Devora Guerrero y su padrastro Fredy De Leon sentados a las afueras de su apartamento en Takoma Park, MD el 5 de agosto. Guerrero dijo que no había querido vacunarse contra el coronavirus, pero que el dibujo animado de Abuelina de Montgomery County, le convenció. Foto: Washington Post por Michael Robinson Chavez.
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(c) 2021, The Washington Post - Stephanie Lai

Devora Guerrero, voluntaria de un programa de información sobre el coronavirus en el condado de Montgomery, Maryland, vio a cinco de sus familiares, incluyendo a su abuela, infectarse con el virus el año pasado. Ella misma resultó positiva en diciembre – y a pesar de todo, tenía miedo de vacunarse.

Las amigas de esta joven de 23 años casi la convencen de que las vacunas no eran seguras – pero eso fue antes de conocer a Abuelina.

Este personaje de animado diseñado por encargo de la Iniciativa de Salud Latina del Condado de Montgomery (Montgomery County’s Latino Health Initiative, LHI por sus siglas en inglés), a través de su programa “Por Nuestra Salud y Bienestar”, un grupo comunitario enfocado en la población latina, le recordó a Guerrero de su propia abuela – una mujer chilena de 74 años, bajita, sabia y trabajadora.

Abuelina habla español con acento salvadoreño, posa sus manos sobre sus caderas y les recuerda a los televidentes usar mascarilla, lavar sus manos y vacunarse.

Abuelina convenció a Guerrero. Eventualmente ella misma programó una cita para vacunarse, al igual que para vacunar a dos de sus amigos, a su padrastro que trabaja en un almacén y a siete de sus compañeros de trabajo.

“Ella es la abuela de todos”, dijo Guerrero. “Uno puede dudar de su madre, pero no de su abuela. En la comunidad latina, las abuelas son sabias y mágicas. Sentimos mucho respeto por ellas y sabemos que debemos escucharlas”.

Al igual que ocurre con otras comunidades de color, las tasas de vacunación entre los residentes latinos se han rezagado con respecto a los residentes blancos a lo largo de todo el país. Los expertos en salud pública y las autoridades locales han buscado maneras de cómo llegar a estas comunidades que tan fuertemente han sido golpeadas por la pandemia, ya que muchos de sus miembros son empleados de primera-línea, que viven hogares multigeneracionales y que son más difíciles de convencer debido a barreras de lenguaje, cultura y otras variantes.

En el condado de Montgomery, más de dos tercios de los casos de Covid-19 en julio de 2020 ocurrieron en la comunidad hispana, y los latinos quedaron rezagados detrás de otros residentes blancos no-hispanos en las tasas de vacunación por un margen de 20% en febrero. Los latinos conforman alrededor del 20% de la población del condado según la información de 2019.

Ahora las tasas de vacunación entre las poblaciones latinas e hispanas es casi 9,2% más alta que las tasas de otros grupos de residentes blancos no-hispanos, llegando a un 74,2% para hispanos, comparado con 65% para otros residentes blancos no-hispanos hasta el jueves. Las tasas del condado están basadas en el 80% de los registros en los que la información sobre raza y etnicidad estaba disponible.

Más allá de la antigua relación de cooperación con LHI y el énfasis del condado por desarrollar recursos multilingües, muchos atribuyen el éxito del condado a la caricatura de Abuelina – una combinación de “abuela” con el nombre “Lina”—y a sus llamativos lentes rojos, cabello gris por encima de los hombros y gestos de cariñosa autoridad en Facebook, WhatsApp, afiches en abastos, centros de salud, laboratorios móviles para pruebas y comerciales de televisión.

El concepto de Abuelina siempre ha tenido la intención de reflejar “el corazón del pueblo”, dijo Mynellies Negrón, directora de mercadeo en Communication Shop, la compañía de relaciones públicas que diseñó el personaje.

Los ilustradores apuntaron a que Abuelina se viera como una abuela moderna – así que nada de cabellos en moño, lentes grandes y carteras abultadas. “No queríamos que se viera como la abuelita del estereotipo”, explicó Negrón.

Y ellos querían que su voz resultara familiar e inspirara confianza, lo cual llevó a la actriz de voz que interpretó a Abuelina a prolongar sus sílabas medias en palabras como “tranquilo” y otros detalles comunes del habla salvadoreña, por ejemplo.

