James Politi en Washington y Andrew Edgecliffe-Johnson en Nueva York - Financial Times
Los precios al consumo en EEUU aumentaron un 4,2 por ciento en abril año-sobre-año, un salto mayor del esperado por los economistas, y que podría alimentar la preocupación de que se están asentando presiones inflacionarias.
Las cifras de inflación en EEUU han atraído especial atención debido al miedo de algunos inversionistas, economistas y analistas de que un fuerte apoyo fiscal, los cuellos de botella en la cadena de suministros y la alta demanda generada por la rápida distribución de vacunas contra el coronavirus llevarán a un arriesgado aumento de los precios en los próximos meses.
El nivel de 4,2 anunciado muestra el mayor incremento desde el 2008, y es un salto significativo respecto al 2,6 de marzo.
Presenta un reto para los gerentes de política económica en EEUU tanto en la Reserva Federal como en la administración Biden, ya que están proponiendo amplias medidas de estímulo fiscal y monetario para ayudar a los Estados Unidos a recuperarse de la pandemia, bajo el supuesto de que el presente aumento de precios no será permanente.
Al descontar los volátiles precios de la comida y la energía, el índice de precios al consumo aumento de 1,6 por ciento en marzo a 3 por ciento en abril de forma anualizada. En términos mensuales, la cifra total aumentó un 0,8 por ciento mientras que la depurada o central aumentó 0,9 por ciento. Los mayores incrementos anualizados de precios se dieron en las ventas de vehículos usados y de camiones, servicios de transporte y costos de energía.
Las bolsas de EEUU cayeron luego del informe de la inflación el miércoles, con el S&P 500 cotizándose a la baja más de uno por ciento en la sesión de la mañana en Nueva York. El índice Nasdaq, cuyas empresas son bastante sensibles a una mayor inflación y aumentos en tasas de interés por ser preponderantemente del sector tecnológico, cayó un 2 por ciento.
También se aceleró la caída en los precios de los bonos del Tesoro, impulsando 0,06 por ciento el rendimiento del bono marcador de 10 años hasta un nivel de 1,68 por ciento.
Funcionarios de la Reserva Federal e integrantes senior de la administración Biden, incluyendo la secretaria del Tesoro Janet Yellen, han dicho que esperan que el aumento de la inflación sea temporal.
Estos aumentos del IPC no solo se deben a “efectos de base” – porque se comparan con niveles históricos menores debido a la crisis del coronavirus – sino que los gerentes de la política económica en los EEUU también creen que la presión a la baja sobre la inflación que ha dominado la economía global durante las últimas décadas continúa teniendo efecto.
Muchos economistas del sector privado están de acuerdo.
“Compartimos la visión de la Fed de que esto no es el comienzo de una espiral inflacionaria. Pensamos que el desbalance entre oferta [y] demanda se irá resolviendo y el desempeño de la inflación se enfriará al entrar en el 2022”, dijeron Kathy Bostjancic y Gregory Daco de Oxford Económics.
“La Fed no va a entrar en pánico luego de un solo informe sorprendente del IPC así que todos pueden esperar más declaraciones sobre las presiones inflacionarias de los cuellos de botella durante las próximas semanas”, declaró Ian Shepherdson de Pantheon Macroeconómics. “Pero este informe confirma la primera parte de la historia sobre aumento de la inflación: el salto debido a la reapertura. Ya no es una predicción y podemos esperar aumentos significativos en el futuro”.
Los funcionarios de la Fed se han hecho más tolerantes de la inflación en parte porque los precios al consumo generalmente se han mantenido por debajo de la meta de 2 por ciento fijada por el banco. Aún con una política monetaria expansiva se les ha hecho difícil aumentar el nivel.
“Mientras la congestión de la cadena de suministros y otras fricciones causada por la reapertura sean transitorias, probablemente no causen persistentemente mayor inflación por sí mismas”, declaró el martes Lael Brainard, una de las gobernadoras de la Fed.
“Un incremento material persistente en la inflación requiere no sólo que los salarios o los precios aumenten por un período posterior a la reapertura, sino también una expectativa general de que continuarán subiendo a un alto ritmo”, indicó.
A pesar de la poca preocupación demostrada por la Fed y el Tesoro, las alarmas por el aumento de la inflación se han disparado abiertamente en el mundo empresarial de EEUU desde la última lectura del IPC, y este aumento ha sido citado por los inversionistas como una de las causas de la fuerte caída del mercado esta semana.
Warren Buffett, presidente ejecutivo de Berkshire Hathaway, dijo a principios de mes que los ejecutivos de su empresa estaban estimando una inflación “muy substancial”. “La gente nos esta subiendo los precios y estamos aceptando ese aumento”.
Tyson Foods dijo esta semana que había aumentado sus precios significativamente. “En general estamos viendo un ambiente de aceleración inflacionaria que está generando un viento de proa importante para la industria de comida preparada en la parte final del año” dice Donnie King, su director ejecutivo de operaciones. “Estamos viendo un aumento de costes en las materias primas de más de 15 por ciento, así como incrementos en logística, empaquetamiento y salarios”.
Reportaje adicional por parte de Matthew Rocco y Colby Smith
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