En Prince George hay un triángulo de mujeres hispano hablantes muy relevantes. Rocío Treminio-López en Brentwood, Celina Benítez en Mount Rainer y Mónica Casañas ahora primera alcaldesa latina de Colmar Manor. Esta última nacida en Colombia, activista comunitaria hasta la médula y desde mayo de 2022 oficialmente una lider electa de la pequeña ciudad colindante con Washington DC.
Por Olga Imbaquingo.
Ante el constante asalto de inquietudes sobre las desigualdades sociales que le invadían, encontró un escape trabajando en organizaciones sin fines de lucro. Fue activista comunitaria en Impact Silver Spring. ¿Su tarea?: abogar por los inquilinos y tender puentes entre ellos y los administradores de los edificios de departamentos. Las mismas funciones tuvo durante su paso por el Latino Economic Development Center (LEDC).
Con el activismo como su zona de confort no estaba en sus planes dar -a lo Barack Obama- el salto natural a la arena política. Fue Treminio-López quien vio que en Casañas había un instinto político prometedor. “Es hora de lanzarte a la alcaldía”, le sugirió. Le comentó a su esposo y este dijo que no. “Pásamelo al teléfono”, fue el pedido de la alcaldesa de Brentwood. Después de esa conversación él dijo sí.
En marzo de 2022 empezó a golpear las puertas y a llenar de carteles los patios delanteros de las casas. Se hizo con el triunfo con una diferencia de apenas cuatro votos, en un área que hasta entonces era de dominio de los líderes políticos afroamericanos, pese a que la mayoría de habitantes es de origen latino. Ahora es la primera alcaldesa latina de su ciudad.

Colmar Manor, según el último censo, tiene mil 544 habitantes, de ellos el 51.2% es latino, el 31% afroamericano y el 9.1% asiático.
Cuando Mónica Casañas llegó a los Estados Unidos tenía cuatro años. Sus recuerdos infantiles saben más a salsa de soya y aceite de ajonjolí coreano del barrio Flushing, en Nueva York, que al ajiaco bogotano.
“Me casé con Juan Antonio Casañas, él es de Puerto Rico, y hace 16 años nos mudamos a Silver Spring, después a Takoma Park hasta que compramos nuestra casa en Colmar Manor. Aquí vivimos desde hace nueve años y poquito a poquito comencé a introducirme en la comunidad, eso es algo que me nace con naturalidad”.
En su conversación hay un regusto a cercanía, él mismo con el que se aproximó a Manuel Rodríguez para pedirle su apoyo. Él es ciudadano, pero nunca había votado. En las pasadas elecciones le dio su voto y además le “prestó” a su hijo Justin para golpear puertas en favor de Casañas.
“Ahora mi hijo dice que también quiere seguir los pasos de la alcaldesa Casañas, yo feliz que él algún día nos represente”, dice María Rivas, madre de Justin, quien asegura estar más agradecida de tener “una autoridad con la que podemos hablar en nuestro idioma”.
Construir alianzas
Durante su campaña aplicó lo aprendido en American University donde obtuvo una maestría en comunicación estratégica, antes estudió en Montgomery College y en la Universidad de Maryland. Tiene experiencia como defensora de los derechos de los inquilinos y de la enseñanza del inglés a los inmigrantes.
Lo suyo es construir alianzas con los latinos y el resto de comunidades. “Aquí los hispanos no estaban incluidos en las decisiones políticas. No tenían representación en el Concejo, nunca habían tenido un alcalde latino ni intérpretes”.
Podría decirse que su candidatura nació del enojo y frustración al ver que la administración anterior no ponía interés en acercar a los hispanos. Compartió su molestia con Treminio-López, quien sentenció su futuro: “puedes seguir luchando y nada va a cambiar o puedes lanzarte para la alcaldía”.

La primera Alcaldesa latina Intentando cambiar paradigmas
Una forma de inclusión es que los habitantes, con o sin papeles, voten en las elecciones locales. Las conversaciones comenzaron en octubre, vinieron en su apoyo autoridades de ciudades aledañas que ya tienen legislaciones parecidas. Con tres votos a favor y dos en contra, en Colmar Manor ya es ley el derecho a votar para todos sus residentes.
Los comienzos, reconoce, no “han sido fáciles, porque no están acostumbrados a tener una hispana como alcalde ni acercar posturas. Durante los últimos 40 años la máxima autoridad ha sido afroamericana. Temo que sienten que somos más numerosos y que quizá hemos venido a quitarles el poder, porque aquí al lado ya somos tres latinas alcaldesas”.
Para quitar el hierro caliente a este asunto, les asegura esto: “Muchos tenemos raíces africanas, también somos una minoría históricamente marginada. Solo saldremos adelante si trabajamos juntos. No represento solo a una comunidad sino a todos, pero seamos honestos, a los latinos no se les ha dado suficiente atención”.

Si los latinos quieren ver más líderes de su minoría en puestos de decisión tiene que participar. “Ellos también se han acostumbrado a no verse reflejados en el poder local. Ese concepto de tener voz no lo tienen asimilado, eso toma tiempo, espero que mi ejemplo y el de otros animen a los jóvenes a buscar puestos de liderazgo”.
La agenda inmediata
Su familia cuando llegó a Nueva York no sabía dónde aprender inglés, buscar ayuda o comprar una vivienda. Desde su posición aspira a reducir esa ansiedad y esos desafíos. Si los recursos están ahí es cuestión de conectarlos y guiarlos. “Quisiera no volver a ver más familias desorientadas sin saber qué y cómo hacer. Por donde voy veo las caras de mis abuelitos, de mis tías, de mi mamá, eso me empuja a seguir adelante”.
La agenda a mediano plazo de la alcaldesa latina es buscar fórmulas para reducir la deuda de $1 millón 600 mil que debe todo el pueblo por los errores de construcción del edificio donde está la alcaldía, el Concejo y otras oficinas de servicio social. Ese monto se ha venido acumulando por años y eso ha encarecido los impuestos de la vivienda, de la renta y la compra de casa en Colmar Manor.
“Hay fondos que están por salir y debemos asegurarnos que también lleguen a los latinos”. Le viene a la memoria las dos escuelas del área, en la más deteriorada estudian los latinos, la más nueva es para niños afroamericanos. Parte de esos recursos tienen que destinarse a mejorar las condiciones del plantel más pobre.
Inglés, comida y liderazgo, una alcaldesa latina centrada en su labor.
Otra de sus tareas es encontrar ayuda legal y de salud para los inmigrantes, proveer seguridad alimentaria para todos e impedir que se instale una gasolinera más en el pueblo, por razones de salud y seguridad. “Hay 20 en el área, no necesitamos más, lo que sí necesitamos urgente son clases de inglés y vamos a comenzar a trabajar con Heritage for Humanity y con las que quieran sumarse”.
A largo plazo ambiciona aumentar el liderazgo de los latinos con miras a conseguir concejalías, alcaldías y otros puestos de elección en el condado. Estas funciones las compagina con su trabajo como especialista en comunicaciones en el Departamento de Salud de Washington DC. “Trabajo de 8 am a 10 pm y de lunes a domingo. Hablo con los latinos, los afroamericanos, africanos y filipinos a ver cómo juntos rompemos obstáculos”.
Te podría interesar:
Emergencia por calor en Montgomery: aprende a cuidarte con estas recomendaciones
La Semana de la Conservación Latina: un espacio para fomentar el cuidado de los recursos naturales