Pedro Rocha, de 69 años, asumió este viernes el cargo de presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Su nombramiento se produjo en medio de importantes controversias legales y éticas.
A pesar de estos desafíos, Rocha fue el único candidato que reunió los 21 avales necesarios, recibiendo finalmente el apoyo de 107 de los 138 miembros de la asamblea.
Rocha, sucesor de Luis Rubiales, iniciará en septiembre un nuevo proceso electoral para el ciclo olímpico 2024-2028. Sin embargo, su mandato comienza bajo una nube de sospechas debido a su implicación en la Operación Brodie.
¿Qué es la Operación Brodie?
Esta investigación aborda presuntos casos de corrupción, mala gestión y vínculos con organizaciones criminales. Aunque Rocha mantiene su inocencia, ya despidió a otros empleados de la federación implicados en acusaciones similares, lo que alimentó aún más la polémica.
Además, Pedro Rocha se enfrenta a un grave expediente disciplinario presentado por el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) por extralimitarse en sus funciones como presidente de la comisión gestora de la RFEF.
Esta situación llevó a José Manuel Rodríguez Uribes, presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), a plantearse la suspensión cautelar de Rocha y de toda la comisión gestora.
El CSD aplazó su decisión final para crear un comité de normalización, supervisión y representación que garantice la continuidad de la gobernanza antes de aplicar cualquier suspensión.
Esta medida es crucial, ya que precede a acontecimientos importantes como la Eurocopa de Alemania y los Juegos Olímpicos de París, y tanto la UEFA como la FIFA seguirán de cerca los acontecimientos.
Preocupación internacional tras el nombramiento de Pedro Rocha
La comunidad futbolística internacional, incluidas la FIFA y la UEFA, expresaron su preocupación por la posible injerencia del gobierno en el funcionamiento de la federación.
Estas organizaciones señalaron su intención de pedir explicaciones jurídicas detalladas al CSD sobre el papel del comité de supervisión y su autoridad sobre los dirigentes de la federación, incluido Rocha.
Además, existe preocupación sobre cómo podría afectar a la candidatura conjunta de España con Portugal y Marruecos para el Mundial de 2030.
La presidencia de Rocha comienza sobre una base inestable, con considerables retos por delante. Sus decisiones en los próximos días serán fundamentales para dar forma al futuro del fútbol español, abordando tanto las crisis internas como las presiones externas de los organismos futbolísticos internacionales.