Beijing
SALUD. Las pruebas aplicadas en los últimos días ascienden a 20 millones/EFE

Las restricciones en las ciudades chinas crean un atolladero logístico que amenaza con tener mayores consecuencias económicas.

La avalancha de cierres en Shanghái y otras ciudades chinas está ejerciendo una fuerte presión sobre el transporte y la logística en todo el país, lo cual agrava las consecuencias económicas del compromiso del gobierno hacia sus políticas cero-Covid, mientras que los casos siguen disparándose a niveles récord.

La interrupción ha afectado en particular al sector del transporte vial, que desempeña un papel fundamental en el traslado de mercancías entre ciudades y hacia algunos de los puertos más grandes del mundo pero que ahora está sometido a severas restricciones para los conductores y las entregas en lugares con casos positivos.

“El transporte por carretera es el principal problema que tenemos”, dijo Mads Ravn, vicepresidente ejecutivo y director global de compras de envíos aéreos de DSV, uno de los mayores agentes de carga del mundo.  Añadió que la contratación de servicios de camiones era casi imposible y que la actividad de vuelos en el aeropuerto de Shanghái Pudong era solo el 3 por ciento del ritmo que se registró el mes pasado, y que los envíos de carga aérea estaban limitados a productos esenciales como los medicamentos.

“Básicamente, todo lo demás no se está moviendo, sino que se está desviando de Shanghái a otras partes de China. Está afectando a todos los productos básicos que se puedan imaginar”, afirmó.  “Tendrá un efecto mundial en casi todo el comercio”.

China está lidiando con su peor brote de coronavirus desde que se dio por primera vez en Wuhan, hace más de dos años.  Shanghái informó de casi 20.000 casos nuevos hoy jueves, un récord para la ciudad.

La empresa naviera danesa Maersk advirtió a finales de marzo que las medidas de aislamiento de la ciudad reducirán en un 30 por ciento los servicios de transporte por carretera que entran y salen de Shanghái.

Pero desde entonces, las restricciones, que inicialmente debían dividir la ciudad en dos para un cierre escalonado de nueve días, se han endurecido y se están aplicando a toda la ciudad a la vez.  No está claro cuándo se relajarán las medidas.

Las medidas, que en Shanghái han provocado un coro de quejas por la dificultad para obtener alimentos al tiempo que los drones vigilan calles vacías, también se han aplicado de forma más generalizada en China, ya que las autoridades se esfuerzan por evitar que el brote empeore. El banco japonés Nomura estimó esta semana que 23 ciudades y casi 200 millones de personas estaban afectadas por cierres totales o parciales.

“Estas cifras podrían subestimar significativamente el impacto total, ya que muchas otras ciudades han realizado pruebas masivas distrito por distrito, y la movilidad se ha restringido significativamente una gran parte de China”, dijo Ting Lu, economista en jefe para China en Nomura.

Bo Zhuang, analista con sede en Singapur de la gestora de activos Loomis Sayles, dijo: “Muchos de los puntos de entrada y salida en las carreteras entre provincias están bloqueados, y no ha habido un esfuerzo coordinado entre los distintos gobiernos provinciales para aliviar la crisis en las cadenas de suministro”.

Las empresas de entrega urgente de las provincias de Anhui y Jiangsu, ambas en el Este del país y cercanas a Shanghái, informaron al Financial Times que no se pueden entregar paquetes en ninguna de las zonas en las cuales se han registrado casos de contagio local, incluida Shanghái.

Los pedidos de Taobao, un mercado en línea popular entre los consumidores chinos, sufrieron retrasos debido a las medidas de cierre.

Aparte de las interrupciones internas, los analistas advirtieron que cualquier cuello de botella logístico interno acabará provocando demoras en el transporte marítimo debido a la acumulación de mercancías y pedidos, y que los costos asociados se verán cuando finalmente se suavicen las medidas.

“Una vez que Shanghái levante las medidas de cierre, será un déjà vu de la historia que hemos visto tantas veces”, dijo Lars Jensen, director ejecutivo de la consultora Vespucci Maritime. “Habrá un aumento de los volúmenes y una presión al alza en los precios al contado”.

Los últimos datos económicos del miércoles señalaron los efectos de la reciente escalada de controles, ya que el índice de gerentes de compras de servicios de China Caixin mostró la peor contracción intermensual en marzo desde principios de 2020.

No hay indicios de que se produzcan filas de buques inusualmente largas fuera del mayor puerto del mundo en Shanghái, el cual, según las autoridades, funciona con un sistema de “circuito cerrado” en el cual los trabajadores permanecen en la zona de trabajo al finalizar su turno.

Pero los volúmenes de carga que pasan por el puerto, los cuales son rastreados por el grupo de datos de la cadena de suministro FourKites, habían caído en alrededor de un tercio desde el 12 de marzo, ya que los importadores y exportadores redirigieron la carga.

El periódico estatal China Daily afirmó que cada vez se envían más mercancías a Shanghái por mar, ya que muchas ciudades vecinas han bloqueado la entrada a los camioneros.

Maersk dijo la semana pasada que podría prestar servicios mediante “barcazas o ferrocarril como soluciones alternativas para la zona entre Shanghái y las ciudades cercanas”.

Pero Bo, de Loomis Sayles, dijo que se trata solo de una “solución temporal”, porque a medida que el virus se extienda a más ciudades y provincias, esos canales desviados probablemente también se bloquearán con las medidas de cierre.

Thomas Hale and Gloria Li in Hong Kong, Harry Dempsey in London and Eleanor Olcott in Taipei

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