La Casa Blanca reportó este martes que Israel no había violado las advertencias del presidente Joe Biden sobre la conducción de su campaña militar en Rafah después de que un ataque aéreo allí durante el fin de semana mató al menos a 45 palestinos e hirió a cientos más.
Esta declaración sugiere que, tal vez, Estados Unidos no impondrá consecuencias para los israelíes tras estos ataques.
El ataque aéreo contra un campamento improvisado de tiendas de campaña provocó un incendio en el barrio Tal al-Sultan de Rafah, una ciudad en el sur de Gaza, creando una de las escenas más horribles de la guerra en el enclave palestino.
Imágenes de cuerpos carbonizados y vídeos de padres quemados vivos mientras sus hijos gritaban pidiendo ayuda rebotaron en las redes sociales, provocando una renovada indignación mundial y crecientes llamados a Israel para que detuviera su ofensiva en Rafah.
Varios funcionarios de Biden, incluido el vicepresidente Harris, lamentaron las escenas “desgarradoras” y “trágicas” y la pérdida de vidas.
Pero declararon que el evento con muchas víctimas no cruzó la “línea roja” que Biden anunció este mes, cuando dijo que Estados Unidos suspendería la entrega de armas ofensivas a Israel si entraba en “centros de población” en Rafah.
Lo que funcionarios de la Casa Blanca declararon sobre Israel y Rafah este martes
El portavoz de la Casa Blanca, John Kirby, reportó el martes que Israel no había iniciado una “operación terrestre importante” en la ciudad.
El portavoz del Departamento de Estado, Matt Miller, añadió que Israel no había lanzado el tipo de ofensiva que llevó a cabo en las ciudades de Gaza y Khan Younis, donde los ataques aéreos arrasaron edificios enteros y cientos de civiles palestinos murieron al día.
“Todavía no creemos que esté justificada una operación terrestre importante en Rafah. Todavía no queremos ver a los israelíes, como decimos, aplastar Rafah con grandes unidades en grandes extensiones de territorio”, expresó Kirby.
Para Kirby, la tragedia de este fin de semana “habla muy claramente del desafío que suponen los ataques aéreos militares en zonas densamente pobladas de Gaza, incluida Rafah, debido al riesgo de víctimas civiles, lo que, por supuesto ocurrió terriblemente en este caso, una horrible pérdida de vidas”.
Agregó que Israel utilizó bombas de 37 libras en el ataque, destinadas a matar a funcionarios de Hamas que estaban escondidos en la ciudad.
"Una bomba de 37 libras no es una bomba grande. Si es realmente lo que usaron, es indicativo de un esfuerzo por ser precisos y específicos", comentó.
Kirby y otros funcionarios señalaron los comentarios del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, el lunes de que las bajas civiles fueron un “trágico error” y dijeron que esperarían a que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) publicaran los resultados de una investigación sobre lo que salió mal.
Por su parte, las FDI reportaron que dos militantes de Hamás murieron en el ataque, incluido el comandante de las operaciones de Hamás en Cisjordania.
La “línea roja”
Algunos expertos y legisladores demócratas comentaron que el ataque aéreo de Israel -junto con informes de tanques israelíes entrando al centro de Rafah el martes- había cruzado claramente la línea roja de Biden e instaron al presidente a responder en consecuencia.
“La creciente cifra de muertes civiles y la profundización de la catástrofe humanitaria dejan en claro que la administración Biden debería suspender la asistencia militar ofensiva adicional al gobierno de Netanyahu hasta que sepamos que todas las solicitudes del presidente, incluso con respecto a Rafah y la entrega urgente de asistencia humanitaria, serán atendidas”, declaró el senador Chris Van Hollen en un comunicado a The Washington Post.
La administración Biden pasó varias semanas durante la reunión de primavera con funcionarios israelíes en un esfuerzo por convencer al país de realizar incursiones y ataques selectivos en Rafah en lugar de montar una invasión terrestre a gran escala.
Los funcionarios estadounidenses expresaron su preocupación por las consecuencias de llevar a cabo una operación importante en Rafah cuando unos 1,3 millones de palestinos se refugiaban allí bajo órdenes israelíes, la mayoría de los cuales se habían reubicado varias veces durante los casi ocho meses de guerra y vivían en condiciones insalubres.