Perder un trabajo o tener una emergencia médica pueden llevar a miles de personas en Estados Unidos a pasar hambre, al golpear su presupuesto. La demanda de los bancos de alimentos está en aumento, no solo por los efectos de la pandemia en el empleo sino también por la inflación, según organizaciones.
La red Feeding America informó de un aumento del 60% en la demanda de ayuda alimentaria a principios de la pandemia; y afirmó que las solicitudes de asistencia se mantienen al alza este 2022.
Hay diversas señales de alarma: millones de estadounidenses recurrieron a los bancos de alimentos por primera vez durante la pandemia y estos centros buscan ampliar sus capacidades y presencia. Ha habido un aumento de la inseguridad alimentaria.
No obstante, el hambre no afecta a todos de la misma manera: hay grupos que pueden verse más perjudicados como los niños, personas adultas mayores, afroamericanos, latinos, indígenas y miembros de otras minorías.
Bancos de alimentos, ¿qué ocurre?
Desde antes de la pandemia, los bancos de comida estaban llegando al límite de su capacidad, resaltó el portal especializado Food Bank News, debido al incremento de la demanda de alimentos frescos por necesidades económicas.
Las ONG han tenido que reaccionar constantemente. El Second Harvest Heartland, un banco de alimentos en Minneapolis que abrió sus instalaciones justo antes de la pandemia, se vio en la necesidad de ampliar tres veces más el espacio de sus congeladores, así como de sus salas, para recibir mayores cantidades de donaciones de carne a granel.
También son referencias de esta situación otros bancos de alimentos como Good Shepherd Food Bank en Maine, que abrió de manera similar un nuevo centro de distribución en septiembre de 2019. Tuvo que ampliar su almacén principal hasta 56 mil pies cuadrados. Este incluyó tres unidades de almacenamiento con control de temperatura. Se han propuesto distribuir comida incluso en lugares de difícil acceso.
Otros bancos planearon su ampliación antes de la pandemia y en la actualidad se quedaron cortos. Un caso es el Atlanta Community Food Bank que en 2016 se dio cuenta de que necesitaría una inversión significativa en infraestructura, incluida una instalación más grande, congeladores y refrigeradores, para cerrar la brecha de comidas en su región.
Para 2020 el banco se amplió a 70 mil pies cuadrados, recibió congeladores y abrió 34 puertas de acceso. Sin embargo, en la actualidad requieren más espacio.
Un banco de alimentos del oeste de Massachusetts -enfocado en grupos minoritarios como afroamericanos y latinos- reportó a Food Bank News que su capacidad se ha limitado tanto que a veces debe rechazar donaciones. Desde 2005, ha triplicado la cantidad de comida que distribuye.
La situación en números
Desde inicios de 2022 y sin considerar aún el impacto de la guerra en Ucrania, la mayor demanda de comida presiona más a los bancos de alimentos.
Los índices de hambre, reportados en febrero por la Encuesta de Pulso Doméstico de la Oficina del Censo, revelaron que la demanda de alimentos ha aumentado desde principios de agosto, cuando el 7,8% de los estadounidenses dijo que “a veces” o “a menudo” no tenían suficiente para comer.
El 10,2% de los encuestados dijo que en su hogar a veces no tienen suficiente para comer. Este aumento es más significativo en el caso de los hogares con niños, alcanzando el 13,1%, aunque ha bajado de sus máximos durante la pandemia.
De acuerdo con el Departamento de agricultura de EEUU, existen más de 38 millones de personas, incluidos 12 millones de niños, en inseguridad alimentaria.
La pandemia aumentó la inseguridad alimentaria entre las familias con niños y las comunidades de color, que ya enfrentan el hambre a tasas mucho más altas que antes del coronavirus.
Las comunidades rurales del país enfrentan algún grado de hambre entre sus familias con necesidades. Hay hogares que experimentan inseguridad alimentaria y no califican para programas federales de nutrición, pero van a los bancos de alimentos locales y otros programas de asistencia para obtener apoyo.
Hablan los expertos
Joshua Lohnes, director de Investigación de Políticas Alimentarias del Centro para Comunidades Resilientes de la Universidad de West Virginia, no cree que los bancos de alimentos desaparezcan.
“Los bancos de alimentos disfrutan de una expansión de su poder social”, dijo Lohnes, a medida que estos centros atraen más dólares filantrópicos y buena voluntad de sus comunidades.
“Mi pregunta a los bancos de alimentos es: ‘¿Cómo ejercerán este poder social?’”, agregó el experto, quien también es miembro de Global Solidarity Alliance. “¿Utilizarán su infraestructura para transformar el sistema alimentario en base a los principios de la justicia alimentaria? ¿O lo usarán para seguir reforzando el poder del sistema alimentario agroindustrial? Esa es una pregunta que debe seguir planteándose en medio de esta expansión”, afirmó.
Brian Greene, presidente y director ejecutivo de Houston Food Bank, señaló que el país está consciente de que hay personas que no podrán satisfacer sus necesidades. “Mientras eso suceda, haremos esto”, dijo en referencia a la labor de los bancos de alimentos.
Fuente principal de la noticia: Food Bank News.