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Jóvenes centroamericanos LGBTQ fueron acogidos por Casa Ruby

Ruby Corado nunca dice no cuando de ayudar a su comunidad transgénero, gay, lesbiana o cualquiera que esté en condición vulnerable; esa es la descripción que hace a tajo en nombre de su organización Casa Ruby a quienes acudieron la mañana del lunes 4 al edificio ubicado en la Avenida Georgia en DC. Los inmigrantes lucen trasnochados, llegaron en la madrugada en un largo viaje de 1.600 millas con Ruby al volante quien manejó un microbús desde San Antonio, Texas hasta la capital estadounidense.

Fabiola Caal, originaria de Guatemala, y quien estuvo dos meses recluida en uno los centros de detención en Texas, fue la primera remitida a la organización Casa Ruby creada por la activista salvadoreña, con el objetivo de hacer un espacio de atención integral para la comunidad hispana y afroamericana LGTBQ en condición de vulnerabilidad en el área de DC.

Fabiola abrió la puerta a más casos como el de ella pues dos semanas después hubo otra llamada desde una organización humanitaria de Texas, que estaba prestando apoyo temporal a un grupo de 15 jóvenes procedentes de El Salvador, Honduras, Guatemala y Nicaragua a quienes se les ha admitido casos de petición de asilo por ser vulnerables en sus países de origen por su identidad sexual.

Estos chicos fueron detenidos durante algunos días en el South Texas Detention Complex, en Pearsall, del estado sureño. Desde el lado mexicano en la frontera de Matamoros decidieron cruzar juntos el paso fronterizo y así mismo fueron detenidos en grupo por la guardia fronteriza.

Corado, fundadora de esta organización sin fines de lucro,  comenta que algunos miembros de la caravana identificados como transgénero traían consigo los contactos de Casa Ruby desde sus países de origen, lo que les permitió estar en comunicación durante el camino. Además desde DC se ha ido estableciendo una conexión con activistas y grupos defensores de derechos humanos en la frontera.

“La primera persona que fue técnicamente entregada a Casa Ruby llegó hace dos semanas, pero el viernes recibí una llamada donde me preguntan que si podíamos aceptar a 15 jóvenes que necesitan llegar a Casa Ruby. Dije que sí e inmediatamente tomé un vuelo ese mismo día y el sábado por la mañana salimos en auto desde San Antonio Texas”, relata la activista salvadoreña que lleva más 30 años de trabajo por los derechos de su comunidad transgénero en DC y alrededores.

Cálida bienvenida

El recibimiento no fue para menos, a pesar de que la unidad alquilada para el viaje arribó a las 3 de la madrugada al local ubicado en el 7530 de la Avenida Georgia NW, un nutrido grupo de colaboradores de la organización les esperaba con cena tardía, en un ambiente de cálida acogida.

“No ha sido fácil, ha sido un camino duro, yo salí de mi casa el 16 de enero de este año en la caravana que salió de El Salvador, el 23 de febrero nos cruzamos el río”, recuerda Rony Coreto, que se identifica como Reychell Montecristo, quien muestra su agradecimiento a Ruby por la acogida en la capital nacional, donde está dispuesto a hacer su nuevo hogar.

Rony matiza con maquillaje los evidentes signos cansancio acumulado en la larga travesía y comenta que por  su condición de joven transgénero en su ciudad natal de Sonsonate, El Salvador, la vida es difícil y en casos como el suyo se convierte en punto de atención para actos de violencia desde diferentes grupos.

Ese punto le valió, al igual que a sus demás compañeros de viaje, para que los jueces emitieran medidas cautelares de protección y dieran visto bueno para las peticiones de asilo. Rony deberá acudir al citatorio con otro juez de inmigración en una corte federal de Virginia.

Discriminación y peligro

Fabiola Caal, también reseña su travesía y explica que en su caso fue liberada antes que otras de sus compañeras que fueron retenidas. “Hay otras chicas que todavía siguen detenidas, porque no tienen abogados que les representen, y uno ahí adentro [centros de detención] no tiene dinero para pagar un abogado, solo que sea de alguna organización que le apoye a uno de forma gratuita”, dice Caal y agrega que esta lista para integrarse en la comunidad productiva de DC.

La discriminación en de su propio país es lo que más la resiente pues al no tener suficiente cobijo en el nido familiar, casos como el suyo se ven en la necesidad de buscar cómo alquilar algún apartamento para vivir, pero los propietarios al verles que son transgénero, “solo la miran a una de pies a cabeza y le dicen: ‘ya lo alquilamos’… eso es un ejemplo nada más”.

La directora de la Oficina de Asuntos Latinos de la Alcaldía de Washington, Jackie Reyes, acudió la mañana del lunes para dar la bienvenida a los nuevos residentes del Distrito de Columbia, y les aseguró, con la voz entrecortada por la emoción, que en la ciudad capital se les respetarán sus derechos, “sin importar cómo luzcan, a quién amen y cómo se identifiquen”. Reyes también les adelantó que los  jóvenes recién llegados podrán participar en las bolsas de empleo que promueve el gobierno de la capital nacional bajo el liderazgo de la alcaldesa Muriel Bowser.

Nuevos residentes

“En este momento Casa Ruby es un albergue, el Departamento de Servicios Humanos hizo accesible camas y el Departamento de Vehículos proveerá identificación para las personas que viven acá”, comenta Reyes, quien asegura que los siguientes pasos estarán encaminados hacia la integración de estos nuevos inmigrantes en la capital para que logren su autonomía y realización personal.

Casa Ruby ha puesto en marcha en Washington DC su maquinaria para lograr que estos 15 nuevos integrantes de su comunidad tengan acceso a vivienda, educación y salud, como el primer paso para en el proceso de impulsarles a su propia búsqueda de recursos para salir adelante.

La directora del proyecto mira en perspectiva el logro de su organización como un esfuerzo colectivo. El Tiempo Latino pregunta a Ruby Corado si Casa Ruby está en capacidad de albergar a más miembros de la comunidad LGBT que atraviesen la frontera y pidan su auxilio. La activista no lo piensa ni un segundo y a rajatabla dice con una sonrisa que “sí” porque ella es una mujer que cuando ve que una acción es positiva está dispuesta a buscar soluciones.

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