El golpe de Estado que derrocó al presidente nigerino Mohamed Bazoum el pasado 26 de julio ha generado una grave crisis política y humanitaria en el país africano. El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, se mostró este viernes “extremadamente preocupado” por las condiciones en las que se encuentran detenidos Bazoum y su esposa e hijo.
Sin electricidad, agua potable ni medicamentos
Türk afirmó haber recibido informaciones según las cuales el presidente y su familia no tienen acceso a electricidad, agua potable o medicamentos. “Las condiciones de su detención podrían ser consideradas tratamiento inhumano y degradante, en violación de las leyes internacionales de derechos humanos”, señaló Türk en un comunicado.
Los tres permanecen recluidos en una zona del palacio presidencial de Niamey desde el golpe de Estado que llevó al poder a una junta militar liderada por el coronel Mamane Aboukar. La junta anunció la suspensión de la Constitución y la disolución del gobierno y del Parlamento.
Una transición incierta
El golpe de Estado se produjo dos días antes de la toma de posesión de Bazoum, que había ganado las elecciones presidenciales del 21 de febrero con el 55,75% de los votos. Su rival, Mahamane Ousmane, denunció un fraude electoral y llamó a la movilización popular.
La junta militar afirmó que restauraría la democracia y prometió una transición pacífica y ordenada, pero no estableció una fecha o plazo para la realización de nuevas elecciones.
La comunidad internacional condenó el golpe de Estado y pidió el restablecimiento del orden constitucional. El presidente de la Comisión de la Unión Africana, Moussa Faki Mahamat, expresó su “profunda preocupación” por el “deterioro de las condiciones de detención” de Bazoum.
“Los responsables de la detención del presidente y el resto de detenidos deben garantizar un total respeto y protección de sus derechos humanos”, sentenció Türk.