Por Olga Imbaquingo - Especial para El Tiempo Latino
Se llama Laura Gutiérrez y solo apunta hacia arriba para beneficio de los de abajo. Así lo hizo en los barrios pobres en Argentina y hoy en Annapolis. Los desamparados, las madres solteras y los inmigrantes son la razón de sus horas interminables de trabajo y la fuente inagotable de sus ideas. Cuando cree en algo pasa directo a la acción, a fuerza de llamadas telefónicas, propuestas escritas, ensamblaje de coaliciones y quilates de perseverancia.
Gutiérrez nació en Argentina, pero su infancia y juventud las pasó entre el norte y el sur. La escuela y el colegio los hizo en barrios afluentes del área de DC, donde vivía su madre estadounidense; y, las vacaciones las pasaba entre casuchas habitadas por madres solteras adolescentes en Quilmes, una barriada en el extrarradio de Buenos Aires donde aún está su padre.
Con un título de la Universidad de Pensilvania se apuntó a exponer la realidad de los trabajadores mexicanos reclutados para laborar en Estados Unidos. Después el tren de sus convicciones la llevó al sur: Argentina.
En el ministerio de Desarrollo Social se quedó ocho años.
Descubrió que le gustaba más trabajar con las familias, organizó a 400 mil cooperativistas, creó talleres de capacitación, de prevención contra la violencia doméstica y conspiró en estrategias para acortar el puente de desigualdades.
Lo mismo que desde mayo de 2020 hace desde su puesto de responsable de enlace comunitario de la Alcaldía de Annapolis y como directora del programa Cuídate Annapolis.
Hasta allí llegó tras un recorrido laminado en la defensa de los más vulnerables y con un valor agregado: habla inglés, español y portugués.
De tal palo tal astilla
Tiene a quien salir: Francisco Gutiérrez es su padre, siete años encarcelado y torturado por la dictadura militar argentina, ¿Su delito?, sus ideas políticas y sindicalistas; y, su madre, Patricia Pitman, una profesora de Georgetown University, quien viajó hasta el sur para denunciar ante el mundo las atrocidades que cometían los militares.
A Gutiérrez, la enésima crisis argentina, en agosto de 2019, la empujó a embarcar otra vez al norte y esta vez no volvió sola. La acompañaron su esposo Emanuel Fernández y su hija, Juana. “Con una nena y viviendo en una casita de un barrio pobre no lográbamos llegar al fin de mes”. Y aquí está, organizando brigadas de vacunación, de promotores de salud, puestos de distribución de alimentos, auxilio a los afectados del huracán Ida y coaliciones como The Mid-Atlantic Latinx Vaccine Equity Coalition (MALVEC).
MALVEC fue creada para lograr la vacunación de los latinos, pero se quedará de largo alertando y denunciando sobre las disparidades sanitarias de los hispanos. “Es mi bebé -dice Gutiérrez- y nació cuando vimos que cada cual hacíamos lo que podíamos y era necesario juntarnos para que nuestra voz se escuche. Aquí le dimos forma y lo armamos”. Ya hay un logro a la vista, la Fundación del Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) les dio $500 mil para el alcance de esos objetivos.

Cuídate Annapolis
“Me apasiona trabajar para mi comunidad, porque son mis raíces y porque empujando un cambio desde lo local se puede lograr un impacto real”. Aterrizó en ese cargo en plena pandemia y no se amilanó. “Argentina me dio el entrenamiento, allá vivía en emergencia permanente, con mujeres llamándome de madrugada en situaciones terribles. En Annapolis somos el 23% de la población y el 70% de los contagiados eran latinos, había que actuar rápido y aprendiendo sobre la marcha”.
En agosto de 2020 ya tenía armado el programa Cuídate Annapolis para llevar promotores de salud hispanos a los barrios, las casas, los mercados y las esquinas. ¿Tiene niños?, ¿Tienen internet?, ¿Les falta comida?, ¿Sabe dónde hay mascarillas? Fueron preguntas que hicieron hasta el cansancio. Así encontraron que unas 200 familias no tenían Wi-Fi y en menos de dos meses les dieron el servicio.
“Esa es Laura, desde chica tiene vocación profunda por la justicia social, quizá mi historia personal y su trabajo en los barrios populares de Quilmes la influyeron. Es inteligente, creativa y tiene carisma para liderar y organizar. Es una gran planificadora y una maestra para desarrollar proyectos. Allá sé que está entregada a trabajar por la comunidad latina”, dice su padre.

“Piensa y sueña en grande”
Puesto a rodar el plan de emergencia -información en español, mascarillas, comida, Internetfue preciso que los fondos federales lleguen a todos, con o sin documentos. Después llegó el tiempo de vacunación, registro, clínicas y brigadas.
Para ese momento, los promotores de salud y un grupo de voluntarias hispanas habían recolectado cientos de números de teléfono y el bombardeo de mensajes de texto en español al fin desatascaron la falta de información. Con una novedad: los residentes pueden enviar mensajes y alguien les responderá. No lo ha hecho sola, pero está en primera fila para que los hispanos no se queden para el último.
Esta chica decidida a defender los derechos de los pobres, tiene aparcada su pasión por el bossa nova y no sabe lo que es un buen libro desde hace más de un año. De dejarse seducir por la primera estrofa sabe que, con un trabajo sin horario, una cumbre de asuntos a resolver y una niña pequeña, no saldrá ilesa al final del día.
“Laura cuando se mete a trabajar por la gente es infatigable.
En un día de acción a favor de los trabajadores con visas temporales me dijo: ‘Sulma, yo me encargo’. De pronto tenía formados equipos de presión con estudiantes de varias universidades, así logramos que nos escuchen.
Tiene madera de activista, piensa y sueña en grande”, dice Sulma Guzmán, directora de políticas del Centro de los Derechos del Inmigrante.
Estos días su oficina también está en plan de celebración del Mes de la Herencia Hispana, con el lanzamiento del libro De dónde Vengo, escrito por jóvenes venidos del sur y del resto del planeta. Las banderas de los países latinoamericanos -incluido Brasil- flamearán en la Main Street de Annapolis. “Buscamos atraer a los hispanos al centro de la ciudad y que sientan que también les pertenece”. Esa es Laura, siempre apuntado hacia arriba para ayudar a los de abajo.