James Politi en Washington
Joe Biden piensa aumentar drásticamente los requerimientos de contenido doméstico para productos adquiridos por el gobierno federal, reforzando su plan “Compre en Estados Unidos” antes de su visita a una comunidad de cuello-azul en Pennsylvania.
La propuesta ayudará a impulsar los esfuerzos de la Casa Blanca por reducir las vulnerabilidades de la cadena de suministros que se evidenciaron durante la pandemia del coronavirus, las cuales resultaron en problemáticos cuellos de botella.
Pero eso arriesga el malestar de los suplidores internacionales a los EEUU, y podría aumentar las tensiones con aliados, incluyendo a Canadá y Europa, quienes han resistido por mucho tiempo los intentos de Washington por endurecer las reglas de contratación.
El plan del presidente, el cual debe pasar por un período de evaluación pública antes de ser implementado, aumentaría el límite inferior requerido para que un producto califique bajo los requerimientos de contenido doméstico estipulados bajo ley estadounidense.
De acuerdo con las reglas existentes, los productos califican si el 55 por ciento del valor de sus componentes es fabricado en EEUU. Pero la Casa Blance quiere aumentar el nivel a 60 por ciento ahora y luego incrementar el nivel paulatinamente hasta 75 por ciento durante los próximos ocho años.
“Esta propuesta eliminaría una laguna problemática en la regulación actual, a la vez que permitiría que las empresas adaptaran sus cadenas de suministros para incrementar la utilización de componentes fabricados en Estados Unidos”, indicó un informe diseminado por la Casa Blanca.
Se espera que Biden promueva su propuesta durante un viaje al pueblo de Lower Mcungie en el valle de Lehigh en Pennsylvania en la tarde de hoy miércoles. La Casa Blanca ha dicho que el presidente enfatizará la importancia de la manufactura estadounidense, la utilización de productos fabricados en Estados Unidos, y el apoyo que esto representaría para empleos bien remunerados para los trabajadores del país”.
La propuesta también incluye medidas para generar una “fuente estable de demanda” para productores domésticos de bienes críticos a través de nuevas preferencias de precios, esencialmente incentivos especiales para poder seguir supliendo al gobierno.
En su intento por retomar votos que habían migrado hacia Donald Trump debido al mensaje proteccionista del expresidente, Biden planteó las adquisiciones de bienes nacionales como la piedra angular de su campaña presidencial en 2020. Su plan aplica particularmente a bienes industriales de la región centro-occidental y el denominado “Rust Belt” (región industrial del país que se extiende desde Nueva York hasta Wisconsin y que sufrió un declive profundo en los setenta y ochenta cuando muchas empresas se mudaron a otros países y cerraron sus fábricas).
En enero, poco después de que asumió el mando, Biden suscribió una orden ejecutiva para impulsar las adquisiciones domésticas; y las nuevas reglas que está proponiendo se basarán sobre esa orden. Un funcionario de la administración indicó que la propuesta no afectaría las “obligaciones comerciales”, pero oficiales y ejecutivos de los socios comerciales de EEUU han expresado preocupación en el pasado de que las medidas tipo “Compre en Estados Unidos” son discriminatorias y diseñadas para eliminar la competencia internacional.
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