El Comité de Desarrollo y Fuerza Laboral del Concejo de Washington DC analiza una propuesta para proteger a unas 9 mil empleadas domésticas de la discriminación y de la explotación laboral. En junio, la comisión local escuchó en una audiencia distintos testimonios de niñeras, cocineras, personas que se dedican a limpiar casas y al cuidado de otros en hogares, que piden que se reconozcan sus derechos.
Las trabajadoras llegaron a la audiencia luego de que la concejal Elissa Silverman presentara una propuesta para que sean reconocidas como contratistas independientes y puedan hacer un contrato laboral por escrito, antes de iniciar un trabajo. De aprobarse la propuesta, cualquier persona que contrate a una trabajadora doméstica, por más de cinco horas al mes, deberá establecer horarios, salario y tareas a realizar.
De acuerdo con National Domestic Workers Alliance (NDWA), el 93% que comprende el total de los trabajadores domésticos son mujeres latinas y negras que reciben un salario no mayor a los $25 mil al año. Esto, las coloca en el grupo de personas de bajos ingresos y pobreza en la ciudad y, además, las excluye de beneficios de retiro.
La mayoría de las mujeres que rindieron su testimonio dijeron que un contrato les permitirá también establecer un salario justo, un horario de trabajo digno, tiempo de vacaciones y de descansos diarios, algo que “muchas familias no quieren”. Hasta ahora, son pocas las trabajadoras domésticas que logran realizar un contrato con sus empleadores, la mayoría dice que previo a que inicien en su trabajo, se llega a un “acuerdo verbal” que termina siendo irrespetado.
“Necesitamos que nuestros derechos sean reconocidos. Nosotras somos trabajadoras esenciales, porque estamos a cargo de lo más preciado de las familias, sin nosotras esas familias no pueden realizar sus trabajos afuera de casa. Realizamos una tarea ardua y es una gran responsabilidad, nos merecemos tener no solo un contrato escrito, sino ciertos beneficios. Hay muchas que están sufriendo y están siendo abusadas”.

Así, Francisca Ávalos, una de las trabajadoras domésticas que compareció ante el Concejo de DC contó a El Tiempo Latino sobre el trabajo que muchas mujeres realizan y por qué para ellas es importante que se reconozca sus derechos laborales. Ávalos, de origen dominicano, llegó a Estados Unidos hace 29 años y desde entonces trabaja como empleada doméstica. Durante este tiempo, ha tenido que renunciar a dos trabajos debido a la forma injusta en la que fue tratada.
“No hablo solo por mí. Esa es la experiencia de muchas niñeras a las que les están exigiendo cosas que no son parte de las tareas del trabajo. Muchas no tienen ni tiempo para comer, están sufriendo y muchas lo sabemos. Ahí afuera, hay trabajadoras domésticas de las que están abusando”, afirmó la mujer.
Ávalos empezó limpiando casas en el área de DC. Poco tiempo después, empezó a trabajar como niñera y nunca ha tenido un contrato laboral formal, que le haga sentirse segura o protegida por las leyes laborales. “Se hacía un acuerdo verbal con las personas, pero después de un tiempo había un requerimiento de hacer cosas que no estaban en ese acuerdo verbal”.
Entre las cosas de las que Francisca no había hablado con el empleador en ese acuerdo verbal, estaba la limpieza del hogar, cuando los niños que debía cuidar hacían su siesta. Esas labores son consideradas como “otro trabajo” que requiere un esfuerzo mayor.
“En la segunda experiencia no me aceptaron tener un contrato y tuvimos otro acuerdo verbal. Cuando pasó un tiempo, habíamos quedado en un horario en la mañana y hasta las 5:30 de la tarde. Tenía que estar a tiempo en la mañana, pero ellos no cumplían con su horario de llegada. Se pasaban más de media hora, una hora y hasta hora y media tarde. Eso me traía consecuencias negativas”, explico Ávalos.
Según Francisca, cada vez que los empleadores llegaban tarde a casa, ella no podía buscar a su hija a tiempo en la guardería, lo que le ocasionaba gastos extras.
