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ESPECIAL DE ANIVERSARIO DE EL TIEMPO LATINO: 30 años esperando la reforma migratoria

La portada más deseada en la redacción de El Tiempo Latino

HISTORIA. El 10 de abril de 2006 entre 100 mil y 500 mil personas marcharon en Washington por una Reforma Migratoria. En 2010 se repitió una marcha similar. | FOTO: José Luis Argueta - ETL

POR MILAGROS MELÉNDEZ - Especial para El Tiempo Latino

En las dos décadas trabajando para El Tiempo Latino he escrito innumerables artículos sobre el tema de inmigración, varios de ellos, relacionados con los desgarradores dramas de familias que son separadas por la deportación y un sistema quebrantado en urgencia de ser reformado.

El tema ha sido una constante desde la fundación del periódico hace 30 años, en marzo de 1991, pero un sueño estancado en el Congreso, aún cuando estuvo muy cerca un par de veces de convertirse en realidad.

La portada “EE.UU. aprueba la reforma migratoria” espera como novia en el altar algún día ser publicada.

Hoy renueva sus esperanzas, con la propuesta del presidente demócrata Joe Biden para legalizar a 11 millones de indocumentados, respondiendo a la promesa de campaña electoral. En los últimos cuatro años la tan solo idea de una reforma migratoria había quedado sepultada por el gobierno de Donald Trump.

El periodista Santiago Távara, quien fue parte del equipo fundador de El Tiempo Latino, reafirma el compromiso del periódico con los inmigrantes desde la formación de este.

PORTADA. El tema migratorio ha sido múltiples veces portada en El Tiempo Latino. | FOTO: ETL

“El tema de inmigración fue la piedra angular de la publicación, sobre todo por la migración de salvadoreños que huían de la guerra civil y lograron con muchos esfuerzos y sacrificios el ansiado Estatus de Protección Temporal (TPS). Una reforma migratoria integral que legalizara a millones de indocumentados nunca llegó”, expresó Távara.

El TPS para los salvadoreños al que se refiere Távara fue la primera protección que otorgó Estados Unidos a los inmigrantes de esa nación. Duró de 1990 a 1992 cuando se dio fin a la guerra civil en el país centroamericano. El TPS actual fue entregado en 2001 tras los terremotos que destruyeron gran parte de El Salvador.

A lo largo de estas tres décadas de existencia, los lectores de El Tiempo Latino han sido testigos de grandes cambios en las leyes de inmigración que impactaron de manera negativa a la población extranjera, desde fuertes restricciones, aprobadas en el gobierno de Bill Clinton en 1996 y el cambio radical en las políticas migratorias, tras los ataques del 11 de septiembre de 2001. Proyectos de ley antiinmigrantes a nivel local, estatal y federal en 2006 levantaron masas, como las del 10 de abril de ese año que reunió entre 100 mil y 500 mil personas en Washington y varias ciudades del país.

Cómo no recordar cuando desde los ventanales de las oficinas de El Tiempo Latino en Clarendon,Virginia, veíamos el mar de jóvenes marchar hacia Washington, DC, arengando por una reforma migratoria.

A continuación publicamos algunos de los aspectos importantes a destacar sobre el tema.

Estados Unidos, país de inmigrantes

Estados Unidos es una nación de inmigrantes. En el país viven unos 332 millones de personas, y de ellas más de 60 millones son hispanos, el 17% de la población y 37 millones hablan español según datos del Centro de Investigaciones Pew.

Sin embargo, 11 millones son indocumentados, muchos de los cuales viven en las sombras, con la amenaza de una deportación, pero ahora ven con optimismo las políticas de la administración demócrata en la Casa Blanca.

REFORMA. Multitudes se manifestaron en diferentes marchas por una reforma migratoria integral. | FOTO: ETL

En 1991 habían 3,5 millones de indocumentados

Cuando nació El Tiempo Latino habían 3,5 millones de indocumentados en los Estados Unidos.

Cinco años antes, en 1986 el presidente republicano Ronald Reagan había promulgado una ley de amnistía por la cual millones de inmigrantes pudieron obtener su residencia permanente.

