Aunque la pandemia del coronavirus se convirtió en el centro de atención del mundo médico, pacientes de otras patologías también ameritan el debido seguimiento a su situación. En el caso de los enfermos de VIH y hepatitis no hay excepción, hecho que llevó a expertos de la salud a adoptar nuevas medidas para no abandonarlos.
Sobre el tema, Ricardo Sánchez-Silva, editor senior de El Tiempo Latino, entrevistó a través de Facebook Live al doctor José F. Chávez, médico en enfermedades infecciosas Unity Health Care Upper Cardozo, en Washington DC.
El especialista indicó que uno de los temores del gremio ante el arribo del virus fue la forma en que esto obligaría a replantear la atención en centros de salud. “Desde muy temprano se notó que la pandemia afectaba negativamente a pacientes de otras enfermedades”, dijo. En el caso de aquellos con VIH “notamos que podían estar expuestos a complicaciones severas, así que empezamos a implementar medidas dirigidas a disminuir su exposición al virus”.
El galeno de origen peruano informó que generalmente los pacientes con VIH deben ser vistos cada tres o cuatro meses. Frente a esto, implementaron visitas virtuales, haciendo de la telemedicina un aliado.
“El COVID-19 nos forzó a hacer cosas que antes no hacíamos”, contó. La crisis generada por el coronavirus los llevó a posponer los chequeos de los casos más estables, pasando de cada tres o cuatro meses a seis meses entre una visita y otra, mientras que con los más comprometidos, “hacemos telemedicina dependiendo de las facilidades y herramientas que tengan”.
Chávez explicó que Unity Health Care Upper Cardozo cuenta con médicos primarios que pueden atender a este tipo de pacientes de forma presencial.
En el caso de los afectados por la hepatitis, indicó que no hay certeza de que el virus afecte con más fuerza a personas con esta patología; no obstante, detalló que “es posible que una persona con una enfermedad avanzada en el hígado se predisponga a complicaciones severas por el COVID-19. No he visto estudios ni números exactos sobre eso, pero el sentido común dice que sí”.
Otro de los retos ha sido el de examinar a personas que presenten síntomas relacionados a la enfermedad, o que simplemente desconozcan que la padecen.
“Las interrupciones en el cuidado que ha producido el COVID-19 significa que hay muchos pacientes que no saben si tienen hepatitis o no”, pues no se han sometido a los chequeos médicos correspondientes.
Sobre esto, recordó que en el mundo hay más de 300 millones de personas afectadas por la hepatitis B, una patología tratable que, en caso de no ser atendida, podría derivar en cáncer de hígado.
Agregó que en Unity Health Care Upper Cardozo cuentan con las vacunas para la hepatitis A y B.
“El VIH y las hepatitis B y C comparten algunos modos de transmisión”, señaló el experto, quien puso como ejemplo el consumo de drogas intravenosas. “No es raro ver pacientes con VIH y hepatitis”, añadió.
En casos como estos, Chávez prioriza el tratamiento del VIH; no obstante, señaló que algunas de las medicinas contra el primero también pueden atacar la hepatitis B.
Para ampliar información reproduce la entrevista a continuación: