Por Elise Young - Bloomberg
Los republicanos están basando una campaña con pocas posibilidades de triunfo a la gobernación de Nueva Jersey en una estrategia para manchar al actual gobernador Phil Murphy a través de escándalos relacionados al criticado neoyorquino Andrew Cuomo.
Murphy ha sido bombardeado de críticas por los republicanos que le acusan de no haberse unido a un esfuerzo bipartidista que demandaba la renuncia de Cuomo, el demócrata de tercer-mandato que está siendo investigado por acusaciones de acoso-sexual. El gobernador de Nueva Jersey también fue criticado por su decisión de hace un año de haber seguido a su contraparte de Nueva York en ordenar que los cuidados para ancianos aceptaran a pacientes con COVID-19 provenientes de los hospitales.
Nueva Jersey, uno de sólo dos estados de EE.UU. que elegirán gobernador este año, tiene los niveles más altos de muerte por COVID-19 entre residentes de cuidados de ancianos, haciendo de Murphy objeto de crítica.
Pero Murphy rápidamente deslinda su gestión de la de Cuomo, señalando que tomó pasos para minimizar la propagación del virus y fomentar la transparencia. Él también tiene un fondo de campaña de $3,1 millones y un probable opositor poco conocido y que solo ha podido reunir una décima parte de ese monto. Murphy también tiene siete meses para revivir la economía de Nueva Jersey antes de encarar a los electores.
“A medida que los estados empiezan a salir de los días oscuros y los electores se vuelven más optimistas, eso es una ventaja para alguien como el gobernador Murphy”, dijo en una entrevista el encuestador de Cuomo, Jefrey Pollock. “La noción de lanzar piedras al otro lado del río Hudson no es una estrategia ganadora”.
Ambos gobernadores reconocen que las muertes en los cuidados para ancianos fueron trágicas, pero dicen que no se les puede culpar por políticas hechas con buena fe durante una crisis sin precedentes. Murphy dice que su directriz de aislar a los pacientes con el virus fue más allá que la de Nueva York, instruyéndoles a los dueños de las instalaciones que contactaran al estado si no podían cumplir esto.
“¿Quiere decir esto que hubo operadores que ignoraron esta directriz y pudieron haber fallado?”, dijo Murphy, de 63 años, el pasado lunes en Trenton. “Es muy posible que estos existieran”.
Él rechazó comentar sobre la comparación que le hacen los republicanos con Cuomo.
A principios del brote, Nueva York fue el más golpeado, y Nueva Jersey era el número 2, al llegar viajeros internacionales que traían COVID-19 a los aeropuertos. Muchas decisiones de confinamiento tomadas por Murphy fueron coordinadas con Cuomo, que se convirtió en una personalidad mediática a nivel nacional con sus reportes y jocosas entrevistas con su hermano, un presentador de noticias de CNN.
Cuomo, de 63 años, había intentado aspirar a un cuarto mandato en 2022. Hace meses parecía favorito, cabalgando alto en cuanto a aprobación de electores y elogio nacional por su manejo de la pandemia. Más recientemente, él rechazó decir si correría nuevamente.
Desde finales de febrero, Cuomo ha sido acusado de acoso sexual y contacto no deseado por varias mujeres, algunas de ellas sus antiguas asistentes. El gobernador dice que nunca estuvo consciente de su incomodidad y que nunca había sido físicamente inapropiado. Sin embargo, prominentes demócratas, incluyendo ambos senadores nacionales de Nueva York Chuck Schumer y Kristen Gillibrand, dicen que Cuomo debe renunciar.
Murphy dice que las acusaciones son “profundamente perturbadoras, profundamente preocupantes” y dice que apoya una investigación que realizan dos abogados contratados por la fiscal general de Cuomo, Letitia James.
El candidato republicano a la gobernación Jack Ciattarelli, en un email para recaudar fondos, dijo que el comportamiento de Cuomo es “repugnante”, y criticó a Murphy por haber respaldado a “su mejor amigo”. Ciattarelli, de 59 años, es el dueño de una compañía de publicaciones médicas y antiguo legislador estatal proveniente de Somerville que perdió las primarias republicanas de 2017 para gobernador.
Murphy fue extrañamente efusivo cuando se le preguntó el 22 de marzo sobre los esfuerzos de algunos por vincular su manejo de los cuidados de ancianos con aquel de Cuomo, diciendo que sus directivos fueron “claros como el cristal sobre la separación entre pisos, entre alas, entre edificios, incluidos los trabajadores”, de separar a los enfermos de los sanos.
“No se puede negar que fuimos azotados”, dijo Murphy. “No se puede negar la pérdida de vidas y las tragedias asociadas a ellas. Tampoco hay como negar la naturaleza clara de las directrices”.
También hizo referencia a la legislación que él firmó para impulsar el empleo de más personal para los cuidados de ancianos y su paga.
