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Navidad: un mar de juguetes para los niños inmigrantes de DC, Maryland y Virginia

Bastó que Food Justice DMV lo pidiera y The Washington Post lo publicara y las cajas empezaron a llenarse de juguetes como por arte de magia

Cortesía The UpCounty Hub
Todos suman voluntades, en el condado de Montgomery el concejal Gabe Albornoz por un día es el Papá Noel en la distribución de juguetes The UpCounty Hub.

Denise Woods estaba en estado de drama y alerta, porque no tenía suficientes regalos para repartir a miles de niños inmigrantes. Solo había que ver las cajas de cartón casi vacías, puestas en sitios estratégicos como iglesias o gasolineras en DC, Maryland y Virginia.

La semana pasada esta activista y directora de la organización sin fines de lucro Food Justice DMV (Justicia Alimentaria DMV) le contó The Washington Post que esa explosión de generosidad navideña del año pasado o de lo que ella llama “un tsunami de magníficos regalos apenas usados” tenía tintes de no repetirse este año.

Food Justice DMV
Que la Navidad sea para los niños y ese deseo lo lleva cumpliendo desde hace dos años Food Justice DMV. Cortesía Food Justice DMV.

Este pronóstico cambió en pocas horas, gracias a la intervención de lo que Woods llama “el poder de The Washington Post y del corazón de la gente”.

El milagro se hizo y las cajas empezaron a llenarse de felpas, carritos, dinosaurios, rompecabezas, barbies y kens ligeramente usados. Todo con un propósito: perpetuar la fantasía en los niños de que Papá Noel o Santa Claus sí los tiene en cuenta.

Una Navidad de Santa con Sabor

Una Woods, cansada pero contenta, le contó a El Tiempo Latino que las familias del área metropolitana leyeron el artículo del Post y otra vez fueron a buscar los juguetes de sus hijos a los garajes, buhardillas y sótanos y desde el sábado pasado tienen nuevos dueños venidos de Guatemala, El Salvador, Venezuela, Sierra Leona o Nigeria.

Unos 250 voluntarios de Food Justice DMV estos días repartieron juguetes en iglesias y centros comunitarios para que las familias vayan a recogerlos. Cortesía Food Justice DMV.
Food Justice DMV
Gracias a las donaciones de juguetes apenas usados, miles de niños inmigrantes tienen las manos llenas de juguetes en estas navidades. Cortesía Food Justice DMV.

“Estos días están siendo una extraordinaria experiencia abundante en regalos para los niños, emails, llamadas, mensajes de texto de familias latinas y africanas que buscan un presente para sus niños. Nosotros repartimos alimentos y en esta época también juguetes a más de 11 mil familias de 22 comunidades, predominantemente de América Latina, Haití y Nigeria”, dijo Woods. Este será el segundo año de “Santa con Sabor”, que es como se bautizó a este esfuerzo navideño.

Para sostener el concepto de Santa con Sabor, la entrega más grande de alimentos y juguetes fue el sábado pasado en Falls Church. Cada niño se llevó todos los regalos que quiso.

La distribución en diferentes partes del área metropolitana, principalmente en iglesias y centros comunitarios continuará hasta el 21 de diciembre, gracias al esfuerzo de los 250 voluntarios que tiene Food Justice DMV, sea en iglesias católicas, metodistas o episcopales o en centros comunitarios, en Hyattsville, Langley Park, en DC y en Virginia.

Justicia alimentaria DMV
Juegos de STEM, muñecas, rompecabezas, camiones están entre los juguetes repartidos por Food Justice DMV. Cortesía Food Justice DMV.

Entre harina y frijoles, juguetes

Santa con Sabor comenzó el año pasado, pero la historia viene de tiempo atrás. Durante la pandemia Woods escuchó la historia de un inmigrante llamado Oscar. Él tenía que pagar $150 a un taxi para no perder su cita con inmigración, eso dejaba a su familia sin comida.

Con ese testimonio en mente, casi de la noche a la mañana organizó un plan de distribución de alimentos y se vio desbordada de pedidos, de solidaridad y de voluntarios. Creyó que era temporal y más bien las necesidades siguen aumentando. Eran 200 familias, hoy son 11 mil.

Food Justice DMV
El último sábado Food Justice DMV entregó miles de juguetes a las familias inmigrantes en Falls Church, Virginia.Cortesía Food Justice DMV.

“¿Pueden regalarme juguetes para mis hijos?”, “No tengo para darle un juguetito a mi niño en esta Navidad y no sé qué hacer”, en ese estilo y casi todos en español eran los mensajes que empezaron a llegar al teléfono de Woods.

Este ejército de voluntarios que lo suyo era conseguir alimentos y repartirlos se enfrentó al reto de a la funda de aceite, harina y fréjol agregarle un juguete. Lo consiguió y con creces.

“Estaba entristecida y asombrada al ver que era septiembre y ellos ya estaban preocupados de que no tendrían juguetes para sus hijos y tal vez pensaron que si teníamos comida quizá también podíamos dar regalos”, contó Woods; y, ella que no sabe decir no ahora también reparte caballitos, barbies u ositos de peluche en Navidad.

“Nuestra misión es dar soporte a los inmigrantes de cualquier manera que podamos. Hemos repartido además de alimentos, muebles, mantas, sábanas y porque nos han dicho que no tienen zapatos ni ropa también hemos pedido ayuda para eso y les hemos dado. Visto así, los regalos de Navidad son una ampliación de lo que venimos haciendo”.

Denise Woods, fundadora y directora de Food Justice DMV.

