Digestión #1 - En la conversación:
Marcos Marin Q, Editor de Digestión, VP Ejecutivo de El Tiempo Latino.
Eugenio Villasante, Senior Manager de Comunicaciones de UNI Global Union, Suiza.
Matt Deitsch, Generación Z, escritor bestseller del New York Times, Asesor de El Tiempo Latino.
Abajo podrás escuchar un extracto de la entrevista editada con un resumen previo en español.
“Estados Unidos no fue construido por Wall Street. La gran clase media construyó este país. Y los sindicatos construyeron a la clase media”. Con esta frase el presidente Joe Biden reiteró el valor que le adjudica la nueva administración a los sindicatos (unions en inglés, uniones en spanglish) como contrapeso sano a la maquinaria de producción corporativa y asimetría de poder empleado-empleador. Aunque aún queda recorrido para que las palabras se transformen en acciones que realmente protejan al trabajador, algunas decisiones estratégicas de la administración son consistentes con esa visión, comenzando por la propuesta y posterior ratificación del Secretario de Trabajo Marty Walsh, que antes de ser alcalde de Boston fue líder sindical desde su juventud.
Más allá de la Casa Blanca, la opinión pública referente a los sindicatos es mayoritariamente positiva luego de un bajón en los meses posteriores a la gran recesión (2008-2009). 65% de los americanos aprueba la sindicalización y la ve positiva para la defensa del trabajador (Gallup) y según el MIT casi la mitad de los trabajadores no sindicalizados se unirían a un sindicato si pudieran, esto son alrededor de 58 millones de trabajadores.
Acompañando al ciclo político y la opinión popular, la cobertura mediática ha tornado la sindicalización en discusión diaria a través de las historias degradantes de trabajadores de Amazon que no tenían tiempo suficiente como para ir al baño, no contaban con protecciones sustanciales ante el contagio del COVID-19 y estaban constantemente traqueados por mecanismos de seguimiento para una evaluación de performance. La aceptación de Amazon de que tenían constancia de sus empleados orinando en botellas fue más que suficiente para hacer del tema un “trending topic” en las redes y medios de comunicación. Mientras la narrativa mediática crecía, los trabajadores de los almacenes de Amazon en Bessemer, Alabama, presentaron una solicitud ante la Junta Nacional de Relaciones Laborales (NLRB) para celebrar una votación de sindicalización en Noviembre del 2020. El proceso fue seguido de cerca por millones de personas terminando el 9 de Abril en contra de la unión al sindicato Retail, Wholesale and Department Store Union con 1,798 en contra y 738 votos a favor.
Interpretar el clima actual y las consecuencias del resultado en Bessemer no es sencillo. Un entendimiento profundo de la historia, lucha constante, filosofía y valor social de los sindicatos es necesario. Nacido en España, Eugenio Villasante ha liderado puestos de comunicación en Boston y New York en uno de los sindicatos más importantes de Estados Unidos, el Service Employees International Union, Local 32BJ (32BJ SEIU) representando a limpiadores, oficiales de seguridad privada, porteros, conductores de autobús, trabajadores de servicios de comida entre otros a lo largo de la costa Este, y entre ellos muchos latinos. Ahora mismo se encuentra encabezando el departamento de comunicación de UNI Global Union basado en Suiza, donde ayuda a la organización de trabajadores en más de 900 sindicatos asociados en todo el mundo. Eugenio Villasante, quien ha experimentado la lucha sindical tanto en Europa como en Estados Unido nos dedicó tiempo para dialogar sobre los sindicatos y Estados Unidos.En la conversación con Eugenio también nos acompañó Matt Deitsch, colaborador de El Tiempo Latino, que con tan solo 23 años ya es escritor best seller en el New York Times, co-fundador de March for Our Lives Foundation, y activista político involucrado en la estrategia de campaña de Bernie Sanders y miembro del Board de Headcount, registrando a millones para votar las pasadas elecciones generales. A continuación un extracto de la conversación que puedes escuchar aquí:

Marcos Marin: A pesar del apoyo de diversas celebridades, la solidaridad implícita del presidente Joe Biden y el Secretario de Trabajo Marty Walsh, ¿Por qué la campaña de sindicalización de Bessemer, Alabama en Amazon no resultó favorable?
Eugenio Villasante: El progreso para los trabajadores nunca ha sido lineal. En Bessemer no se ganó pero se envió un mensaje poderoso a Amazon, al resto del país y al mundo. Es el comienzo de un movimiento que se ha estado gestando desde hace algunos años. Los trabajadores de EE.UU., Italia, España, Francia, Alemania y muchos otros países han ido despertando a lo largo de 2020, acelerado por esta horrible pandemia que hace sus trabajos más difíciles y peligrosos. Muchos trabajadores se han puesto en huelga en los países europeos. Han hecho un llamamiento a las autoridades para que Amazon preste atención a las demandas constantes de hacer del trabajo de un lugar más seguro.
Matt Deitsch: ¿Hasta qué punto es la pandemia o las malas condiciones previas que ya los trabajadores vivían lo que ha acelerado el movimiento y las huelgas?
