Joe Bide antes de presentar.
El presidente Biden puede estar sufriendo en las encuestas más de lo debido porque el público estadounidense no le presta demasiada atención a la guerra. FOTO: Washington Post por Demetrius Freeman.
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Confieso que me sorprende que los números de las encuestas de Biden sigan cayendo.

Uno pensaría que los votantes de Estados Unidos valorarían tener a Joe Biden al timón en este momento de crisis geopolítica.  Yo sí lo valoro.  El caso contra Donald Trump no necesita ser repetido.  Un hombre que pasó de la arriesgada política nuclear con Corea del Norte a encapricharse como un niño con Kim Jong Un en el lapso de unas pocas semanas, carece del temperamento necesario para manejar una amenaza de buena fe para la estabilidad mundial. Eso sin mencionar que se enamoró de Vladimir Putin. Pero también haría la distinción con Barack Obama, quien, a pesar de todas sus cualidades intelectuales, carecía tanto de paciencia como de convicción, aspectos que Biden sí ha mostrado estas últimas semanas. No cabe duda de que Biden frecuentemente comete errores , o bidenismos, como los llamamos en DC. Pero eso ya lo sabíamos y no le hacemos caso. La mayoría de la gente, incluido Putin, puede notar la diferencia entre Biden improvisando sobre su indignación moral contra el líder ruso y la realidad de la política oficial de la OTAN. No son lo mismo.

Entonces, ¿por qué Biden sigue cayendo en las encuestas? Era fácil entender el descenso en sus números antes del 24 de febrero, pero confieso que me sorprende que sigan cayendo desde entonces. Esto es así a pesar de que la mayoría de los votantes aprueba la forma en que Biden está manejando la crisis de Ucrania. De ello se deduce que no consideran la guerra en Ucrania como un asunto especialmente urgente: no está en la lista de las tres principales preocupaciones de los votantes. Tal vez ellos sepan algo que yo no, pero creo que la guerra debería estar en esa lista. Por desgracia, el mundo no es un lugar justo. La invasión rusa de Ucrania está agravando la mayoría de los problemas que perjudicaban a Biden en los meses anteriores.

Los principales son la desenfrenada inflación y la caída de las perspectivas de crecimiento en Estados Unidos. A medida que los efectos del incentivo del año pasado se desvanezcan, los votantes sentirán aún más los efectos. No hay mucho que Biden pueda hacer al respecto. Ayer anunció que liberaría de la reserva estratégica de Estados Unidos 1 millón de barriles de petróleo al día durante los próximos seis meses. Por desgracia, eso no será suficiente para contrarrestar el impacto de la invasión rusa sobre la inflación. Ni tampoco las declaraciones periódicas de Biden sobre la concentración del mercado supondrán una diferencia apreciable.

No cabe duda de que muchos sectores de la economía estadounidense están al borde del oligopolio. Pero la eliminación de los monopolios lleva años y no tendrá ningún efecto sobre los precios actuales. Las repercusiones de la guerra en Ucrania también se ven agravadas por los constantes cierres por covid en China -el más reciente en el puerto clave de Shanghái-, que agravan el problema de la cadena de suministro mundial que está detrás de gran parte de la inflación. La otra causante es el exceso de la demanda estadounidense, algo de lo que se puede ocupar sólo la Reserva Federal. Como señala Lawrence Summers en este fascinante intercambio con Ezra Klein, en los últimos meses las tasas de interés reales de EEUU han caído aún más en territorio negativo. Así que la Fed tendrá que pisar el freno de manera más brusca, lo que frenará el crecimiento y puede incluso llevar a la recesión.

Todo esto ofrece sombríos augurios para las perspectivas Demócratas en las elecciones de mitad de mandato.  Aquí es donde entra en juego la retorcida ironía de la guerra de Putin. Al invadir Ucrania, Putin ha hecho que las perspectivas de Biden a mitad de mandato sean aún más nefastas de lo que ya eran.  La diferencia de entusiasmo entre los votantes Republicanos y Demócratas – que históricamente es un parámetro muy preciso de lo que va a ocurrir – ha subido de los 11 puntos porcentuales, que ya había en octubre pasado, a 17 puntos porcentuales en la actualidad. No hay forma de que los Demócratas mantengan el control del Congreso a menos que estas cifras cambien drásticamente.

Si los Demócratas perdieran el Capitolio, se paralizaría la agenda doméstica de Biden y, en consecuencia, aumentarían las posibilidades de las aspiraciones de Trump para 2024. Los analistas militares siguen diciendo que Putin no tiene salida de su colosal error en Ucrania. Eso puede ser cierto en el ámbito militar.  Pero un regreso de Trump al poder en este lado del Atlántico sería justo el tipo de desenlace que podría devolver la ventaja geopolítica a Putin.  Trump desprecia a la mayoría de los aliados europeos de Estados Unidos y admira a Putin.  Justo el martes pasado, en el día 33 de la guerra en Ucrania, pidió públicamente a Putin que diera a conocer los trapos sucios de la supuesta corrupción en los negocios de Hunter Biden en Rusia.  No necesito subrayar lo impactante que es eso.

Brooke, eres muy amable al cubrir a Rana esta semana.  No quiero arruinarte la noche, pero, por favor, cuéntame una historia creíble en la cual no ocurre lo que acabo de describir. Me interesa especialmente tu respuesta porque, como los lectores del FT saben, acabas de regresar a Nueva York tras haber estado muchos años en Londres.  Eso te da una perspectiva diferente sobre nuestro país de origen. Como dice el refrán: “¿Qué sabe de Inglaterra quien solo conoce Inglaterra?”

Brooke Masters responde

Al volver del Reino Unido, me ha sorprendido lo poco que les importa a los estadounidenses el mundo fuera de sus fronteras. Ed, supongo que la gente de Washington con la que hablas está pendiente de los daños que Rusia está causando a Ucrania. Pero la mayoría de los estadounidenses con los que me relaciono ya han empezado a considerar la guerra como un ruido de fondo. Les interesa más el comportamiento de Will Smith en los Premios Óscar, la tensión del mercado inmobiliario y los altos precios de la gasolina que una guerra en Europa.  Esto es particularmente cierto a medida que te alejas de la Costa Este. Yo no había nacido en 1930, pero me da la impresión de que existe un nivel similar en el comportamiento de quienes evaden la realidad.

Eso, desgraciadamente, supone una mala noticia para los Demócratas, como ya has señalado.  Cuando la delincuencia y la inflación son las principales preocupaciones, los votantes del centro suelen alejarse de los Demócratas, e incluso es poco probable que la histórica decisión de Biden de elegir a Ketanji Brown Jackson para la Corte Suprema sea suficiente para superar la diferencia de entusiasmo entre los votantes de raza negra, de los cuales depende el partido.

Hay dos comodines. El primero es que la guerra recupere el protagonismo, quizás al hacerse tan grande y tan terrible que los estadounidenses no puedan ignorarla. Eso podría provocar un cambio en la opinión pública.

El otro es que la Corte Suprema vacíe tan descaradamente el derecho al aborto en este período que motive a las mujeres votantes a acudir a las urnas y elegir un Congreso a favor del derecho a decidir. Pero los jueces conservadores son probablemente demasiado astutos como para hacer eso.

Edward Luce, Brooke Masters

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