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Joven asesinada en Maryland había huído de las pandillas en El Salvador

Los pobladores del municipio de Intipucá, en el departamento de La Unión, El Salvador, están consternados por el asesinato de Ariana Funes Díaz, de 14 años. El crimen fue cometido la semana anterior en Maryland, Estados Unidos.

El cadáver de la menor fue encontrado en un arroyo en Riverdale, un mes después de que fuera reportada como desaparecida ante las autoridades. El cuerpo presentaba lesiones producidas con un bate de béisbol y un machete.

Como presuntos responsables del asesinato, la Policía de Maryland capturó a tres adolescentes relacionados a la Mara Salvatrucha: Josué Fuentes Poce, de 16 años; Joel Escobar, de 17 años, y Cynthia Hernández Nucamendi, de 14 años.

Personas cercanas a la familia relataron que la madre de la joven asesinada emigró hace 12 años hacia Estados Unidos y que la menor era hija única.

La velación de Ariana se realizó en el templo la Gloria de Dios, en Silver Spring; y los restos serán sepultados este jueves 23 de mayo a las 5:00 pm.

En Intipucá, el asesinato de la joven ha consternado a la comunidad. Los pobladores aseguran que tienen temor de hablar del tema, porque en la muerte de la niña hay pandilleros involucrados y en la zona hay varias estructuras de la misma pandilla.

“Imagínese la mamá se llevó a su niña por la misma situación del peligro de las pandillas en el lugar, ella creyendo que estaría en un país seguro y con mejores oportunidades; y resulta que le arrebataron la vida de una forma brutal”, agregó un residente en la comunidad.

Huida de las pandillas

A medios locales, la madre de la adolescente asesinada comentó las razones por las cuales viajó con la menor a Estados Unidos. También detalló algunos de los sueños que su hija buscaba cumplir.

“Yo vine a Estados Unidos a los 19 años huyendo de las pandillas para que no me mataran a mí ni a mi hija, pero toda la maldad hasta aquí me ha llegado sin estar involucrada en todo eso”, dijo la mujer entre lágrimas.

La madre de Ariana dijo que que daba todo por su hija. Por eso, hace tres años, cuando supo que las pandillas habían comenzado a amenazar a Ariana en El Salvador, le pidió a los familiares que estaban a su cargo que la enviaran a Estados Unidos con ella.

“Yo la mandé a traer porque en El Salvador me la amenazaron. Ella vino de 11 años a este país. No más tuve la dicha de tenerla tres años conmigo”, lamenta la mujer al explicar que cuando ella se fue de El Salvador la niña solo tenía dos años.

“Mi hija no era pandillera, pero no conocía la clase de amiga que tenía”, afirmó la madre al referirse a Cynthia Hernandez Nucamendi, la joven con la que se fue Ariana la última vez que la vio con vida.

Ariana soñaba con regresar a El Salvador y convertirse en abogada de inmigración para ayudar a otras personas que, como ella, necesitaban asistencia legal. “Como hay muchas deportaciones ahorita y muchos padres sin hijos, ella quería ayudar”, afirmó la madre de la víctima.

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