A nivel nacional, el COVID-19 ya había matado a 130 mil 296 residentes de cuidados de ancianos hasta el 7 de marzo, según el Centro de Cuidado y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés). Más de 8 mil murieron en Nueva Jersey, y alrededor de 15 mil en Nueva York. La tasa de Nueva Jersey de 124,3 muertes por cada mil habitantes es más alta que la de cualquier otro estado, según muestra la data.
Andrew Aronson, jefe ejecutivo de la Asociación de Cuidado Médico de Nueva Jersey (Health Care Association of New Jersey), un grupo que representa a proveedores de cuidados a largo plazo, dijo que los residentes que habían estado expuestos al virus en los hospitales de donde regresaban no fueron los únicos causantes de las muertes. Las pruebas eran limitadas, algunos trabajadores infectados eran asintomáticos y el equipo de protección personal era escaso, dijo él en un email.
“Hay mucho más de lo que ven los ojos”, dijo Aronson.
Murphy también señaló que su administración fue más rápida en reportar data sobre la muerte de residentes – el tipo de data que Cuomo ha sido acusado de encubrir. En junio, Murphy dijo, Nueva Jersey reveló miles de muertes que no tenían una confirmación de laboratorio de estar relacionadas al coronavirus, pero fueron probablemente causadas por COVID-19.
En un email para recaudación de fondos del 17 de marzo, el Comité Estatal Republicano de Nueva Jersey dijo que Murphy, con su orden inicial, había firmado una “sentencia de muerte”. Los republicanos han solicitado una revisión de los registros públicos para examinar que tan coordinados estuvieron los gobernadores en sus políticas de cuidados de ancianos.
El senador estatal Joe Pennacchio, un republicano de Morris County, está llamando a miembros de la legislatura de Nueva Jersey, controlada por los demócratas, para que hagan como hicieron sus colegas de Nueva York el 5 de marzo y le revoquen al gobernador sus poderes de emergencia por la pandemia.
“El reconocimiento de Nueva York de que hubo obstrucción pide a gritos que haya una investigación de Nueva Jersey”, dijo Penacchio en un boletín informativo. “Durante todo este tiempo, la política de Nueva Jersey para los cuidados de ancianos ha sido ‘sigue al líder’, siguiendo los pasos de Nueva York”.
Mientras tanto, Nueva York y Nueva Jersey, Pensilvania y Michigan, están incluidos en un reporte del Departamento de Justicia de EE.UU. sobre las condiciones en los cuidados de ancianos durante la pandemia. En enero, James reportó que las asistentes de Cuomo dejaron de contar miles de muertes en los cuidados de ancianos, Cuomo dijo que habían pausado la cuenta para asistir en la investigación federal, y su administración dice que está cooperando con una averiguación del FBI.
Christopher Laxton, director ejecutivo de la Sociedad para Cuidado Médico Post-Crónico y a Largo-Plazo (Society for Post-Acute and Long-Term Care Medicine), dijo que su organización aconsejó a varios estados, incluidos Nueva York y Nueva Jersey, de no admitir pacientes con el virus en los cuidados de ancianos. Cuomo, dijo él, “básicamente ignoró toda esa ayuda que se le estaba ofreciendo”, mientras que la administración de Murphy fue más receptiva. Sin embargo, Laxton fue crítico de que los cuidados para ancianos se hayan convertido un en tema de campaña.
La politización de esta pandemia a lo largo de todo el espectro para mí es simplemente ridícula e inútil”, dijo Laxton en una entrevista. “Nuestra preocupación es antes que nada y por sobre todo mantener a nuestros residentes y trabajadores seguros – no convertirnos en parte de una pelea política”.
A lo largo de estos siete días pasados, Nueva Jersey tuvo un promedio de 319 casos de coronavirus por cada 100 mil habitantes, el más alto para todos los estados de EE.UU., según muestra la data del CDC. Pero también ha administrado 3,6 millones de dosis de vacunas, suficientes para cubrir el 20,9% de su población, más que su vecino Nueva York, Pensilvania y Delaware, de acuerdo al Bloomberg Vaccine Tracker.
La última encuesta sobre Murphy que se llevó a cabo en octubre, le daba el 62% de la aprobación de voto y 54% de favorabilidad. Su nivel de favorabilidad estaba entre los más altos para un gobernador de Nueva Jersey, dijo la encuestadora Rutgers-Eagleton.
“A medida que las personas empiezan a regresar al trabajo y los centros comerciales y restaurantes y escuelas abren de nuevo, cada vez será más difícil tratar los temas relacionados a la pandemia”, dijo Benjamin Dworkin, director del Instituto de Políticas Públicas y Ciudadanía en la Universidad Rowan en Glassboro, Nueva Jersey. “Si tú vas a atacar a Phil Murphy, ahora es tu oportunidad para hablar de COVID y tratar de al menos hacerle algo de daño, porque tú sabes que no vas a poder hablar de esta manera hasta noviembre”.
New Jersey: Republicanos usan contra Murphy los errores de Cuomo en los cuidados de ancianos
NJ, uno de solo dos estados de EE.UU. que elegirán gobernador este año, tiene los niveles más altos de muerte por COVID-19 entre residentes de cuidados de ancianos