“Como no llegaba a tiempo me cobraban una penalidad. Eso me generaba gastos y cuando reclamé que me pagaran esas horas, solo me decían que lo sentían y nunca me pagaron nada extra. Entonces decidí dejar ese trabajo por esas fallas”, señaló.
Después de años y de insistencia, Francisca llegó a otro empleo y ahí si pudo establecer un acuerdo escrito o un contrato laboral con los empleadores. La diferencia fue “del cielo a la tierra”.
“Cuando tenemos un contrato escrito hay respeto de nuestros derechos. Tener un contrato hace la diferencia del cielo a la tierra. Ahí queda pactado con pruebas qué fue lo que se acordó para el trabajo y las partes tienen que cumplir, por eso es importante”, agregó.
Desempeñarse como una empleada doméstica o como una niñera no es nada fácil. Las jornadas en ambos casos son exhaustivas. Normalmente una empleada entra a eso de las 9 am y termina la jornada alrededor de las 5:30 pm. Sin embargo, entre ese horario, tiene que cuidar a los niños, organizar su horario, bañarlos, alimentarlos, cambiarlos de ropa varias veces al día y lograr que hagan una siesta.
“Es un trabajo bien agotador, si nosotras estamos haciendo el trabajo correcto y cuando ellos duermen, podemos hacer una lavada, organizar lo que los niños dejan, pero no limpiar la casa, porque ese es otro gran trabajo. Algunas cuidan hasta tres niños. Hay que tener una responsabilidad y disciplina con ellos, no solo somos niñeras”, aseveró.
Además, según la trabajadora, muchas mujeres que se dedican al cuidado de los niños y de los adultos mayores en casa, deben prepararse para hacer mejor su labor; pues también, tienen que enseñarles actividades didácticas a los chicos, enseñarles a leer y algunas tareas básicas en español y en inglés.
“Nosotras también tenemos familias, tenemos hijos que necesitan de nosotras y a veces los dejamos para trabajar, por eso es justo que se reconozca nuestro valor”, dijo Ávalos.
La propuesta de ley
Las condiciones negativas del ambiente en que tiene que laborar este sector no es del todo desconocido por abogados y quienes forman parte del Concejo municipal que tienen en sus manos la propuesta de ley enfocada en el reconocimiento de los derechos de las trabajadoras domésticas.
Margaret O’Hora, miembro del Concejo de Desarrollo y Fuerza Laboral, señaló que las mujeres que se desempeñan en este sector “hacen más de lo que les corresponde, trabajan horas extras, no son respetadas y no tienen un salario digno” y, además, muchas no saben sobre sus derechos o qué deben hacer si están siendo explotadas.
La propuesta de la Ley de Enmienda de los Derechos Laborales de los Trabajadores Domésticos, que analiza el Comité del Concejo, define que un trabajador doméstico es toda personas que realiza labores de cuidado de niños, acompañante de adultos mayores, acompañantes de personas enfermas o convalecientes, acompañantes de personas con discapacidad, personas que se dedican a limpiar casas o a tareas de lavandería, cocineros, jardineros, personas que se dedican a las compras de alimentos y “todo aquel que se dedica a los trabajos en hogares” de manera independiente.
Además, establece que quien contrate a un trabajador doméstico debe proporcionarle una carta de oferta de empleo, 15 días antes de que se firme el contrato laboral. El convenio laboral formal debe entrar en vigencia el primer día en el que el empleado o la empleada doméstica empieza a trabajar con el empleador.
En el documento, se debe establecer el salario, los horarios y los días de trabajo. Para los empleados que pernoctan en el lugar de trabajo, también se debe establecer un horario para que pueda tomar su descanso. De igual forma, si el empleado debe poner a disposición de sus labores su vehículo, si esto incluye depreciación o si tendrá un vehículo designado para realizar sus labores afuera de la casa.
Por ahora, el siguiente paso para que la propuesta de ley avance tiene que ver con las observaciones o correcciones que tengan los miembros del Concejo. Después, el Comité tienen que votar para que la ley se apruebe y una vez obtenga los votos necesarios puede convertirse en un reglamento local. Sin embargo, estos últimos pasos pueden tardarse meses.