El flujo de las remesas podría verse afectado a medida que aumenta la inflación y la recesión toca las puertas del país. Así lo aseguran expertos en economía y algunos organismos financieros internacionales con sede en Washington DC.
Durante el primer trimestre del año el Banco Mundial predijo que se mantendría la tendencia al crecimiento del envío de dinero hacia los países de Latinoamérica. Pero la instancia también advirtió que puede haber “un riesgo de deterioro” en los próximos meses.
Las predicciones económicas son positivas para Ucrania, el mayor receptor de remesas de Europa y Asia. Los datos señalan que el país puede registrar un aumento del 20% en el ingreso de remesas.
En el caso de Latinoamérica, a medida que la inflación y la recesión impidan que las personas puedan aumentar sus ingresos, debido al alto costo de la vida, habrá menos posibilidades para el envío de las remesas, según expertos.

“La gente tiene trabajo, pero los salarios no son altos. Entonces, gasta más para suplir sus necesidades y tiene menos dinero para enviar a sus familias. Aunque habrá una caída, esta no será tan grave como en el primer año de la pandemia”, explicó a El Tiempo Latino, Michael Paarlberg, profesor de Ciencias Políticas, de Virginia Commonwealth University y experto en Migración y Seguridad de Latinoamérica.
Para los especialistas el impacto negativo en países como El Salvador, que tienen una economía dolarizada, sería mayor, porque el poder adquisitivo de las familias que reciben las remesas también disminuye.
El director de Western Union para México, Centroamérica y El Caribe, Pablo Porro, señaló que las remesas están frente a un “escenario volátil e incierto”. Pero hasta el momento, el envío de dinero no ha mostrado “mucho deterioro”.
“Hay cierta sensación entre muchos analistas y economistas respecto a que muy probablemente estemos en la antesala de una recesión económica a nivel global, hay una cantidad de situaciones bastante peculiares que se están dando y por eso estamos monitoreando”, afirmó Porro a este medio.
A pesar de que 2021 fue un año en el que las cifras de remesas enviadas a Latinoamérica rompieron récords y aumentaron hasta un 28,3%, como en el caso de Honduras, se mantiene el riesgo de reducción.
Desde hace tres meses, Salvador un inmigrante salvadoreño que reside y trabaja en Washington DC ha tenido que recortar el presupuesto del dinero que envía cada semana a su familia.

En gran parte, esto se debe a que su ingreso “ya no alcanza como antes”.
“Mi familia está recibiendo menos y se tienen que limitar porque allá (en El Salvador) la vida y algunas cosas están igual de caras que acá. Ya no es como antes, empecé a dejar de enviar lo mismo que normalmente mandaba hace tres meses”, señaló el salvadoreño.
Salvador enviaba $250 semanales. Ahora ha tenido que recortar el 20% de la cantidad que había enviado en los últimos dos años y envía $200 cada semana.
De acuerdo con dos agentes de casas de envíos, uno en Mount Pleasant, en DC y otro en Langley Park, en Maryland, la población que produce más remesas son los salvadoreños y guatemaltecos.
Las dos cajeras que hablaron con El Tiempo Latino, y que pidieron no ser identificadas, afirmaron que en las últimas semanas “ha habido días buenos y días malos” en cuanto al flujo de personas que usan el servicio de envío para mandar dinero a sus familias.
Marcos, otro inmigrante guatemalteco, también ha tenido que recortar el dinero de las remesas que manda a su familia que vive al norte de Guatemala.
“El trabajo ya no es constante como hace unos dos o tres años y por eso el dinero tampoco es constante como antes. Les he explicado a mis papás que reciben la remesa que el dinero ya no es igual después de la pandemia”, aseguró.
Otros salvadoreños como Raúl no han recortado el presupuesto del dinero que envían a su país, pero sí toman más tiempo en reunirlo.
“No he tenido que cambiar lo que mando, solo que hay semanas que ya no puedo mandar el viernes y tengo que mandarlo hasta el lunes, porque completo el dinero el fin de semana”, contó.
¿Qué dicen los expertos?
Michael Paarlberg, profesor de Ciencias Políticas, de Virginia Commonwealth University y experto en Migración y Seguridad en Latinoamérica, aseveró que las remesas son “contra cíclicas” y que en algunos países pueden tener un impacto estabilizador en la economía en momentos de crisis.
“Cuando la economía del país que recibe remesas está en crisis, las personas que las mandan saben que sus familiares están en riesgo y mandan más porque el dólar tendrá más valor (ahí)”, dijo.
Sin embargo, ese impacto hasta cierto punto positivo no es igual para todas las naciones de Latinoamérica.
“La recesión complica el impacto en la economía. Depende si los dos países tienen diferentes monedas. Si es así, el valor relativo entre las dos monedas puede impactar. Por ejemplo, durante la pandemia, las remesas hacia México aumentaron, mientras que en El Salvador bajaron”, explicó.
