El Estado del Golfo actúa como intermediario a petición de Washington y Teherán mientras las negociaciones llegan a una fase crucial.
Catar ha intensificado su papel de mediador entre EEUU e Irán en un momento en el cual las potencias occidentales se esfuerzan por convencer a los cautelosos líderes iraníes de que firmen un tratado para reactivar el acuerdo nuclear de 2015, según personas informadas sobre las conversaciones.
Luego de 11 meses de conversaciones indirectas con la mediación de la UE en Viena, los funcionarios dicen que el tiempo se está agotando. El Estado del Golfo ha actuado como intermediario a petición tanto de Washington como de Teherán, complementando las conversaciones en la capital austriaca, en un esfuerzo por crear confianza entre enemigos tradicionales.
Doha ha transmitido mensajes a ambos protagonistas y ha tratado de disipar las preocupaciones iraníes, incluidas las relacionadas con su exigencia de que el gobierno de Biden ofrezca una garantía de que ningún gobierno estadounidense futuro pueda abandonar unilateralmente el acuerdo, como hizo el expresidente Donald Trump en 2018.
Los funcionarios qataríes también han estado trabajando para facilitar las conversaciones directas entre Washington y Teherán, en caso de que se llegue a un acuerdo, para garantizar que cualquier asunto pendiente, como el intercambio de prisioneros y el alivio adicional de las sanciones, pueda abordarse en el futuro, dijo un diplomático informado sobre las conversaciones.
“Realmente ambas partes necesitan un acuerdo, y hay voluntad por los dos lados, pero el mayor problema es la confianza”, dijo el diplomático. “Cada uno piensa que la otra parte no está convencida, lo cual no es legítimo”.
Un alto funcionario estadounidense dijo que Catar había sido “extremadamente útil en el apoyo a los esfuerzos para reanudar la plena aplicación del plan de acción integral conjunto del [acuerdo nuclear] (JCPOA, por sus siglas en inglés)”.
Un funcionario iraní se negó a hablar del papel específico de Catar, pero dijo que este “y uno o dos países más han traído mensajes [de EEUU] en algunos casos”.
Los funcionarios occidentales están presionando a Irán para que acepte un acuerdo en los próximos días, argumentando que si no lo hace el moribundo acuerdo sería redundante debido a los avances que Teherán ha hecho en su programa nuclear. Han dicho que están cerca de llegar a un acuerdo, pero advierten que todavía hay que resolver algunos asuntos pendientes.
La demanda de Moscú el fin de semana de que necesita garantías de que las sanciones estadounidenses impuestas a Rusia después de que Vladimir Putin invadiera Ucrania no impedirán su comercio con Irán, ha amenazado con complicar el tema y ha aumentado el sentido de urgencia. Rusia es firmante del acuerdo junto con Francia, Alemania, el Reino Unido y China, y participa en las principales conversaciones de Viena.
El diplomático dijo que tanto EEUU como Irán quieren continuar las negociaciones “si llegan a un acuerdo”.
“El mayor error del acuerdo de 2015 fue que las conversaciones se detuvieron después de su firma”, dijo el diplomático. “Al principio, ninguna de las partes confiaba en la otra y necesitaba señales de buena fe, pero ahora se han dado pasos positivos. Ahora, los iraníes ven a Biden como alguien con quien pueden negociar”.
Catar, rico en gas y sede de la mayor base militar estadounidense de la región, ha facilitado anteriormente las conversaciones entre EEUU y sus adversarios, incluidos los talibanes. El papel de Catar se intensificó después de el presidente estadounidense Joe Biden recibiera a su emir, el jeque Tamim bin Hamad al-Thani, en la Casa Blanca en enero. Biden aprovechó la visita para designar a Catar como “principal aliado no perteneciente a la OTAN”.
Los lazos de Doha con Teherán se fortalecieron después de que la república islámica impulsara el comercio con el Estado del Golfo mientras aguantaba un embargo regional de cuatro años liderado por Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, el cual fue levantado hace un año.
Después del viaje del jeque Tamim a Washington, su ministro de Asuntos Exteriores, el jeque Mohammed bin Abdulrahman al-Thani, realizó una visita no anunciada a Teherán el mes pasado, su segundo viaje a Irán este año. El jeque Mohammed también mantuvo una llamada telefónica con su homólogo iraní, Hossein Amirabdollahian, la semana pasada para tratar los asuntos pendientes a petición de Washington.
Días antes, el jeque Tamim mantuvo conversaciones con el presidente Ebrahim Raisi en Doha, la primera visita de un presidente iraní a Catar en una década.
Alí Vaez, experto en asuntos de Irán en Crisis Group, dijo que el problema con los intermediarios en las conversaciones de Viena era que no había nadie en quien ambas partes confiaran plenamente para “compartir cosas con las que no se sintieran cómodos”. Añadió que Rob Malley, el principal negociador de EEUU, mantiene desde hace tiempo una “muy buena relación” con el jeque Mohammed, ministro de Asuntos Exteriores de Catar.
“La relación de Catar con Irán cambió después del embargo regional, por lo que todos los astros se alinearon para que los qataríes intervinieran”, dijo Vaez. “No había nadie más que tuviera los vínculos personales con ambas partes y estuviera mejor situado geoestratégicamente en este momento para desempeñar el papel”.
Funcionarios iraníes han dicho que entre los asuntos pendientes se encuentran las exigencias de Teherán de garantías por parte de EEUU, así como los desacuerdos sobre cuales sanciones se levantarían si Irán revierte su actividad nuclear hasta los límites acordados. Teherán quiere que se levanten todas las sanciones de la era Trump, incluidas las relacionadas con presuntas violaciones de los derechos humanos y acusaciones de terrorismo, y no solo las relacionadas con la actividad económica.
El diplomático informado sobre las conversaciones con Catar dijo que, inicialmente, Teherán quería que sus diferencias con EEUU se incluyeran en un tratado para reactivar el acuerdo nuclear. Sin embargo, el mensaje de los europeos, los cataríes y otros mediadores fue “que eso sería muy difícil, y que era mejor llegar a un acuerdo sobre el JCPOA, que ambas partes necesitan urgentemente, y en paralelo tratar otros temas en diálogos separados o continuar este diálogo tratando los otros temas, como las demás sanciones, después de que se firme el acuerdo”, dijo el diplomático.
Los expertos dijeron que es casi imposible que Biden garantice que ninguna administración futura se retirará del acuerdo. “Lo que preocupa, sin ninguna garantía, es que los iraníes con mucha cautela y preparados para que en dos años EEUU vuelva a marcharse”, dijo el diplomático. “Los iraníes podrían aprovechar estos dos años para desarrollar la confianza y las relaciones con la UE y Asia, así como seguir construyendo la confianza institucional y otras negociaciones con EEUU”.
Andrew England en Londres y Najmeh Bozorgmehr en Tehran
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