Ella se inspiró en una mujer mayor de República Dominicana que había asistido a las sesiones de grupo organizadas por el equipo de diseño.

“Ella escucha a todos y cuando dice algo no lo dice de forma impuesta”, dijo Negrón. “Y todos simplemente la escuchan en silencio, no sólo por respeto, pero porque ellos saben que tiene muchas cosas importantes que decir a raíz de su experiencia”.

El vicepresidente del consejo del condado, Gabe Albornoz, D-General, cuyos padres son de Chile y Ecuador, dijo que la campaña fue exitosa por entonar las notas correctas.

“Es la unión de todo lo que hemos aprendido sobre un auténtico trabajo comunitario”, dijo Albornoz. “Tienes que ir mucho más al detalle y ser más repetitivo y consistente para en verdad poder abrirte paso. Y eso es lo que esta iniciativa ha logrado hacer”.

Albornoz dijo que Abuelina le recordaba a su tía Luli y a su madre, quienes, como Abuelina, tienen autoridad a través de sus palabras calmadas y cariñosas.

“Mi familia estaba muy orgullosa de la campaña. Yo creo que algunas campañas en el pasado no tuvieron mucho éxito porque no eran culturalmente apropiadas o, quizá sin la intención de serlo, eran un poco paternalistas”, comentó. “Pero [Abuelina] no es así”.

Y a medida que se iba propagando la pandemia, el equipo de diseño creó nuevos personajes, como el compañero de Abuelina, Don Carlos, el cuál fue diseñado para captar a la creciente población colombiana. Luego, la campaña creó a los nietos de Abuelina, la niña Valentina de 12 años y su hermano Alex, de 16, para atraer a las audiencias más jóvenes.

Una de las principales gerentes de LHI, Sonia Mora, dijo que el condado está en proceso de registrar los derechos de autor sobre “Abuelina” y los miembros de su familia para asegurarse de que no sean utilizados con fines comerciales. El condado, sin embargo, está dispuesto a compartir estrategias y lecciones aprendidas con otras agencias, agregó ella.

“Ella es increíble, y realmente nos sentimos inspirados porque ella es parte de todo este esfuerzo para tener todos estos servicios”, dijo Mora. “Cuando las personas vengan a nuestros sitios de pruebas, van a ser recibidos de una manera cultural y lingüísticamente adecuada por trabajadores que conocen a la comunidad”.

Un miércoles en la carpa de pruebas de coronavirus en el Mary’s Center de Silver Spring, recortes de cartón con la figura de Abuelina se encontraban en el salón de espera y en las afueras de la carpa.

Isaac Vásquez, de 36 años, vino al centro para realizarle una prueba de coronavirus a su hija Martina, de 9 años, quien tenía síntomas de resfriado. Vásquez, quien tiene diabetes, se vacunó a inicios de este año por solicitud de un doctor en este centro.

Vásquez reconoció a Abuelina por los anuncios publicitarios en todo el condado y dijo que apreciaba los elementos que se consideraron para diseñar el personaje. También dijo que la iniciativa era de ayuda para hacerle llegar información en español a la comunidad.

“La mayoría de la información disponible para las personas de habla hispana en las redes sociales me asusta, y precisamente por eso dejé de prestarle atención a las noticias”, dijo Vásquez a través de un traductor. “Pero creo que esta iniciativa fue inteligente en planteó el acceso a la comunidad”.

Sandra Crouse Quinn, una de las directoras asociadas en la Centro para la Igualdad Sanitaria de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Maryland, dijo que la campaña representa un modelo exitoso de vinculación comunitaria.

Quinn contribuyó con un estudio de la Universidad Johns Hopkins que recomendaba políticas de salud pública para las comunidades de color como manera de combatir la resistencia a la inoculación.

“El condado de Montgomery mantiene un buen ritmo con respecto al trabajo que estamos haciendo. Entender en profundidad a las comunidades en las cuales trabajamos es vital”, dijo Quinn.

Información de la Autora:

Stephanie Lai es reportera pasante de Metro cubriendo la política local. Es una estudiante exitosa de último año en Columbia University, donde está obteniendo un título en ciencias políticas.

Lea el artículo original aquí.

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