EV: Los trabajadores se pusieron en contacto con las uniones en medio de la pandemia porque se dieron cuenta que necesitaban asistencia externa para sentirse seguros y sanos en sus trabajos. Esta necesidad de recurrir a ayuda externa por sí mismo es muy grave. La pandemia les hizo sentir más miedo al virus que a sus jefes. En parte esa es una de las razones por la que estamos viendo más movilización de los trabajadores, cuando ellos temen por su vida y por su salud, temen menos enfrentarse a sus jefes y empresas con exigencias básicas.
En Europa, las reuniones de asistencia obligada del empleador con información contra la sindicalización, junto a posters, banners y propaganda en el lugar de trabajo están prohibidas. Estas prácticas son directamente ilegales en muchos países porque se considera de base, que los trabajadores tienen derecho a organizarse y pertenecer a un sindicato. Ese derecho está protegido.
MD: Creo que la manipulación no solo para ahí. En esta pandemia ha surgido una narrativa de transformar malas condiciones laborales en contextos heroicos acompañados de términos como “trabajadores esenciales” mientras al mismo tiempo tienen a dichos trabajadores poco o nada protegidos, sin esquemas dignos y con contratos que los tornan fácilmente sustituibles. ¿Podemos aprender algo de otros países? ¿Cómo se han enfrentado otros países a las prácticas laborales de Amazon?
EV: En Amazon los jefes locales aplican las directrices de los jefes globales. Se aplican estrategias centralizadas. La diferencia radica en las regulaciones por países que protegen más o menos al trabajador de base. Por ejemplo Italia, Francia y España tienen modelos de negociación sectoriales similares donde el derecho a la huelga está muy protegido. En Estados Unidos puedes ir a huelga sin necesidad de estar apoyado por un sindicato pero el empleador te puede despedir de inmediato sin muchas defensas por parte del trabajador. Esto no quiere decir que no podamos superar estas barreras en Estados Unidos, de hecho ahora mismo tenemos una administración que al menos nominalmente dice que es pro sindicalización.. Hay que lograr articular un mensaje para que todos los senadores sientan el peso de que todos los trabajadores quieren esas protecciones. Distintos sectores de lucha social se beneficiarán de tener sindicatos más fuertes, para los activistas de la reforma migratoria y justicia racial, tener sindicatos más fuertes pueden acelerar sus objetivos.
MD: ¿Cómo podemos llevar el mensaje a las personas para que vean el beneficio de formar parte de un sindicato? Quizás muchos están muy inmersos en la narrativa de que ellos serán jefes en algún momento, asunto muy engranado en la ideología americana.
MM: ¿Quizás el asunto está más en poner barreras a las corporaciones para que no tengan posibilidad de manipular la decisión de los trabajadores a través de acciones como las que vimos en Bessemer con Amazon?
EV: El mejor mensajero para la credibilidad de los sindicatos en un trabajador sindicalizado. Un conserje miembro de SEIU en la ciudad de New York sabe perfectamente que sin el sindicato no estaría ganando 25$ la hora, con asistencia sanitaria, pensión, vacaciones y el derecho a tener recursos legales a su disposición. El mejor mensaje y más fácil que se puede dar es como esta persona gana probablemente el doble que un conserje que no pertenezca a un sindicato y cuenta con muchas más protecciones. Este conserje, creo, puede comunicar de una manera mucho más efectiva los beneficios que cualquier líder sindical. El problema está en la fuerte oposición de las corporaciones y sus brazos políticos, porque siempre que intentas construir poder estas en la práctica quitando poder a otros elementos. En mi experiencia trabajando en comunicación por años, por muy bueno que sea el mensaje si la dinámica de poder no está alineada, la activación no puede llegar muy lejos.
MM: Hablando de las dinámicas de poder, me gustaría entrar en el tema de la evolución de la relación entre el empleado y el empleador. Históricamente esta relación era directa y el trabajador sabía perfectamente el nivel de responsabilidad que podía tener un jefe en las condiciones de trabajo. Esta relación permitía dirigirse directamente a una jerarquía de poder y expresar desacuerdos. Las empresas tenían una cara. Pero ahora mismo tenemos una serie de corporaciones que prácticamente no tienen cara y cada jefe puede decir que ellos no son los últimos responsables de las condiciones laborales y su cadena de mando termina en un “board” de directivos concentrados en el retorno de inversión a los accionistas. Esto genera un contexto donde es difícil adjudicar la responsabilidad a alguien específico que se sienta doliente de las situación. Pero en los últimos años creo que la relación se ha tornado incluso más etérea. Hemos pasado del jefe con cara, al jefe sin cara a “no tienes jefe, tu eres tu propio jefe”, por lo que tus condiciones son cien por ciento tu responsabilidad. ¿Qué piensas sobre este contexto y cuál es el rol de los sindicatos dentro de este esquema de trabajo?
