La recompra empresarial de acciones era ilegal hasta 1982, pero ahora los Demócratas quieren cobrar impuestos sobre las transacciones para financiar la agenda ecológica y de atención médica del presidente Biden.
Los Demócratas están a punto de aprobar nuevos impuestos empresariales por primera vez en generaciones. Éstos forman parte del amplio proyecto de ley del presidente Joe Biden en materia de ecología, salud y tributación, el cual incluye un gravamen sobre maniobras financieras corporativas que durante 40 años fueron consideradas una manipulación ilegal del mercado.
Además de la propuesta de un impuesto mínimo del 15 por ciento sobre las ganancias de las grandes empresas, los legisladores están dispuestos a aprobar un gravamen especial totalmente nuevo de 1 por ciento sobre la recompra de acciones empresariales.
Se prevé que el impuesto sobre la recompra de acciones recaude $74.000 millones a lo largo de la próxima década, según los estimados del Congreso, y es clave para financiar algunos de los grandes gastos vinculados a iniciativas como los créditos para la compra de automóviles eléctricos y la reducción de los precios farmacéuticos en Medicare. El impuesto podría reportar enormes sumas provenientes de algunos de los mayores compradores de acciones del país, como los gigantes tecnológicos Apple, Alphabet de Google y Meta de Facebook.
La propuesta de los Demócratas abre un escenario totalmente nuevo para los impuestos a las sociedades ya que recaudará contra los cálculos financieros de una empresa, después de años de relativa estabilidad en la estructura impositiva que rige para las compañías de Estados Unidos. Históricamente, las empresas han pagado impuestos sobre sus beneficios y los trabajadores sobre sus salarios.
"Es muy raro que aparezca una fuente de recaudación totalmente nueva", señaló Mark Mazur, quien fue subsecretario del Tesoro para política fiscal a comienzos de este gobierno y durante el gobierno de Barack Obama. "Es algo importante. Va a recaudar mucho y tiene el potencial de cambiar la forma de hacer las cosas".
El impuesto del 1 por ciento sobre la recompra de acciones por parte de una empresa fue una incorporación de última hora a la Ley de Reducción de la Inflación, que aprobó el Senado el domingo y está programada para su votación en la Cámara hoy viernes, donde debería ser aprobada.
Cobrar impuestos sobre las recompras por parte de las empresas es una idea de recaudación relativamente nueva, al menos en los círculos fiscales Demócratas, según los expertos en política fiscal. En 2020, cuando era candidato a la presidencia, Biden criticó las recompras que hacen las empresas. Su propuesta de presupuesto para 2023 también exige nuevas restricciones a las recompras.
En septiembre, los senadores Ron Wyden (D-OR), y Sherrod Brown (D-OH) introdujeron una legislación para un impuesto de 2 por ciento y diseñaron la propuesta dentro de un "menú" de opciones para compensar la agenda de gasto social de Biden, contó Wyden al Washington Post.
Cuando la senadora moderada Kyrsten Sinema (D-AZ) planteó su preocupación por otras disposiciones fiscales de la Ley de Reducción de la Inflación, el partido se reunió para apoyar el impuesto a la recompra de Wyden y Brown como reemplazo.
"Cuando buscamos ingresos adicionales en la recta final [de las negociaciones], estábamos preparados", afirmó Wyden.
La cláusula de esta versión de la agenda de impuestos y gastos de Biden marca un éxito para los Demócratas, que estaban buscando una victoria política para promocionar en la campaña antes de las elecciones de mitad de período.
"Hemos observado cómo se acelera la tendencia a la recompra de acciones, y esto forma parte de este sistema económico tan sesgado", admitió Wyden. "Quiero un sistema económico que brinde a todos en Estados Unidos la oportunidad de salir adelante".
Las recompras de acciones, en las cuales las empresas adquieren acciones de su capital, han alcanzado máximos históricos durante la pandemia de coronavirus. A medida que las compañías registraban ganancias récord y acumulaban dinero en efectivo, los ejecutivos utilizaban las recompras para aumentar el valor de sus acciones.
