Ucrania comenzó a disparar municiones en racimo proporcionadas por Estados Unidos contra las fuerzas rusas en el sureste del país. Esto como un esfuerzo por romper las posiciones rusas bien fortificadas que han frenado la ofensiva de verano de Ucrania.
El uso de las controvertidas armas fabricadas en Estados Unidos sigue a la “difícil decisión” del presidente Joe Biden de ordenar la entrega de las municiones ampliamente prohibidas. Medida criticada por grupos de derechos humanos, aliados europeos y algunos demócratas debido al riesgo de víctimas civiles.
Las armas de racimo explotan en el aire sobre un objetivo, liberando de docenas a cientos de submuniciones más pequeñas en un área amplia.
Más de 120 países se han sumado a una convención que prohíbe su uso como inhumano e indiscriminado, en gran parte debido a las altas tasas de fallas de submuniciones sin explotar que ponen en peligro tanto a las tropas aliadas como a los civiles, a menudo durante décadas después del final de un conflicto.
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Putin reacciona por las municiones de racimo
El presidente ruso Vladimir Putin se pronunció el domingo refiriéndose a las municiones en racimo. En su discurso amenazó con tomar represalias contra Ucrania si usan estas armas contra sus tropas.
Esto aunque Rusia ya ha usado municiones en racimo en áreas pobladas de Ucrania al menos 24 veces desde el comienzo de la invasión de Moscú el 24 de febrero de 2022, según Naciones Unidas.
A principios de esta semana, el coronel ucraniano Oleksandr Bakulin, comandante de la Brigada 57, le dijo a BBC News que se necesitaban municiones en racimo para “infligir el máximo daño a la infantería enemiga”, aunque reconoció que no “resolverían todos los problemas en el campo de batalla”.
Además de las posiciones de primera línea en el sureste de Ucrania, también se espera que las municiones en racimo se utilicen cerca de la ciudad de Bakhmut, controlada por Rusia, el sitio de la batalla más larga y sangrienta de la guerra.
Un funcionario ucraniano declaró a The Washington Post que las municiones se dispararon contra posiciones rusas para romper las trincheras y frenar a las fuerzas ucranianas que buscan recuperar el territorio.
Una medida que elude la ley estadounidense
La decisión de Biden de enviar las municiones siguió a meses de debate dentro de la administración. La orden del presidente pasó por alto la ley estadounidense que prohíbe la producción, el uso o la transferencia de municiones en racimo con una “tasa de fallas” de más del 1%. La tasa de fallas se refiere a la proporción de municiones que permanecen sin explotar.
Biden eludió la ley en virtud de una disposición poco común de la Ley de Asistencia Exterior, que permite al presidente brindar ayuda, independientemente de las restricciones a la exportación de armas, siempre que determine que hacerlo es de interés vital para la seguridad nacional de Estados Unidos.
Lloyd Austin, secretario de Defensa, defendió la decisión la semana pasada y explicó que las municiones en racimo brindan una “capacidad de puente” para mantener la presión sobre los rusos hasta que la producción de armas occidental aumente y Kiev ya no necesite estos dispositivos peligrosos.
Austin aseguró que Ucrania se comprometió “por escrito” a no usar las municiones contra los centros de población y que se harían esfuerzos para tratar de limpiar las áreas donde están desplegadas las armas.
“Registrarán los lugares donde los usan, y priorizarán los esfuerzos de desminado y los ayudaremos a hacerlo en aquellos lugares donde los hayan usado”, expresó Austin.