En 2007, el número de personas sin papeles migratorios se elevó a más de 12 millones, esta cifra bajó durante la Gran Recesión, causada por la caída del mercado inmobiliario entre 2008 y 2009.

Hoy son 11 millones de indocumentados, muchos de los cuales viven en las sombras, con el fantasma de la deportación, pero ahora ven en la administración Biden una esperanza.

Reforma de 1996

Con ambas cámaras controladas por los republicanos y un creciente sentimiento antiinmigrante en la población, el presidente demócrata Bill Clinton firmó una ley en 1996 que impactó negativamente a millones y aún tiene repercuciones. El Acta de Reforma de Inmigración y Responsabilidad del Inmigrante estableció “el castigo de los 3 y 10 años”. Es decir, los indocumentados que son deportados deben permanecer fuera del país ese tiempo, antes de poder volver legalmente. También aumentó los fondos monetarios para vigilancia en la frontera e hizo más difícil conseguir asilo político en los Estados Unidos.

Antes y después de los ataques de 2001

Estados Unidos tuvo un antes y después, tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, en los que murieron más de 3 mil personas. Las otras víctimas de la barbarie fueron los indocumentados. A raíz de los ataques conducidos por extranjeros musulmanes extremistas, se desató un clima de miedos y enojos que colocó a los indocumentados en el centro de todo tipo de ataques y acusaciones, enfrentándose a leyes migratorias más rigurosas.

Irónicamente ese año, los presidentes George Bush y Vicente Fox de México estaban llegando a un acuerdo para un plan de reforma migratoria que iba a legalizar a unos 3 millones de inmigrantes trabajadores principalmente mexicanos.

Dream Act: varios intentos fallidos desde 2001

El Acta del Sueño o Dream Act que responde al acrónico del inglés “Development, Relief and Education for Alien Minors Act” (Ley de fomento para el progreso, alivio y educación para menores extranjeros) fue presentada por primera vez en 2001 como un proyecto bipartidista y desde entonces tuvo varias versiones fallidas en los diferentes Congresos.

La legislación permitía a los jóvenes indocumentados que llegaron a Estados Unidos de niños, obtener una vía a la residencia permanente cumpliendo ciertos requisitos Se presentó en el 2006, cuando los esfuerzos estaban enfocados en una reforma migratoria integral ese mismo año. El Tiempo Latino cubrió ampliamente el tema. Recuerdo haber entrevistado a la líder de los “Soñadores”, Gabriela Pacheco, quien en ese entonces mostró decepción por la falta de apoyo del activismo nacional.

La medida también falló en 2007, 2009, 2010 y 2012.

Bush intentó una reforma entre 2004-2007

Durante su mandato, el presidente George W Bush intentó varias veces reformar el sistema de inmigración, pero nunca pudo obtener el apoyo de los miembros de su Partido Republicano, tampoco demócratas.

En 2004, introdujo un programa de trabajadores temporales pero no sobrevivió las fuertes críticas de conservadores, como Tom Tancredo (R-Colorado), conocido por sus fuertes políticas antiinmigrantes.

Reforma migratoria integral bipartidista

En 2005 Edward Kennedy (D-Massachusetts) y John McCain (R-Arizona) presentaron una propuesta de reforma migratoria integral en el Senado, pero fracasó al enfrentarse con una Cámara de Representantes que se oponía a la legalización de los inmigrantes y se concentraba en medidas

Despertó el gigante dormido: 2006, 2010 y 2013

Proyectos legislativos que criminalizaban la inmigración indocumentada provocaron que miles de inmigrantes marcharan por las calles de varias ciudades y se concentraran en Washington.

En 2006, la ley Sensembrenner —conocida así por su autor el representante Jim Sensembrenner— fue una de las amenazas más directas para los inmigrantes. No solo penalizaba al indocumentado sino a quienes los ayudaban a transportarse o darles alojamiento. Además, prohibía acceso a la educación y servicios de gobierno para los niños nacidos en Estados Unidos, de padres indocumentados.

El 10 de abril de 2006 salieron a las calles de la ciudad decenas de miles de inmigrantes y ciudadanos que los apoyaban.

La explanada de Washington se convirtió en un escenario nacional, con jóvenes y adultos que pedían bloquear la legislación.