En los últimos 12 meses, las 100 principales empresas estadounidenses compraron acciones propias por valor de $816 millardos, según datos de Bloomberg.

Los expertos dicen que el impuesto es modesto y probablemente no disuadirá a las empresas de efectuar las recompras. Las solicitudes de comentarios de Apple, Alphabet y Meta sobre la propuesta fiscal no recibieron respuesta.
Los liberales llevan mucho tiempo denunciando esta práctica como una forma libre de impuestos para que las empresas concentren el poder y recompensen a los ejecutivos en lugar de destinar su dinero a aumentar los salarios, bajar el precio de los productos o invertir en nuevas tecnologías.
Pero los responsables políticos también afirman que esto da contenido a los años en que los Demócratas han hablado de frenar el poder de las empresas y de obligar a las grandes compañías a asumir una mayor parte de la carga fiscal del país.
Las empresas suelen devolver el dinero a los inversionistas de dos maneras: dividendos o recompras. La operación de recompra permite a los inversionistas que lo deseen, vender sus acciones mientras aumenta el precio del título valor para los accionistas restantes.
Además, por ahora, mayormente no está gravada. Las empresas no pagan impuestos por la compra, y los inversionistas generalmente solo pagan un impuesto sobre las ganancias de capital cuando venden sus acciones. Las recompras también permiten a las empresas una mayor influencia en el mercado al retener capital y crear una demanda artificial sobre sus acciones.
Por estas razones, las recompras fueron ilegales hasta 1982. La Comisión del Mercado de Valores levantó esa prohibición tras razonar que las empresas a veces necesitaban recomprar acciones por razones legítimas, afirmó Will McBride, vicepresidente de política fiscal federal del grupo de expertos conservador Tax Foundation.
En cambio, algunas empresas utilizaron la nueva autoridad para vigilar de cerca el precio de sus acciones y encontrar formas novedosas de reducir sus facturas fiscales.
Un nuevo impuesto sobre esas transacciones, si bien es un generador de recaudación eficaz, señaló McBride, corre el riesgo de agobiar a las empresas u obligarlas a utilizar métodos menos eficientes para devolver el dinero a los inversionistas.
"El panorama general es que está añadiendo otra pieza de fricción en la historia del modelo corporativo para democratizar las inversiones, o desde la perspectiva de la empresa, recurrir a un grupo más grande de inversionistas para monetizar los activos", destacó.
Y en los últimos años, los gigantes tecnológicos han utilizado las recompras para controlar el mercado o prepararse para adquisiciones.
También puede ser un signo de consolidación en el mercado. Las empresas que están recomprando acciones no tienen nada mejor que hacer con su efectivo, opinó Tom Essaye, presidente de Sevens Report Research.
Los gigantes de la tecnología, en particular, se han hecho demasiado grandes e inflexibles para desarrollar nuevas líneas de negocio o nuevos productos, declaró Essaye. Es más fácil que compren otras empresas, pero tras años de consolidación de la industria tecnológica, quedan menos compañías a las cuales apuntar.
"El modelo de negocio de estas empresas ha sido el de obtener grandes ganancias y quedarse con el dinero en efectivo durante mucho tiempo, sin distribuirlo entre los accionistas", afirmó Mazur. "Es difícil cambiar una cultura así".
Por eso estas empresas descargan parte de su excedente de efectivo y recompensan a los inversionistas, comunicó Essaye.
Los liberales esperan que un nuevo impuesto cambie el comportamiento de las compañías e incentive a las empresas a destinar más dinero en inversiones internas (muchas de las cuales se pueden deducir de las facturas de impuestos) o a distribuir los beneficios en forma de dividendos con un calendario más coherente.
"Hace años que sabemos que las recompras de acciones son un problema: que distorsionan el mercado, conducen a un menor crecimiento económico a largo plazo y alejan la inversión de los trabajadores", mencionó Brown en un comunicado. "Este impuesto indirecto es un paso importante para frenar a las empresas que recompensan a sus accionistas en lugar de a los trabajadores, y asegurará que los contribuyentes se beneficien si lo hacen. No importa cómo respondan las empresas a esto, los trabajadores están mejor".
Washington Post - Jacob Bogage
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