Los reguladores de salud brasileños emitieron una dura reprimenda a la vacuna rusa contra el coronavirus Sputnik V, rechazando la aprobación de la inyección en una decisión el lunes por la noche que podría afectar su uso en otras partes del mundo.
El fallo de la Agencia Reguladora de Salud de Brasil, o Anvisa, citó una serie de preocupaciones con el desarrollo y la producción de la vacuna, incluida la falta de control de calidad y datos de eficacia, así como poca o ninguna información sobre los efectos adversos de la vacuna.
No es la primera vez que las autoridades sanitarias han expresado su preocupación sobre el Sputnik V, que fue aclamado como “seguro” y más del 91 por ciento efectivo en un artículo revisado por pares en The Lancet en febrero.
A principios de este mes, el regulador farmacéutico de Eslovaquia descartó un lote de dosis de Sputnik V que, según dijo, no compartían “las mismas características y propiedades” que las examinadas por The Lancet. La canciller alemana, Angela Merkel, también dijo esta semana que la agencia de medicamentos de la Unión Europea aún no había recibido suficiente información para aprobar la vacuna para su uso dentro del bloque.
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Fuerte crítica desde Brasil
La nueva crítica del lunes de la nación más poblada de América del Sur amenazó aún más con socavar los intentos de Moscú de utilizar el Sputnik V como una herramienta de poder blando allí y en todo el mundo.
La evaluación de los reguladores brasileños siguió a una solicitud de 14 de los estados de Brasil para importar las dosis mientras el país luchaba contra una ola devastadora de infecciones por coronavirus. Sin embargo, a pesar del aumento, los investigadores dijeron que no podían respaldar con confianza la vacuna.
“Se identificaron fallas en todas las etapas de los estudios clínicos”, dijo Anvisa en su comunicado, y agregó que no se identificaron “condiciones de fabricación que demuestren que los productos se producen y controlan de manera constante”.
La agencia dijo que había enviado una misión de inspección a Rusia, pero se le prohibió acceder a las instalaciones del Instituto Gamaleya, que desarrolló la vacuna.
The Washington Post. Traducción libre por El Tiempo Latino