EV: Este es un proceso que ha venido produciéndose desde hace un tiempo, es la llamada fragmentación del trabajo (the fissuring of work). Hace 40 años un trabajador tenía claro quién era su empleador como obrero de General Electric, por ejemplo. El edificio era de GE, todas las personas que trabajaban en el edificio eran empleados de GE, desde el que limpia hasta el director general. Esto se llama integración vertical y era el modelo tradicional hasta los 70s. A partir de los 80s el modelo cambia hacia una integración horizontal donde las empresas pasan a contratar sólo aquellos empleados que sean dedicados al objetivo específico de negocio, externalizando todos los demás servicios que apoyan la ejecución en terceros. Ya la empresa no es dueña del edificio sino que alquila oficinas a otra empresa, otra compañía maneja la limpieza del edificio y así con todos los demás servicios. Esto crea un estrés para los empleados de servicios ya que el empleador es una contratista cuyo servicio va a subasta disminuyendo muchas veces los márgenes para ganar las negociaciones lo que termina cayendo sobre la espalda del empleado y su remuneración. Este tipo de empresas muchas veces se aprovechan de sectores de la población vulnerables como los inmigrantes que son nuevos en el país, algunas veces no están familiarizados con el idioma y tienen miedo de exigir condiciones dignas de trabajo. Luego, en el momento de ir a trabajar, estas personas jamás se encuentran con el que sería su jefe por lo que su relación con el empleador es muy distante.
El tema de la economía de plataformas es todavía más abstracto. Uber abiertamente dice que “no contratan conductores”, esto es la mayor mentira que se puede decir, sin conductores ellos no tendrían ningún negocio, pero quieren evitar todo tipo de gastos asociados al estatus de empleador. En la situación actual, cada vez hay más personas con una relación extraña con su salario, con empresas vendiendo flexibilidad pero en realidad es que siguen siendo los jefes de los trabajadores pero con menos compromisos como empleador y menos beneficios como empleado. Esto tiene mucho que ver con la permisibilidad de los marcos legales. Por ejemplo en España el pasado octubre Amazon había clasificado como freelance 4000 trabajadores de distribución, y luego de una inspección laboral, se determinó que Amazon debía contratar a todos ellos como empleados formales de la compañía. Las regulaciones deberían poner difícil a las empresas la mala consistente clasificación como freelance a los que deberían ser empleados con todas sus protecciones.
Es comprensible que las marcas busquen su beneficio económico y crecimiento pero debemos tener en cuenta que existen muchas marcas reconocidas internacionalmente, que son rentables en Estados Unidos y operan en un modelo sostenible de sindicatos, un ejemplo claro es Costco. Por otra parte, existen países en Europa que tienen una economía interna robusta y al mismo tiempo una densidad sindical de más del 90%. Dinamarca es uno de estos países y no es precisamente un lugar que pretenda ser “comunista”, así como Finlandia, Bélgica y Alemania. Francia tiene fuertes leyes que protegen al trabajador.
MD: Quiero aprovechar el momento para preguntar, teniendo esto en cuenta ¿qué podemos hacer los jóvenes en este país? La gente joven ahora ha pasado por el 9/11, la crisis financiera del 2008, el movimiento “occupy” que se extendió por muchos países y ahora la crisis del COVID junto a dos presidencias completamente diferentes en términos de mensaje con Obama y Trump. Últimamente con todo ese histórico las actitudes se sienten verdaderamente polarizantes y existe una parte importante de la población que piensa que la situación continúa empeorando. Uno de mis posters favoritos refleja un hombre escalando una montaña con un letrero en el pecho que dice “trabajador sindicalizado” y en su espalda tiene un hombre colgado con un letrero que dice “trabajador no sindicalizado”. Quiero preguntarte, para alguien curioso de cómo provocar un cambio y comenzar el camino de ser un organizador, ¿qué pasos debe tomar para ayudar y motivar a otros?
EV: En este tópico me gustaría recomendar leer el libro “La Tiranía del Mérito” de Michael J. Sandel. Su principal tesis es que el centro izquierda político que ha tratado de representar los intereses de los trabajadores en Estados Unidos y Europa ha tratado de enmarcar la meritocracia como la opción para avanzar las vidas de los trabajadores, colocando la educación avanzada, específicamente las universidades en el centro del mensaje. “Si vas a la universidad entonces podrás progresar”. Sandel dice que esto es una falacia. Menos de la mitad de las personas tienen títulos universitarios. La universidad no es un seguro contra la pobreza o contra trabajar en condiciones inhumanas. Este mensaje de que la dignidad del trabajo esta subordinada a los estudios universitarios es un mensaje venenoso que ha provocado mucho rencor en muchos sectores de la población trabajadora siendo uno de los catalizadores del movimiento que llevó a Trump al poder. ¿Qué mensaje le estas enviado al otro porcentaje de la población (la mayoría) que no ha estudiado en la universidad? Los sindicatos estamos en el negocio de traer dignidad al trabajo. No es posible que trabajar en McDonald 's signifique vivir en pobreza y poder llegar a estar en bancarrota por un problema de salud. Ni en McDonald 's ni en ningún otro trabajo.