El final del encuentro entre Alemania y Holanda en la Liga de Naciones de la UEFA quedará grabado en el corazón del árbritro Ovidiu Hategan. Después de 90 minutos en el que los combinados quedaron empatados 2-2, el rumano rompió en llanto cuando aún se encontraba en la cancha.
Hategan pasaba por un momento difícil. Durante el entretiempo del partido, el juez de 38 años recibió la noticia de que su madre había fallecido. Sin embargo, continuó dirigiendo el partido. Tras el pitido final, el árbitro fue consolado por varios jugadores.
Uno de ellos fue el holandés Virgil van Dijk, quien, cuando el balón quedó quieto se acercó al árbitro, lo abrazó y le dijo algo al oído.
“Estaba llorando porque su madre acababa de morir. Le di mi apoyo y le dije que había arbitrado bien. Es un pequeño detalle, pero espero que le haya ayudado”, explicó el defensor del Liverpool.
Las imágenes del gesto del jugador han sido aplaudidas entre los seguidores del deporte.
La Federación de Fútbol de Rumania confirmó el fallecimiento de la madre de Hategan y la Federación alemana, local del encuentro, lo ayudó a viajar a casa lo más pronto posible.