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La selección estadounidense piensa en grande para retomar el nivel

El inquietante camino que recorrió la selección estadounidense mientras veía desde lejos la Copa del Mundo Rusia 2018 parece encontrar luz. Este grupo piensa en rearmarse, tomar la experiencia de quienes pudieron la bandera muy en alto, pero potenciados por la juventud de quienes desean brillas con el uniforme de su país.

Con el cierre de 2018, los compromisos amistosos sirven de abrebocas para lo que será el comienzo de las eliminatorias rumbo al Mundial Catar 2022, cita que el conjunto americano quiere vivir de cerca, demostrando que lo de este año fue solo un tropiezo del cual aprendió y cuyo reto será imponer su juego desde el pitazo inicial.

Para esto, la preparación vale mucho más de lo normal. Con la confirmación de las dos últimas fechas FIFA para bajar el telón del calendario, duelos a llevarse a cabo este mismo mes, Estados Unidos enfrentó este 15 de noviembre a Inglaterra, contra la que cayó 3-0 para luego medirse a Italia el 20 del mismo mes.

Pese a los pergaminos que estos exhiben, las realidades son distintas; no obstante, nunca entrarán al campo como lo pequeños, algo que solo pocas selecciones se han ganado a lo largo de la historia de la disciplina.

Los ingleses volvieron al dominio de otrora. Bajo el mando de Gareth Southgate, el cuadro británico alcanzó las semifinales en el pasado Mundial gracias a un juego que contó con la disciplina suficiente para llevar las acciones con inteligencia. Su ritmo de llevar adelante las acciones contó también con críticas, pues se le reprochaba la falta de coraje en ciertos pasajes de los duelos, pero aún así fueron fieles a su estilo para meterse entre los cuatro mejores del torneo.

En el caso de los trasalpinos, su situación fue, tal vez, la mayor sorpresa del deporte entre 2017 y 2018, al caer en el repechaje para Rusia frente a Suecia, en un caso que no estaba en el libreto ni siquiera del más pesimista de los seguidores italianos.

Espejos para mirarse

En el éxito de uno y en el fracaso del otro, Estados Unidos tiene las posibilidades de retratarse para seguir aprendiendo y sumando experiencia en un deporte mundial, pero del cual ha logrado ganar terreno un poco después que otros competidores del continente.

En el caso de Inglaterra, lo que alcanzó Southgate con una selección que dejaba mucha que desear en el pasado es digno de admirar. Este cuadro ha repetido tropiezos tras tropiezos en citas europeas y mundialistas; sin embargo, el debido estudio de sus fortalezas y debilidades, así como cada aspecto de sus contrarios, los llevó a presentar una planificación sensata para desarrollar así adaptarse según vaya el compromiso.

Esta manera de evolucionar, tal vez con menos vistosidad, pero mucho criterio, es un ejemplo de que, aunque no se cuente con la mejor plantilla, la previa del juego vale mucho.

Mientras, de los italianos queda la amargura. Hasta de eso se aprende. Haber compartido un destino similar trae la tarea de saber levantarse. Para los europeos, esto los obligó a reaccionar rápido en la Liga Europea de Naciones, nueva competición que busca hacer de las fechas FIFA en el Viejo Continente un espectáculo atractivo.

Con nuevas responsabilidades, ambas escuadras deben levantar la cara, presentar una nueva y mejor versión para volver a ser noticias en el plano ganador y apuntarse rápidamente a los resultados esperados con antelación.

El pasado reciente

El andar de Estados Unidos en sus cuatro amistosos previos tras Rusia 2018 ha contado con algunos altibajos, pero nada para lamentar: una victoria, un empate y dos derrotas, todo esto ante cuatro rivales que venían de ver acción en la Copa del Mundo.

El primero de estos amistosos fue con Brasil. La canarinha llegaba herida al despedirse en cuartos de final del Mundial. Con la necesidad de volver a reconectarse con su mejor versión, hicieron el trabajo por 2-0, doble fecha que se mezcló con una victoria importantísimo por 1-0 sobre México, histórico rival y quien alimenta un constante enfrentamiento futbolístico en la región por ser el más destacado país de la Concacaf.

Luego, caída estrepitosa 4-2 ante Colombia, una goleada que dejaba claro que, pese a la salida del entrenador José Néstor Pekerman, los neogranadinos tienen un norte bien definido que va más allá de la mano de algún director técnico.

El cierre de esta etapa fue con empate a un gol con Perú, otro alto obstáculo suramericano.

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