
A unos días de culminar una pasantía en la Clínica del Pueblo en Washington DC, Cynthia Gutiérrez Luna optó por aceptar la vacuna de la firma Moderna, con la que ya tiene la primera dosis y espera en los próximos días el refuerzo para estar inmunizada y preparada para enfrentar meses álgidos con la pandemia de COVID-19, que sigue castigando de forma silenciosa y letal a Estados Unidos.
Esta joven enfermera, hija de padres guatemaltecos, desde la semana pasada estudia a tiempo completo el segundo año de la carrera de medicina, un sueño desde su infancia, pero que tuvo que posponer mientras ejercía como enfermera de emergencias y atención primaria durante 10 años. Ella dice que la inmunidad con la vacuna es importante y ante los temores de buena parte de la población de participar en las campañas de inmunización, insta a creer en la ciencia.
Su mensaje es hacer conciencia sobre la única alternativa para frenar la enfermedad que ha dejado solo en este país más de 400 mil fallecidos y en todo el mundo supera con creces los dos millones de víctimas fatales.
A estas cifras hay que agregar quienes han padecido episodios graves debido a la enfermedad y los pacientes sobrevivientes que han quedado con serias secuelas causadas por el virus.
“Decidí participar, porque como profesional de la salud, enfermera con 10 años de experiencia, es una forma de confiar en la ciencia como motor del desarrollo de la humanidad y reconocer el esfuerzo que han hecho los científicos y doctores para crear esta vacuna que busca frenar esta pandemia y prevenir que más personas mueran”, comenta Cynthia a El Tiempo Latino.
Esta profesional insiste que el COVID-19 puede ser muy serio y recalca que todo contagiado del virus tiene la amenaza latente de sumarse a las estadísticas fatales de la enfermedad. Cientos de familias latinas del DMV han sufrido la pérdida de seres queridos por causa del coronavirus.
Cynthia agrega que el principal temor a las vacunas, en general es al pinchón y las reacciones que podría generar el antígeno; pero la vacuna contra el COVID-19 es una más en el amplio repertorio de inmunizaciones que se administran en el sistema de salud, solo que esta tiene la urgencia de estar dirigida contra un virus de alta proliferación y con amplio espectro de afección.
Vacunas autorizadas y refuerzo
Según las normas del Centro de Prevención y Control de Enfermedades (CDC), las dos vacunas autorizadas por la Agencia Federal de Alimentos y Medicamentos (FDA), Moderna y Pfizer, deben administrase en dos dosis.
Con ello todas las personas que reciben la vacuna de Moderna, que es la de más amplia distribución en el Área Metropolitana de Washington, deben recibir el refuerzo de la misma en el transcurso de cuatro semanas después de la primera dosis.
Cada vacunado recibe su tarjeta con los datos específicos de la vacuna que se le ha administrado, esa información también está compilada en una base de datos nacional que disponen las autoridades de salud para rastrear el alcance de las campañas, como han adelantado autoridades estatales de los vecinos estados de Maryland y Virginia.
El gobierno también dispone de unos mecanismos creados para conocer las reacciones secundarias que podrían experimentar las personas luego de la inyección. Hasta ahora se han detectado casos de alergias, además de otras molestias asociadas a la introducción del antígeno en el organismo.
“Ahora mismo la ciudad de Washington está aplicando la vacuna de Moderna y cuando recibes la primera dosis, la segunda dosis tiene que ser de la misma compañía, no puede haber intercambio de compañías de vacunas como que te pongan una de Moderna y luego la de Pfizer”, explica Cynthia. “Ahora mismo solo están aplicando una vacuna en DC, así que en todos los centros comunitarios solo se trabaja con las dosis de la misma compañía y el refuerzo será de la misma en un lapso de cuatro semanas”.
La cartilla que recibe la persona vacunada contiene sus datos personales, el nombre de la vacuna, fecha y hora en que se le aplicó e incluso en qué brazo la recibió; además lleva la firma del profesional médico a cargo de administrarla, esa tarjeta funciona como el pasaporte de la vacuna en la persona inmunizada.
En la apertura de la campaña de vacunación en Washington DC a mediados de diciembre, las autoridades empezaron a aplicar en un centro de atención médica de Kaiser Permanente, la vacuna de Pfizer, de la que se disponía de unas 800 mil dosis iniciales para el personal médico del área del DMV.
Pero dos días después la vacuna de Moderna recibió la aprobación de la FDA con lo que se amplió el espectro de vacunados. A esta fecha las proyecciones de vacunación del personal médico, de emergencias y policías estaría completada y ya está habilitada la lista para la inmunización de aquellos adultos mayores de 65 años, o personas con condiciones médicas preexistentes que les hagan muy vulnerables al virus.
El sábado 16 de enero el Departamento de Salud del Distrito de Columbia informó que ya había recibido un lote de 4 mil 309 vacunas para comenzar a administrarlas a las personas mayores de 65 años, por lo que invitó a sus residentes en esa franjas de edad a registrarse.
“Si previamente intentó hacer una cita y no recibió una notificación con un código de confirmación, fecha y localización, debe re-registrarse.
La demanda por las vacunas es alta”, explicó en un comunicado el ente encargado de administrar las dosis en la ciudad de Washington.