
WASHINGTON.— Más allá de los memes sobre las virtudes del VapoRub o remedios caseros con ajo para la gripe, la desinformación sobre la pandemia del COVID-19 que pulula en español en las redes sociales, puede convertirse en un asunto de “vida o muerte” para los hispanos, por lo que activistas y expertos exigen que las empresas tecnológicas pongan coto a esa tendencia.
Basta una búsqueda en internet para descubrir la popularidad del VapoRub, un analgésico y expectorante -relativamente inocuo- ampliamente usado en América Latina y los hogares hispanos en Estados Unidos, al que algunos atribuyen propiedades curativas contra el COVID-19.
En el otro extremo, más peligroso, la viróloga Judy Mikovits ha generado mala prensa por la difusión del video “Plandemic”, en el que alega que el Instituto Nacional sobre Alergias y Enfermedades Infecciosas sepultó su investigación sobre cómo las vacunas debilitan el sistema de defensas del cuerpo humano y lo hacen vulnerable al COVID-19.
En el video, derivado de un documental de mismo nombre, Mikovits también desaconseja el uso de mascarillas para no “activar” el coronavirus. Ambas teorías han sido rechazadas por médicos y científicos, pero su mensaje ha encontrado eco en grupos “anti-vacuna” en Facebook, conocidos en inglés como “anti-vaxxers”.
A finales del mes pasado, centros de prevención de envenenamiento en estados como Illinois, Maryland, y Nueva York registraron un alza en las llamadas telefónicas de personas que habían ingerido lejía y otros desinfectantes para tratarse el COVID-19.
Esa semana, el presidente, Donald Trump, había sugerido inyecciones de cloro para limpiar los pulmones y destruir el coronavirus. Posteriormente dijo que era una “broma”.
Las “noticias falsas” e información médica o científica sin fundamento, como la que promueve Mikovits, preocupa a los expertos debido a la rapidez con la que un mensaje falso o peligroso se propaga en las redes sociales.
Un llamado de alerta
Por ello, el senador demócrata por Nueva Jersey, Bob Menéndez, envió hoy una carta al presidente de Facebook, Mark Zuckerberg en la que alertó sobre cómo “millones” de usuarios han estado expuestos a datos errados y desinformación en su plataforma respecto al COVID-19 y su tratamiento.
Menéndez citó un informe de la empresa Avaaz, según el cual hay una creciente desinformación en Facebook en idiomas distintos al inglés, lo que pondría en mayor riesgo particularmente a usuarios que se comunican en español e italiano.
Hasta ahora, Facebook no ha emitido advertencias sobre el 70% del contenido en español ni el 68% del contenido en italiano, comparado con el 29% en inglés, según esa investigación, dijo el senador, el demócrata de mayor rango en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
Italia y España son el segundo y tercer país, respectivamente, con el mayor número de casos de COVID-19, detrás de EEUU, por lo que “no es difícil conectar el idioma en el que la gente consume información con las conductas de riesgo a las que se exponen con información limitada”, advirtió.
Menéndez elogió las medidas de Zuckerberg para informar al público sobre el COVID-19, pero destacó que Facebook alcanza mensualmente a cerca de 2,500 millones de usuarios, sin contar a quienes usan sus otras plataformas, como WhatsApp, Facebook Messenger e Instagram, y todavía pueden acceder a información falsa y “potencialmente peligrosa”.
En ese sentido, destacó que más del 40% de los más de 60 millones que hablan un idioma extranjero no domina el inglés, y los datos sugieren que las minorías étnicas figuran entre las más afectadas por la pandemia.
Menéndez instó a Zuckerberg a que tome “todas las medidas a su alcance” para bloquear la información errónea y la desinformación sobre el COVID-19 “en todas sus plataformas”, y le presente un informe al respecto.
El senador calificó como un “imperativo moral” que las empresas tomen medidas para que la gente, en particular las comunidades más vulnerables en todo el mundo, “reciban la información más precisa sobre cómo prevenir y protegerse del COVID-19” para vencer la pandemia.
Facebook y YouTube han desarticulado y bloqueado el video de Mikovits, pero éste sigue circulando entre grupos conservadores y de ultraderecha que apoyan a la desacreditada científica.
Enchufados a las redes
En medio de la encerrona debido a la pandemia, millones de trabajadores y estudiantes en todo el mundo se han enchufado a las redes sociales para conectarse con sus empleos, negocios, escuelas e iglesias, y eso aumenta las probabilidades de compartir información errada.
Según una investigación del Centro de Investigación Pew del año pasado, siete de cada diez estadounidenses usa las redes sociales para comunicarse, entretenerse, y compartir toda clase de información. El 72% de los estadounidenses utiliza las populares redes sociales, en comparación con apenas el 5% en 2005, cuando el centro de estudios comenzó a rastrear este fenómeno.
Para 2019, el 70% de los hispanos utilizó al menos una de las redes sociales, comparado con el 73% de los blancos, y el 69% de los afroamericanos.
De todas las plataformas disponibles, YouTube y Facebook encabezan las más populares, y sus usuarios son representativos de la población en general. La lista la completan, en menos cuantía, Twitter, Pinterest, Instagram y LinkedIn.
Según un desglosado de Pew, los hispanos son fuertes usuarios de Facebook, con un 69%; seguido por Instagram, con un 51%; WhatsApp, con 42%, y LinkedIn, con un 16%.
Guerra contra los mitos
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha creado una página web, disponible en español y otros idiomas, para aplastar los mitos y rumores sobre el COVID-19, su contagio y tratamiento. De entrada, advierte de que “no existe ningún medicamento autorizado para tratar o prevenir el COVID-19”, y que, por ejemplo, el consumo de sopas o comidas picantes tampoco lo previene o cura.
En esa página también deja en claro que ingerir alcohol o lejía no sólo no cura el COVID-19 sino que “puede ser extremadamente peligroso”.
Los expertos coinciden en que tanto los medios de comunicación como los gobiernos, empresas tecnológicas y grupos de la sociedad civil deben cumplir su parte para combatir la desinformación
“Si nos engañamos a partir del origen de los datos, probablemente las decisiones se tomen sobre bases inadecuadas… y eso no le va a dar soluciones a los problemas”, dijo Enrique Vega, geriatra de la Organización Panamericana de la Salud, durante un foro del Centro Internacional para Periodistas (ICFJ, por su sigla en inglés).
Luis Botello, vicepresidente adjunto de Nuevas Iniciativas del ICFJ, afirmó que la desinformación hace que la comunidad hispana y de otras minorías “se jueguen la vida” al no tener acceso a información veraz.
“En medio de una grave pandemia global como la que estamos viviendo, la desinformación se vuelve un asunto de vida o muerte”, enfatizó Botello, quien instó a los periodistas a proteger la salud pública mediante la verificación de datos.
Según Botello, debido a que la mayor parte de la información y las investigaciones sobre el coronavirus se difunde primero en inglés “y toma mucho tiempo para que sean traducidas al español y otros idiomas”.
Esa tardanza, de hasta dos semanas, permite que los datos sobre prevención y precaución no lleguen de forma rápida y oportuna a la comunidad hispana, pero “el virus no espera y la demora facilita su propagación”, agregó.
El ICFJ estuvo entre las primeras organizaciones que advirtieron de la llamada “desinfodemia”, un término acuñado en un estudio de la organización para describir “la crisis de desinformación que se vive en el mundo durante una pandemia”, explicó.
A través de su Foro Global para Reportear Crisis de Salud, el ICF conecta a periodistas con expertos médicos, científicos y de otros sectores, para discutir todo lo relacionado con el COVID-19 en charlas en Facebook, en tiempo real y también en español.
También el Instituto Poynter se ha sumado a combatir la desinformación, y ha recibido una donación de un millón de dólares de WhatsApp para su Red Internacional de Verificación de Datos (IFCN, por su sigla en inglés).
Al anunciar la donación, el presidente de WhatsApp, Will Cathcart, dijo que, debido a que las personas utilizan la aplicación “más que nunca en estos tiempos de crisis”, la empresa apoya la labor del Instituto para multiplicar el número de organizaciones que verifican datos y utilizan la plataforma, y respalda “su trabajo que salva vidas al desvirtuar rumores”.