ir al contenido

“Tener una sola pierna no me hizo dudar”: la historia de un migrante salvadoreño en la caravana

Camina unos pasos por detrás del grupo principal de la segunda caravana de migrantes salvadoreños que viaja hacia Estados Unidos. Al igual que todos, busca un mejor futuro para él y su familia; se aleja de la pobreza y la violencia que vive El Salvador. A diferencia de los demás, recorre las carreteras de la ruta con una sola pierna.

En las calles de San Salvador, Geovanni Vindel se dedicaba a vender aromatizantes para vehículos o lo que tuviese a mano. Era común encontrarlo en las cercanías de la Universidad Nacional de El Salvador (UES) o en los autobuses que hacen la ruta entre el municipio de Antiguo Cuscatlán y la colonia Zacamil.

“Sí, ese mero, yo soy”, exclama con una sonrisa en el rostro cuando alguien lo reconoce o le dicen que lo han visto en alguna de esas zonas. Asegura que, cada vez que lo recuerdan, se llena de fuerzas para seguir caminando. “Me hacen sentir que no voy solo”, expresa.

Su travesía no ha sido solitaria. En todos los tramos siempre se le ve acompañado. Los migrantes de la Caravana lo saludan, se sorprenden que haya tomado la decisión de hacer el viaje -de más de 5 mil kilómetros-, lo ayudan y se motivan con su historia.

Si no fuera por la muleta, que evita que tropiece o pierda el equilibrio, resultaría difícil adivinar que Geovanni tiene una sola pierna. Viaja ligero: una mochila, una cangurera, un par de camisas, una gorra, un par de guantes, un reloj, los zapatos, su muleta, su prótesis y cinco dólares en el bolsillo.

Una mujer le carga, por tramos, la mochila. Un joven le sostiene la muleta. En el camión, le ceden el asiento: lo cuidan hasta donde sus posibilidades se los permite.

“Tomé la decisión de venir cuando vi a toda la gente de la primera caravana”, recuerda. Más de 500 salvadoreños salieron rumbo a Estados Unidos en ese grupo, según datos de las autoridades de migración. Geovanni nunca pensó que su condición fuera un impedimento.

“No he dudado nada, al contrario, voy con la frente en alto”, expresa y le da un par de golpecitos a la prótesis.

“La cuestión es luchar para salir adelante”, afirma este hombre de 42 años que jamás ha considerado valerse de la falta de su pierna para decir que no puede trabajar. “Es más, a buscar un buen trabajo voy”, añade y suelta una carcajada.

Una lágrima, una familia

En El Salvador, Geovanni dejó a su esposa y cuatro hijos. “Son dos niñas y dos niños”, dice sin poder continuar hablando. Vuelve la mirada hacia otra parte, como en un intento por no llorar. Se muerde los labios, respira hondo. Los ojos se le enrojecen y se le escapa la primera lágrima.

MIGRACIÓN. Geovanni (al centro) toma un pequeño descanso con un par de salvadoreños que también forman parte de la caravana


   
   

Foto EDH/Lissette Lemus

MIGRACIÓN. Geovanni (al centro) toma un pequeño descanso con un par de salvadoreños que también forman parte de la caravana

“Duele dejarlos, pero ni modo, es de seguir adelante”, agrega con la voz cortada y haciendo pausas entre palabra y palabra.

El mayor de los hijos de Geovanni tiene siete años, el menor apenas seis meses de edad. No supo cómo despedirse de los niños, intentó explicarles, sin decirles hacia donde iba. Solo saben que está trabajando por ellos.

Aún no consigue reponerse: “Me hacen falta, pero es para que salgamos adelante”, susurra. Agacha la cabeza y se permite llorar por solo unos segundos, lo suficiente para reponerse y hablar sin problemas.

“En el gobierno, todos son iguales”, exclama con algo de furia, sorprendiendo incluso a los que están de pie, a un lado. “Por eso yo trabajo y siempre he trabajado”, reflexiona.

La noche ya comienza a caer en el campamento de la caravana de salvadoreños. Geovanni busca algo para comer. Lo acompaña Guadalupe Martínez, que ha caminado con él en varios tramos del camino. No llevan mucho dinero y solo compran un pedazo de pollo y unas papas fritas. Pagan, ajustando con algunas monedas. Se sientan en una acera a comer. Todavía queda mucho por andar hasta la frontera sur de Estados Unidos.