Miles de inmigrantes, activistas y sus defensores se concentraron el miércoles 6 en el Upper Senate Park, cerca del Congreso en DC, para exigir a los parlamentarios que legislen a favor de los cientos de miles de beneficiarios del Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) y del Estatus de Protección Temporal (TPS).
Mientras que DACA, aprobado en la administración de Barack Obama, ha permitido a casi 800.000 inmigrantes conocidos como “Soñadores” vivir y trabajar en el país sin temor a la deportación, el TPS ha beneficiado a unos 300 mil inmigrantes provenientes de países como El Salvador, Honduras, Nicaragua y Haití.
Entre los manifestantes se encontraba la mexicana Carla Aguirre, quien creció en Carolina del Sur y es beneficiaria de DACA. “Nací en Ciudad de México pero me mudé a los Estados Unidos cuando tenía solo seis años. Cuando estaba en la secundaria todos mis amigos comenzaron a sacar sus licencias y yo no pude. Ahí me di cuenta de que era una indocumentada”, lamentó Aguirre en una entrevista con El Tiempo Latino.

“En Carolina del Sur, no hay un movimiento tan grande como en Washington, DC, porque muchos de mis compañeros indocumentados tienen miedo. Por eso, yo decidí venir a la capital donde están todos los congresistas que nos pueden oír. Ahora es el momento en el que necesitamos pasar el Dream Act”, dijo Aguirre.
Como sucede en muchas familias, Aguirre tiene la protección de DACA pero sus padres viven en el país sin documentos y el temor a la deportación.
“Yo creo que el Congreso sabe exactamente lo que necesitamos y eso es una solución permanente. Yo le prometí a mis padres que no volvería a Carolina del Sur hasta que se pase el Dream Act limpio y estuviéramos seguros. Yo quiero que ese sea mi regalo de Navidad para mis padres y para mi comunidad. Con la protección de DACA, pude ayudar a mis padres, pude sacar una licencia para conducir y tener mi propio lugar donde vivir”, concluyó Aguirre. Desde que el Gobierno anunció en septiembre el fin de DACA, más de 10.000 beneficiarios han perdido su estatus.
Por su parte, en Estados Unidos hay miles de centroamericanos afectados por desastres naturales que se han beneficiado del TPS, una medida otorgada por el Gobierno a víctimas del Huracán Mitch y otros desastres naturales que afectaron a países como Honduras, Nicaragua y El Salvador a finales de los años 90’s y principios de los años 2000.
El Gobierno de Trump ya anunció el fin del TPS para los nicaragüenses y prorrogó por seis meses el beneficio para los hondureños. Los 190 mil salvadoreños que disfrutan del beneficio en la actualidad están amparados hasta el 9 de marzo de 2018, fecha en la que concluye la última prórroga otorgada. Sin embargo, las políticas anti inmigrantes de Trump y sus seguidores, amenazan con derogar el beneficio.
Por su parte, la salvadoreña Otilia Velázquez, quien ha vivido por 24 años en Estados Unidos, advirtió que la cancelación del TPS separaría por completo a su familia.
“Llevo 24 años aquí, tengo hijos y hasta cuatro nietos. Aquí hice una vida, tengo una casa, y si no renuevan el TPS nos va a tocar irnos. Viajé desde Long Island, Nueva York, mi esposo es residente, pero si no renuevan el TPS sería una separación completa y yo tendría que dejar toda mi familia acá”, lamentó.
Más de un millón de personas serían afectadas por las decisiones del Congreso sobre estos programas.
La manifestación fue promovida por el Center for Community Change, CASA en Action, United We Dream y America’s Voice entre otras organizaciones.
Miembros del Congreso han dicho que podrían aprobar una prolongación de DACA y el TPS. “Ellos se mostraron a favor de ayudar a los jóvenes y los ‘tepesianos’ pero no los vemos hacer nada mientras estos inmigrantes pierden su estado legal uno por uno”, dijo el Director Ejecutivo de CASA Gustavo Torres. “Hay tiempo para arreglar esto para las familias inmigrantes, pero se tiene que hacer ahora”, agregó Torres.
La protesta estuvo enmarcada como un gran acto de desobediencia civil, como parte de las acciones que desde hace varios meses adelantan los activistas proinmigrantes como presión política y una serie de marchas y acciones en la Casa Blanca y el Congreso.
Entre las manifestantes se encontraba Yasmín Gutiérrez.
“Yo vine hoy aquí desde Detroit, Michigan porque yo sé que nací en este país y tengo el privilegio de ir a la universidad, de aplicar para becas, de recibir asistencia del gobierno y el hecho que la mayoría de mis amigos no tienen ese privilegio me hace luchar por ellos”, dijo Gutiérrez.
“A veces hasta siento que ellos le echan más ganas que uno que sí tiene documentos. A veces me siento culpable porque tengo un amigo que estuvo en los Latin Grammys con Alejandro Sanz y él trabaja y estudia a tiempo completo y aún encuentra la manera de hacer tantas cosas increíbles sin documentos. Si ellos no pueden estar aquí, yo siento que yo tengo que representarlos, ayudarlos, y demostrar que no están solos”, concluyó.
El Tiempo Latino conversó con una maestra beneficiaria de DACA que prefirió mantener su anonimato.
“Yo y las otras maestras somos recipientes de DACA pero también todas somos maestras. Lo más importante es que nos damos cuenta que detrás de nosotras hay muchos niños que necesitan que alguien pelee por ellos. Yo veo este momento y creo que es tan importante porque cuando yo estaba en la secundaria tenía tanto miedo de compartir mi historia. Y ahora hay miles de personas aquí que tienen el valor de pelear por el pueblo indocumentado y que lo estaban haciendo hace 10 años cuando yo estaba en la secundaria. Siento que se lo debo a mis estudiantes luchar por ellos y por nosotros porque alguien más luchó por mí”, dijo la entrevistada.