Según Woods, Food Justice DMV es consciente de la crisis climática como un factor que expulsa a los inmigrantes y la organización no tiene dinero para comprar obsequios navideños ni quiere contribuir más al cambio ambiental comprando juguetes que terminarán en algún vertedero. “Cada centavo nuestro va para abastecer las expensas de las familias inmigrantes con fréjol, arroz, harina, aceite y otros productos”, aclaró.

Justicia alimentaria DMV
Food Justice DMV ayuda a poner alimentos sobre la mesa en 11 mil hogares inmigrantes en el área metropolitana. Cortesía Food Justice DMV.

El voluntariado de Food Justice DMV va más allá de repartir alimentos semanalmente, también ofrece servicios de ayuda para asistencia médica, recursos legales, prevención de desalojos y más.

Montgomery también agasajó a los niños

The UpCounty Hub, en Montgomery en el estadio de fútbol (soccer) de Germantown agasajará a miles de familias. Habrá juguetes, pavo, pollos, jamón, vegetales, arroz, fréjol y el infaltable panetón. La distribución será entre las 4 pm y 7:30 pm.

Será un día especial para los más pequeños, quienes se llevarán un juguete y en la retina la sonrisa de Papá Noel. A este programa fundado por la boliviana Grace Rivera se juntan muchas manos y voluntades del sector privado, de familias particulares y del gobierno del condado.

Como muestra un botón: cada año el concejal Gabe Albornoz por un día es Papá Noel. Las familias beneficiadas son referidas por el Departamento de Salud y Recursos Humanos del Condado, por las escuelas públicas y las iglesias. El Centro Budista también pone su hombro y 120 voluntarios de organizaciones locales, la Policía del condado y muchos más hacen la diferencia en Navidad.

En el condado de Montgomery, el Departamento de Policía también aporto juguetes para ser repartidos por la organización The UpCounty Hub. Cortesía The UpCounty Hub.

“La donación de vienen desde diferentes vertientes. La propietaria de Nothing Bundt Cakes, es miembro de la junta The UpCounty Hub también ayuda a recolectar juguetes”, contó Rivera.

El 22 de diciembre continuará la entrega de alimentos para la Navidad, pero se harán directamente a los condominios donde viven las familias menos favorecidas y en las escuelas Watkins Mill Elementary School, en Montgomery Village; y en Martin Luther King Middle School, en Germantown.

The UpCounty Hub
Muchas organizaciones de la sociedad civil, empresarial y del gobierno local hicieron una Navidad diferente para los niños inmigrantes en Montgomery. Cortesía The UpCounty Hub

The UpCounty Hub nació hace cuatro años y desde hace tres reparte regalos en la Navidad. “Tenemos familias de Afganistán, África, Latinoamérica y otros países. Venimos registrando a los niños desde julio, sabemos las edades y los juguetes que quieren y eso se les dará”, aseguró Rivera. Para los pequeños refugiados en el centro de rescate de inmigrantes también habrá presentes.

Hablando de juguetes, escuche al pediatra

Si la generosidad navideña no alcanza a los más chiquitos de la casa, desde el punto de vista pediátrico no hay que preocuparse tanto. “Si bien es cierto que los juguetes son importantes para el desarrollo de las conexiones neurológicas, la nutrición emocional más valiosa para un bebé es la conexión con los padres”, dijo la pediatra Ligia Peralta.

Food Justice DMV.
Solo rostros felices se vieron durante la entrega de juguetes de Food Justice DMV en el área de Falls Church. Cortesía Food Justice DMV.

Los juguetes juegan un papel en el desarrollo del cerebro desde el nacimiento y comienza con la parte sensorial, como los ojos, el oído y el tacto. Aquí una recomendación de Peralta para los padres de un bebé:

“Cuando piensan en regalos hay que hacerlo por etapas, con juguetitos de colores y que produzcan sonidos y no tienen que ser costosos. Mejor si tienen caras con ojos para que hagan relación con los humanos. Hay libros que vienen con animales y son muy importantes para el desarrollo y no valen mucho”.

Otra faceta vital es cuando los bebés comienzan a usar la boca. En esta etapa son buenos juguetes para chupar. De los siete a los 12 meses están más en movimiento y comienzan a coger objetos. Peralta sugiere comprar pelotitas suaves, animales y muñecas de trapo. Al año ya pueden tener libros.

¿Está pensando en juguetes electrónicos para un niño de dos o tres años?, eso no es aconsejable, porque estos, según Peralta, solo estimulan una parte del cerebro y lo que se busca es estimular las habilidades cognitivas, motrices, auditivas y de visión. Un juguete electrónico será mejor a partir de los cinco años, cuando son más hiperactivos y ya entienden que esa muñeca o ese carro les pertenece, es la etapa más importante.

“Mientras más básico el juguete de los tres a los seis años mejor. Los rompecabezas, cubos, bloques o ropa de muñecas son ideales porque ayudan a desarrollar sus habilidades motrices, de coordinación y memoria y esos regalos no son caros, pero son emocionantes para un niño, mejor si son de colores para que dibujen y pinten”, aseguró Peralta.

Oso de peluche
Un elefante, una jirafa y un elefante esperaban por algún niño que quiera jugar y hasta dormir con ellos. Cortesía Food Justice DMV.

Para los pediatras una preocupación es que los juguetes de pantalla que no tienen interacción es como ponerlos a ver televisión todo el día y eso los convierte en pasivos. Lo que importa es que al principio crezca el cerebro como músculo y un juguete más caro no necesariamente es lo mejor. Por último, Peralta recomendó darles a los niños juguetes que no tengan partículas pequeñas, que sean irrompibles y fáciles de lavarlos.

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