La diferencia radica en las monedas de cada país. En México el valor del peso cayó; es decir, que un dólar tenía más valor frente a la moneda local. Pero en El Salvador la moneda es el dólar estadounidense, no existe un impacto positivo porque la economía está dolarizada y no hay moneda local.
“Si hay una recesión o inflación en el país que recibe remesas, generalmente suben las remesas. Pero, si hay una recesión en el país que las manda, pueden bajar porque las personas tienen menos recursos para enviar dinero. La excepción es en momentos en que el dólar sube en valor relativo a la moneda nacional, como vimos en México, pero eso no aplicaría a El Salvador”, agregó.
Paarlberg aclaró que el impacto de las remesas “es indirecto”, porque la tasa de desempleo en este momento es baja, pero los salarios no han aumentado.
Por lo tanto, la gente tiende a destinar el dinero para suplir sus necesidades o para pagar sus gastos fijos y, por ende, tiene menos dinero para enviar a sus familias a sus países de origen.
Para el economista Giovanni Delfino, a medida que las personas no puedan registrar aumentos en sus ingresos, las familias que envían remesas tendrán menos posibilidad de enviar dinero.
“Se verá afectado (el envío de remesas) porque a medida que aumente el costo de la vida, el ‘cash’ libre se reduce y hay menos posibilidades de enviar dinero a los países de origen”, explicó.
El economista enfatizó que el impacto en las remesas será positivo si el valor dólar se fortalece frente a las monedas de otros países.
Sobre el aumento de envío de remesas a Ucrania que proyecta el Banco Mundial, Delfino comentó que las comunidades inmigrantes ucranianas, en comparación con las latinas latinas son “muy distintas”.
“Hay un grupo de la población, mayormente europeos que están entrando a empleos en el sector de tecnología y eso les permite aumentar sus ingresos porque les pagan más y pueden enviar más a casa. La mayoría de los empleados latinoamericanos están en otro sector. En restaurantes, construcción, sectores que se están viendo afectados por los precios, por la caída de la demanda, por el valor de las propiedades, por el aumento de la tasa de los intereses de los créditos, el aumento de materia prima. Eso ha frenado un poco el flujo de las remesas”, dijo Delfino.
De acuerdo con los expertos, el panorama económico y los altos precios de algunos productos y alimentos se mantendrán, por lo menos hasta mediados del próximo año. Mientras que el ajuste y la regularización del suministro de alimentos podría regresar a la normalidad a principios de 2023.
Los precios de los alimentos frescos, verduras y frutas podrían sufrir un aumento más antes de la producción de la próxima cosecha, en 2023. En los últimos meses, los precios de estos alimentos subieron debido a la ruptura de la cadena de suministros.
La subida de los precios de alimentos es un factor que impacta o afecta la economía de las familias y de los que envían remesas.
Comportamiento de las remesas desde Estados Unidos
El año pasado fue bueno para las remesas. El flujo del envío de dinero aumentó en países de Latinoamérica, especialmente en los que más ingresos perciben desde Estados Unidos.
Con base en las cifras del Banco Mundial (BM) y del Fondo Monetario Internacional (FMI) distintos países de Centroamérica reportaron que el envío de dinero aumentó hasta un 34% en todo el año.
En México, segundo país a nivel mundial que más remesas recibe, el aumento fue de 27,1%. En total durante este año la economía mexicana recibió una inyección de $54 mil millones del dinero que envía la diáspora.
En Centroamérica el país que más aumentó, en cuanto al ingreso de remesas fue Guatemala. Los datos señalan que en total ingresaron a la economía guatemalteca $15 mil 295 millones, esto representó un aumento del 34% con respecto a 2020.
El Salvador reportó $7 mil 517 millones, lo que representó un aumento de 26,8%. Mientras que en Honduras el incremento fue de 28,3%, sumando un total de $5 mil 741 millones.
Los datos oficiales refieren que las remesas representan el 26,4% del Producto Interno Bruto (PIB) de El Salvador, el 20% en Honduras, el 18,4% en Guatemala y el 4% en México.
En el periodo de la pandemia se le dio mucha atención al flujo de las remesas porque el FMI y el BM advirtieron que habría una baja en el rubro.
El director de Western Union para México, Centroamérica y El Caribe, Pablo Porro, aseguró que hasta el momento las remesas no han variado a un flujo negativo. Pero reconoció que el panorama económico no es estable.
“En un escenario tan volátil e incierto como el que estamos viviendo hacemos un monitoreo de cómo van evolucionando algunos indicadores que tienen relación directa con el desarrollo de los flujos de remesas. Estamos frente a una situación bastante inusual, de la que no tenemos registro en los últimos años”, aseveró.
Porro hizo referencia a las predicciones de que el flujo del envío de dinero desde Estados Unidos disminuiría considerablemente durante la pandemia, pero al cierre de ese período, los resultados fueron opuestos.
“Los pronósticos durante la pandemia eran que el flujo de remesas iba a disminuir hasta el 20% y finalmente esto no sucedió. Sucedió lo contrario, durante 2021 el flujo de remesas creció. Pero, el nivel de inflación es algo inédito y está relacionado con factores externos”, acotó.