Las condiciones de vida en las que se encuentran los ciudadanos en Guatemala, Honduras y El Salvador, los obliga a tomar decisiones que, en algunas oportunidades, son difíciles de procesar: migrar es un claro ejemplo. Es aún más complejo hacerlo sin planificación alguna para llegar al país de origen, que, para la mayoría de los centroamericanos, es Estados Unidos. Todos, ya sea en caravanas de migrantes, en bus o en avión, van con la ilusión de cumplir algo que parece estar presente en el subconsciente: El sueño americano.
Raúl González, doctor en filosofía, considera que hay una premisa que complica la migración y esa es el obstáculo en los objetivos planteados. Para González, quien ha estudiado el tema, la falta de documentos necesarios implica ciertos riesgos, además que, advierte que vivir bajo la ilegalidad cuando se llega al país de origen, supone la posibilidad de ser detenido por los cuerpos de seguridad.
“Llegar de manera ilegal a un país complica las condiciones de los inmigrantes. No pueden tener cuentas en bancos, acceder a créditos o validar papeles”, considera el experto.
Obtener un empleo en el cual respeten la humanidad sin importar la nacionalidad es otro problema que se consiguen quienes huyen de Centroamérica por la violencia y por la falta de oportunidades.
Ingreso a Estados Unidos
México es el puente para que los inmigrantes puedan ingresar a Estados Unidos, país que ha crecido económicamente en los últimos años bajo la administración de Donald Trump, lo que lo hace más atractivo para quienes quieren llegar a la Unión Americana. De acuerdo a conversaciones con inmigrantes en el sur de EE.UU, ganarse 440 dólares semanalmente les llama la atención, pues en Honduras, hay un ingreso mínimo mensual de 355 dólares, en El Salvador, $300 y en Guatemala, $388. Aunque son ingresos con los cuales se pudieran adquirir al menos los insumos básicos, a los ciudadanos de esos países les es insuficiente y por ello deciden, con una mochila y sueños, partir a buscar el sueño americano.
Cuando entre 1970 y 1980 se registraba la necesidad de salir del Triángulo del Norte, la razón era por la inestabilidad política y social que había en la región. Hoy día, la realidad parece ser similar; la pobreza extrema, la falta de oportunidades y la violencia han llevado a miles de habitantes de estos tres países, a escapar de unas condiciones poco favorables y buscar refugio.
Desde finales de 2018 los centroamericanos han sido los protagonistas de la migración en el continente. Aunque según datos del Banco Mundial, Honduras, Guatemala y El Salvador no registran cifras macroeconómicas negativas, sus ciudadanos huyen porque no pueden avanzar, porque tienen hambre y porque le temen a la violencia que ha sido histórica tras ser tierra fértil para los conflictos armados.
De acuerdo a la definición de migración por la Real Academia Española, esta surge por causas económicas y sociales, dos problemas en los que está envuelta la población de Centroamérica. De acuerdo a Óscar Martínez, escritor y experto en política del Triángulo del Norte, esta población huye porque quiere dejar atrás la crisis en la que está envuelta y busca, a través de la esperanza, construir un mejor futuro.
Convenios migratorios
De acuerdo al Instituto de Política Migratoria, desde 1980, el tamaño de la población de inmigrantes centroamericanos creció casi 10 veces. En medio de la crisis generada en la región, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, (CEPAL), propuso en el primer semestre de 2019 un Programa de Desarrollo Integral de El Salvador, Guatemala y Honduras; el mismo con la venia de México y su actual gobernante, Andrés Manuel López Obrador.
La CEPAL recomendó a los países del Triángulo del Norte y México, elevar la inversión al menos a una meta de 25%, eliminar los privilegios fiscales, elevar la recaudación así como destinar recursos a la inversión pública y el gasto social.
Durante el mes de octubre, las detenciones a inmigrantes indocumentados en la frontera sur de Estados Unidos descendieron a 42 mil. En mayo, la cifra alcanzaba las 132 mil personas detenidas que, en medio de la crisis personal, buscaban una mejor oportunidad en Estados Unidos.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, registra que en noviembre detuvieron a 33 mil 510 personas que intentaban ingresar a la nación norteamericana. La cifra representa una disminución de inmigrantes indocumentados en la zona, la cual en mayo alcanzaba las 132 mil personas.
De acuerdo a las cifras, la administración del presidente Trump avanza en los pactos migratorios con los países del Triángulo del Norte y la propuesta de “tercer país seguro”. Guatemala ha recibido a los primeros inmigrantes tras firmar el Acuerdo de Cooperación sobre Asilo (ACA). Con este acuerdo entre ambos países, los ciudadanos que viajan a Estados Unidos para solicitar refugio deberán hacerlo en Guatemala obligatoriamente; en caso contrario serán devueltos a ese país con el fin de tramitar el estatus.
Panorama para 2020
Para el nuevo año, el Gobierno de México buscará fondos de cooperación internacional para continuar con el plan migratorio, el cual, de acuerdo a su éxito, evitará incremento de aranceles por parte de Estados Unidos. La administración del presidente Andrés Manuel López Obrador prevé que en 10 meses se agoten los 100 millones de dólares, por lo que en 2020 buscará algún aporte económico por parte de otros países.
Durante el primer trimestre de 2020 habrá una reunión de Alto Nivel de Cooperantes Internacionales en materia de migración con la intención de obtener recursos para los programas existentes en El Salvador, Guatemala, Honduras y el sur de México, con apoyo técnico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El 2020 promete ser un año en el cual las alianzas entre Estados Unidos y países del Triángulo del Norte se afiancen. La intención: mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos en cada país y así disminuir la inmigración ilegal, de acuerdo a los objetivos planteados por la Cepal.