pregúntale a cualquier nativo de la isla acerca del chupacabra, o la invasión de OVNI (platillos voladores) de vez en vez. La isla es muchas veces (mas que todo de manera afectiva, pero no siempre) comparada con Macondo, la ciudad de realismo mágico del libro “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez; y quizás hay una esperanza colectiva de cierto realismo mágico positivo que tradicionalmente existe en Latinoamérica para sacar a la isla de este horrible desastre económico en el que se encuentra.
Sin embargo, lo que es más probable es que era una historia atractiva con un buen titular y un maravilloso potencial para clics, por lo que todo el mundo se dejó llevar por el mismo, y todo ocurrió un poco rápido o demasiado rapidito.
En estos tiempos estamos todos saturados de tantas cosas que sería inteligente escuchar un consejo sabio que muchas veces se da sin pedirlo a personas que visitan por primera vez la isla: “Cógelo con calma”. Trata de no apresurarte todo el tiempo. Lee toda la noticia antes de compartir, producir o consumir historias a un ritmo más razonable, un poco más
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