En Estados Unidos, la distinción entre hispano y latino siempre fue un tema de debate histórico, político y cultural que abarca varias décadas.
Según la Oficina del Censo, una persona se considera hispana o latina si simplemente se identifica como tal. De hecho, para esta agencia del gobierno son lo mismo, excepto en aquellos provenientes de naciones no reconocidas como hispanas, como por ejemplo Brasil o Portugal.
A pesar de que brasileños y portugueses comparten raíces lingüísticas latinas, el Censo los excluye, mientras que a los españoles sí los considera dentro del grupo hispano (o latino), con lo que introduce una peculiar disyunción en la concepción de estas identidades en el continente americano.
Un análisis del Pew Research Center indicó que un error de código en el Censo reveló que al menos 416,000 brasileños, o más de dos tercios de los nacidos en ese país que viven en Estados Unidos, se identificaron como hispanos luego de ser indagados en la Encuesta de Comunidades Americanas de 2020.
En comparación, sólo 14.000 brasileños se consideraron de esa manera en 2019, y sólo 16.000 lo hicieron en 2021. En esos años el error de código no fue cometido, según indicó Pew.
Una minoría que crece
La Oficina del Censo estima que hay aproximadamente 63,7 millones de hispanos en Estados Unidos en 2022, un nuevo récord. Constituyen el 19% de la población del país, por lo que entender cómo se los identifica a la comunidad es un tema relevante que todavía no está completamente resuelto.
Según Pew, a los ojos de la Oficina del Censo, los hispanos pueden ser de cualquier raza, porque hispano es una etnia y no una raza. Sin embargo, esta distinción está sujeta a debate.
Una encuesta de ese Centro realizada en 2015 encontró que el 17% de los adultos hispanos dijeron que ser hispano es principalmente una cuestión de raza, mientras que el 29% dijo que es principalmente una cuestión de ascendencia. Otro 42% dijo que se trata principalmente de una cuestión de cultura.
Lo cierto es que estos hispanos o latinos no sólo trazan una trayectoria histórica sino que también anclan un debate contemporáneo sobre la identidad, la inclusividad y la pertenencia.
Profundizar en los orígenes y transformaciones de estos términos arroja luz sobre la naturaleza fluida de la diversidad cultural en Estados Unidos.
El origen de latino e hispano
"Latino", abreviatura de "latinoamericano", se originó a mediados del siglo XIX, influido en gran medida por los objetivos geopolíticos franceses. Con este término se pretendía perfilar una esfera cultural y lingüística distinta, separada de la América anglosajona.
Historiadores como Mauricio Tenorio Trillo destacan su popularización por figuras como el ministro del emperador galo, Michel Chevalier, quien contrapuso "América Latina" a la "América anglosajona".
Con el tiempo, el término "latino" evolucionó más allá de sus raíces geopolíticas para significar una identidad colectiva para millones de personas en Estados Unidos, especialmente tras su inclusión en el Censo de 2000 junto a hispano.
Trillo, historiador de la Universidad de Chicago, junto a Rubén Torres Martínez, de la Universidad Nacional Autónoma de México, sugirieron en una entrevista a Noticias Telemundo que la nomenclatura latinoamericano fue influenciada por intenciones políticas y económicas del imperio francés.
"Unos creen que el colombiano José María Caicedo fue el primero en usar la palabra en 1856. En todo caso, es evidente que Michel Chevalier, el ministro de Napoleón III que viajó por todo Estados Unidos, fue quien lo hizo popular", dijo Trillo.
Su objetivo: establecer un contrapeso a la creciente influencia de Estados Unidos.
Este enfoque diferencia Hispanoamérica, de influencia española, e Iberoamérica, que incluye a España y Portugal, de Latinoamérica; indica una conexión más amplia con el legado del latín, en el que incluye también a Francia.
Con el tiempo, hispano y latino adquirieron connotaciones distintas en Estados Unidos, aunque para el Censo son lo mismo.
"El concepto de América Latina surge como un vocablo promovido en gran medida por los intereses económicos-políticos del imperio francés de Napoleón III" en la segunda mitad del siglo XIX, como "contrapeso a la enorme influencia que empezaba a adquirir Estados Unidos", coincide Torres Martínez.
Más distinciones entre latino e hispano y la aparición de latinx
En 2000 el gobierno incluyó por primera vez el término latino como sinónimo de hispano.
Entrevistada por Telemundo, Rossy Lima, escritora y lingüista, distingue hispano como un término enfocado en el uso lingüístico del español, mientras que latino abarca una diversidad más amplia de realidades culturales y lingüísticas.
En la década de 1990, la preferencia por latino fue notoria. Se distanció de las implicaciones imperialistas asociadas al término hispano. Además, con el tiempo surgió el término latinx como una alternativa para incluir identidades no binarias y reconocer el legado indígena.
Pese a esto, esta variante aún enfrenta resistencia y es poco utilizada. “Lo que me gusta mucho de la palabra latino", opina Lima, "a diferencia de hispano, es que ha pasado por muchísimos cambios. Y siento que es que es el término que más refleja nuestra realidad".
En el Censo de 2000, Estados Unidos diferenció entre etnicidad (hispano o no hispano) y raza (negro o asiáticos). Sin embargo, el año pasado, propuso por raza o etnia al mismo tiempo para que una persona pudiera elegir latino sin necesidad de especificar una categoría racial.
Este cambio refleja una comprensión creciente de la compleja intersección de identidades culturales, lingüísticas y raciales en la sociedad estadounidense, producto de la inmigración.
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