Incluso algunos de los principales entusiastas aceptan que estos golpes más recientes podrían ser distintos de los pasados.
Crujen las criptomonedas. Desgraciadamente, incluso los gestores de fondos que operan en mercados normales como acciones y bonos, y que han evitado cuidadosamente centrarse en esta clase de activos no regulada, deben prestar atención.
El goteo que desciende desde el pico máximo superior a $68.000 al que llegó el precio del Bitcoin se ha convertido en una riada, en parte debido a las grietas que se abrieron en las llamadas monedas estables -un nombre equivocado entre los que más-, que son las que cohesionan el mercado. Ahora mismo el precio está en torno a los $27.000.
Sí, hermanos cripto, antes de que me envíen un correo electrónico con sus misivas en mayúsculas (otra vez), soy consciente de que algunas personas siguen con sus inversiones. Es totalmente plausible que el mercado pueda recuperarse de esto, tal como lo ha hecho en anteriores episodios difíciles.
Se puede decir lo que uno quiera sobre las criptomonedas, que tienen una base de adherentes comprometida y un impresionante poder de permanencia. Sin embargo, cualquiera que haya entrado después de finales de 2020, ahora está bajo agua y los causantes de este declive parecen estructurales. Incluso algunos de los que más fervientes promotores de las monedas digitales aceptan que esta caída podría ser diferente.
Entonces, ¿a quién le importa? Pues bien, es triste para las personas, a menudo jóvenes y con escasos recursos, que ignoraron todas las advertencias y pusieron los ahorros de toda su vida en alegres criptomonedas, atraídos por las afirmaciones de que estas líneas de código podían convertirse en serios rivales del dólar y en la base de una nueva utopía financiera. Es una situación incómoda para los promotores que trataron de convencer a los inversionistas institucionales de que el Bitcoin es una cobertura contra la inflación, algo que evidentemente no es. El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, fanático de las criptomonedas, puede que tenga que reducir sus grandes planes para Ciudad Bitcoin y convertirlos en Pueblo Bitcoin.
La pregunta que queda abierta es si todo esto es importante para los mercados tradicionales, que ya están sufriendo su propio golpe. ¿Afectará a las acciones y los bonos?
Normalmente, lo que ocurre con las cripto allí se queda. No obstante, los grandes movimientos esta vez pueden traer secuelas. Hace casi exactamente un año, las severas medidas regulatorias aplicadas por China provocaron un breve desplome del 30 por ciento en el precio del Bitcoin y dejaron perplejos a los observadores de la deuda pública alemana cuando vieron que su mercado crecía en una huida hacia lo seguro.
Un banquero me dice que sus clientes de fondos de cobertura están observando de cerca la situación y que varios están tomando en serio la posibilidad de que una gran caída de las criptomonedas podría ser positiva para el más importante de los mercados, los bonos del gobierno de EEUU, de nuevo basándose en la idea de que provocaría una fuga hacia los activos más seguros para invertir liquidez.
Así que la pregunta es si nos dirigimos hacia una repetición de la caída del 30 por ciento del año pasado. Las señales de que el Tether está bajo presión aumentan la sensación de que este descenso del precio podría ser "la gran caída". La moneda estable, que funciona casi como un banco central para el mercado de las criptomonedas, ha visto surgir grietas en su paridad con el dólar después de que una moneda estable mucho más pequeña, TerraUSD, se derrumbó a principios de esta semana. Los dos tokens funcionan de manera diferente, pero el matiz radica mayormente en el narcisismo de las pequeñas diferencias. O bien estas cosas pueden mantener una relación de uno a uno con el dólar o no pueden. Si no pueden, entonces el sistema de creencias que sustenta a las criptomonedas está en problemas.
El Tether también es potencialmente importante para los mercados en general a través de un canal diferente. Su paridad con el dólar no se mantiene por la magia de los algoritmos, como TerraUSD. Por el contrario, Tether asegura que sostiene la paridad con el dólar utilizando buenas reservas a la antigua. Los detalles que se conocen sobre lo que hay exactamente en esas reservas son escasos y no se han sometido a las normas de contabilidad generalmente aceptadas. Aun así, en teoría, ascienden a $80 millardos, lo que equivale a la cantidad de tokens que Tether tiene en circulación.
El año pasado, la agencia de calificación Fitch advirtió que si los tenedores de Tether se retiraban y trataban de convertir sus tokens en dinero real, se podrían desestabilizar los mercados de crédito a corto plazo, donde la empresa dice tener muchos fondos.
"Con el tiempo, el rápido crecimiento de la emisión de monedas estables podría tener implicaciones para el funcionamiento de los mercados de crédito a corto plazo", dijeron los analistas de Fitch, y mencionaron "los posibles riesgos de contagio de activos relacionados con la liquidación de tenencias de monedas estables".
Los mercados de crédito ya se tambalean presionados por la subida de las tasas de interés de referencia. El concepto de que Tether podría, en caso de necesidad, vender parte de sus supuestos $24 millardos en papel comercial, $35 millardos en bonos del Tesoro estadounidense o $4 millardos en "bonos corporativos, fondos y metales preciosos" en estas condiciones de mercado es practicamente inútil.
Ahora sería un buen momento para que Tether dijera, con más detalle y bien actualizado, lo que hay en la caja. Esto ayudaría a los inversionistas a entender dónde están las vulnerabilidades y a disipar las dudas sobre su respaldo.
Paolo Ardoino, director de tecnología de Tether, dijo el jueves en un chat de Twitter que el grupo está dispuesto a "mantener la paridad con el dólar estadounidense a toda costa". Dijo que Tether había estado comprando "una tonelada" de bonos del gobierno de EEUU recientemente y que estaba preparado para venderlos para defender el token.
Los inversionistas de deuda, ya golpeados este año que hasta ahora ha sido agitado, harían bien en observar de cerca lo que ocurre.
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