José Palma, un adolescente de origen hondureño, sabe a su corta edad lo que es cambiar pañales, acompañar a su hermano mientras sufre una profunda depresión porque su papá fue deportado y ser el soporte emocional para su madre, mientras embarazada tuvo que huir con sus hijos a otra ciudad para evitar que migración la detuviera.
Este adolescente es el retrato de muchos jóvenes que, como él, son hijos de inmigrantes indocumentados sufriendo por la separación familiar.
José llegó la semana pasada a Washington DC para compartir la historia de su vida en una protesta en la que otros hijos, madres o familiares de inmigrantes exigieron frente al cuartel central de la oficina del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por su sigla en inglés) el cierre de los centros de detención para inmigrantes y el cumplimiento de las promesas de legalizar a los indocumentados que hicieron el presidente Joe Biden y la vicepresidente Kamala Harris durante la campaña.
“Cuando Biden dio su discurso a la nación solo habló de DACA. Me alegró porque dijo que va a darnos el camino hacia la ciudadanía, pero a la vez me hizo sentir muy enojado porque está dejando a otra gente, a nuestra gente sin nada. Nosotros necesitamos que Biden y la vicepresidenta hagan más porque hasta ahora, solo ha sido habladurías”, dijo el joven conmovido en una entrevista con El Tiempo Latino.

José y su familia han pasado por muchas desventuras, debido a la situación migratoria de sus padres. Recuerda que la primera vez que deportaron a su papá fue muy doloroso y difícil. Él tuvo que ayudar a criar a sus hermanos pequeños, porque su mamá tenía que trabajar el doble. Para ese entonces su hermano menor, quien no alcanzaba ni los diez años, pasaba por una fuerte depresión.
“He cambiado los pañales de mis hermanos desde que estoy muy pequeño. La vida ha sido muy difícil. La primera vez que deportaron a mi papá, mi mamá tenía 25 años y tuvimos que ir a vivir con una familia de hondureños que no conocíamos para evitar que también se la llevaran. Soy tan estadounidense como muchos que nacieron aquí y por eso quiero que cesen las deportaciones de los padres de inmigrantes”, dijo José.
Durante esa escena, Palma vio cómo su madre tomó lo que pudo para huir y aunque en ese momento no entendía por qué su padre había sido deportado y por qué su mamá estaba escapando para mantenerse junto a sus hijos, supo que tenía que cuidar de sus hermanos y apoyarla para salir adelante, mientras estaban lejos de su progenitor.
Pasados los años, su papá pudo regresar al país y reunirse con la familia, pero el drama no había terminado.
"Cuando regresó, rentamos una casa y ahí nos robaron siete veces. Luego, lo deportaron por segunda vez. Tenía que estar con mi mamá porque estaba embarazada. Nada de eso ha sido fácil. Para ella no ha sido fácil, pero tiene que seguir luchando, seguir trabajando… no ha parado, siempre está buscando la manera de sacarnos adelante”, comentó el joven con la voz entrecortada.
Quienes crecieron y viven en la misma situación de José, no solo se enfrentan al sufrimiento familiar de la separación de sus padres, sino que también tienen que enfrentarse a la discriminación y a otros obstáculos por no ser ciudadanos estadounidenses o porque sus padres no tienen documentos. El joven quiso enlistarse al ejército y no pudo hacerlo.
Protestas en el país
La protesta en la que participó José fue una de la veintena de acciones organizadas en distintas ciudades por grupos de abogados y activistas de inmigración junto a hijos, madres de inmigrantes y personas que estuvieron detenidas en los centros de ICE.
“Queremos que paren las detenciones de inmigrantes, que dejen en libertad a los 18 mil inmigrantes que están detenidos y que nos den a todos un camino para la ciudadanía”, declaró José durante su discurso frente a los presentes en la protesta de DC.

Las manifestaciones fueron organizadas por Detención Watch Network, FIRM Action, American Friends Committee, United We Dream, CASA y We Are Home Campaign, como parte de la acción nacional “Comunidades y No Jaulas”, para expresar, entre otras cosas, el descontento provocado por la falta de acción y mención del tema migratorio en el discurso del Estado de la Unión, pronunciado por el presidente Biden frente al Congreso, el pasado 1 de marzo.
“Estamos reclamando al presidente Biden que cumpla con las promesas que nos hizo. Nuestras familias siguen sufriendo por las políticas que implementó la administración Trump, pero ya no son las políticas de Trump, ahora son de Biden”, aseveró a El Tiempo Latino Lorena Quiroz, de la Alianza de Inmigrantes de Mississippi.
Quiroz dijo, además, que 680 personas fueron perseguidas y acosas por ICE, mientras que otras 300 resultaron deportadas bajo procesos exprés. La activista también señaló que debido al miedo que persiste entre las comunidades de inmigrantes indocumentados, cientos de personas murieron a causa del COVID-19, porque no recibieron atención médica por miedo a ser reportados y deportados.
“Con estas acciones pedimos el respeto a la dignidad de estas familias, a la gente joven que ha perdido a sus padres y a sus madres. Esto tiene que parar ahora. La administración Biden parece que se olvidó de nosotros y no han pensado que nuestras comunidades están creciendo y que estamos pasando la alarma para que se sepa que es hora de que nos escuchen, el poder del voto latino está creciendo y por eso Biden tiene que escuchar”, afirmó Quiroz.
De acuerdo con los abogados que participaron en la actividad, la administración demócrata ha fallado en este primer año de gestión en proteger a las comunidades de inmigrantes, a los padres de los niños y jóvenes estadounidenses, ya que lejos de mejorar las acciones en el tema migratorio se continúan implementado patrones de represión hacia este sector de la población.