Islandia está experimentando una escalada de temblores sísmicos y se encuentra en alerta máxima por una posible erupción volcánica.
Desde finales de octubre, el país ha sufrido miles de temblores, lo que ha llevado a las autoridades a declarar el estado de emergencia en Islandia.
La península de Reykjanes, en el suroeste de Islandia, es el área de mayor preocupación, ya que alberga los volcanes más activos de Europa.
En solo unas semanas, la Oficina Meteorológica de Islandia (OMI) ha registrado alrededor de 24.000 temblores en esta área, con casi 800 terremotos en un solo día.
Posible erupción volcánica tras terremotos
El viernes pasado, se produjeron dos terremotos importantes, el más fuerte con una magnitud de 5.2, según las evaluaciones iniciales de la OMI.
Estos temblores se sintieron en la capital, Reikiavik, a unos cuarenta kilómetros del epicentro, y a lo largo de gran parte de la costa sur.
La autoridad de defensa civil emitió un comunicado advirtiendo sobre la posibilidad de una erupción volcánica y una probable intensificación de los seísmos.
La OMI también informó que una erupción podría ocurrir en los próximos días, ya que se ha detectado una acumulación de magma a cinco kilómetros bajo la superficie terrestre, lo que es un indicador temprano de una erupción inminente.
Medidas de precaución y planes de evacuación por emergencia en Islandia
La localidad costera de Grindavik, con aproximadamente 4.000 habitantes, se encuentra cerca del epicentro de esta actividad sísmica y se considera en peligro.
En respuesta a esta amenaza, se están elaborando planes de evacuación y se enviará la patrullera Thor a Grindavik como refuerzo de seguridad.
Además, el medio Euronews informó que cerraron temporalmente la Laguna Azul, popular atracción turística conocida por sus balnearios geotérmicos, como medida de precaución.
Tres erupciones volcánicas en Reykjanes desde 2021
Reykjanes ha experimentado tres erupciones volcánicas desde 2021, pero afortunadamente todas ocurrieron lejos de áreas pobladas o infraestructuras importantes.
Sin embargo, la erupción del Eyjafjallajökull en 2010, que paralizó los cielos europeos y causó la cancelación masiva de vuelos, dejando a millones de pasajeros varados, es un recordatorio sombrío de las posibles consecuencias de las erupciones volcánicas.
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