“El gigante despertó” decían los principales medios de comunicación, refiriéndose a la masa inmigrante, en especial el público hispano.

El Tiempo Latino estuvo con todo el equipo de redacción y fotógrafos en ese momento histórico.

Las marchas se repitieron en 2010, en contra de la conocida ley “SB 1070” de Arizona, la medida más amplia y estricta contra la inmigración indocumentada.

Requería que los inmigrantes mayores de 18 años posean en todo momento cualquier certificado de registro de extranjero que se les haya expedido; la violación de este requisito era un delito menor federal.

Grupo de los ocho y ayuno nacional

Tras los fracasos al intentar aprobar una reforma migratoria, en 2013 se encendió nuevamente la esperanza cuando salieron del Senado ocho miembros bipartidistas, cuatro republicanos y cuatro demócratas entre ellos el republicano Marco Rubio y el demócrata Bob Menéndez, de New Jersey.

Además formaron parte del grupo, los republicanos Lindsey Graham de Carolina del Sur, John McCain y Jeff Flak, de Arizona. Por el lado demócrata, Charles Schumer, deNueva York, Richard Durbin, de llinois y Michael Bennet Colorado.

La legislación que propusieron incluiría un camino a la ciudadanía estadounidense para un estimado de 11 millones de inmigrantes sin papeles y un aumento de la seguridad fronteriza.

El año terminó con un movimiento nacional del Ayuno por Inmigración, comandado por líderes por los derechos civiles como Eliseo Medina del Sindicato Internacional de Trabajadores de Servicio (SEIU) y líderes de fe como el pastor Samuel Rodríguez de la Conferencia Nacional de Líderes Hispanos Cristianos Entrevisté a ambos que se mantuvieron en ayuno por 22 días en el caso de Medina y 40 días, en el del pastor Rodríguez.

Pese a los esfuerzos la reforma tampoco llegó.

Obama no cumplió con su promesa

Grupos de inmigrantes se decepcionaron con el presidente Barack Obama —el primer afroamericano en llegar a la Casa Blanca— quien sirvió dos términos desde 2009 hasta 2017. Al asumir el cargo con un Congreso demócrata en ambas cámaras, la expectativa de una reforma migratoria era bastante alta. Sin embargo, al iniciar su término, el mandatario empleó todo el esfuerzo en la reforma de salud y en 2012 perdió la Cámara de Representantes.

Ante los bloqueos de propuestas legislativa, ese mismo año anuncia el programa DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), que protegía a los jóvenes que fueron traídos por sus padres y se quedaron de manera ilegal. “DACA cambió la vida a miles de jóvenes que pudieron trabajar, estudiar y conducir”, dijo en una entrevista el director de la organización CASA, Gustavo Torres.

Puede que este sea “El Año de la Reforma”

Paula Andaló —quien dirigió la sección editorial del periódico, desde 2006 hasta 2013— estuvo cerca de publicar el anhelado titular “El Año de la Reforma”. Cada diciembre en el recuento de sucesos, esperábamos sacar de la manga esa portada. Sin embargo, no resultó.

“Aunque no sería mi portada, espero que El Tiempo Latino pueda publicar algún día en primera plana ese titular, a fin de que los inmigrantes que trabajan muy fuerte en los Estados Unidos y aportan económicamente y culturalmente al país, puedan tener un camino a la ciudadanía”, dijo Andaló hace unos días.

Tal vez este año del 30 aniversario, El Tiempo Latino tenga la dicha de lanzar ese titular.

Biden prometió en su campaña una reforma migratoria integral y de hecho, inició su mandato el 20 de enero firmando órdenes ejecutivas para revertir duras medidas contra los inmigrantes que optó su antecesor, Donald Trump.

Los demócratas presiden la Cámara Baja y están 50 a 50 en la Cámara Alta, con el desempate de la vicepresidenta Kamala Harris, quien les daría la mayoría.

Biden tiene al menos dos años para negociar —antes de las elecciones al Congreso— para capturar al menos 10 senadores republicanos que apoyen una medida bipartidista.

De ser legalizados, no sólo los 11 millones de inmigrantes sentirían un alivio, sino toda una comunidad.

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