Bajar de peso se convirtió en una meta más accesible para millones de personas con la llegada de innovadores medicamentos GLP-1. Estos tratamientos están transformando la forma en que los estadounidenses enfrentan la obesidad, marcando un antes y un después en temas de salud y economía.
Impacto en la obesidad nacional
Por primera vez en años, los números sobre obesidad en Estados Unidos muestran una leve mejoría. Según la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición, entre 2021 y 2023, el 40.3% de adultos mayores de 20 años vivían con obesidad. Aunque sigue siendo una cifra alta, es menor al 41.9% registrado de 2017 a 2020.
Los expertos llaman a este cambio “un punto de inflexión” en la lucha contra esta crisis. UBS, un banco de inversión, estimó que para 2029 cerca de 18 millones de personas usarán versiones de estos medicamentos GLP-1, un dato que sugiere un cambio profundo en el combate a la obesidad.
“Estos fármacos representan una nueva esperanza para reducir los índices de obesidad, especialmente en un país como Estados Unidos, donde el problema alcanzó niveles críticos”, dijo un analista médico en un informe reciente.
Cómo funcionan los medicamentos GLP-1
Los fármacos, como Ozempic y Wegovy, actúan regulando el apetito y los niveles de azúcar en sangre. Las personas pierden peso al consumir menos comida debido a una sensación de saciedad prolongada. Sin embargo, estos tratamientos requieren inyecciones periódicas, lo que para algunos representa un desafío.
Además, los costos todavía limitan el acceso para muchas personas. Según información de Kaiser Family Foundation, los precios oscilan entre $936 y $1.349 por mes, antes de aplicar el seguro. Esto significa que no todos los que necesitan los medicamentos pueden permitírselos.
Riesgos de un mal uso
El uso indebido de estos medicamentos, sobre todo en personas sin obesidad o problemas médicos relacionados, puede causar graves efectos secundarios. El Dr. Joseph Varon, experto en medicina, explicó a El Tiempo Latino que medicamentos como Ozempic y Wegovy ralentizan el movimiento gástrico, lo que genera náuseas, vómitos y, en casos más graves, parálisis estomacal.
Además, algunos pacientes experimentan problemas estomacales incluso después de suspender el tratamiento. “Estos efectos secundarios pueden volverse severos, especialmente si ya sufres de situaciones como reflujo o dolencias abdominales”, advirtió el especialista. Por esto, el uso de estos fármacos debe hacerse siempre bajo estricta supervisión médica.
Desafíos económicos y sociales
El uso masivo de estos medicamentos sacudió sectores económicos relacionados con la pérdida de peso. Empresas como WeightWatchers enfrentan retos para adaptarse a un mercado que dejó atrás las dietas tradicionales. De hecho, el CEO de la compañía renunció recientemente tras disculparse por fomentar, en el pasado, una cultura que avergonzaba a las personas con sobrepeso.
La cirugía bariátrica también enfrenta una disminución en su popularidad. Algunos centros médicos cancelaron proyectos o cerraron instalaciones, al ver un menor interés en este tipo de operaciones. Además, expertos apuntan que la demanda de tratamientos para reemplazos de cadera y rodilla podría bajar en el futuro, porque los cuerpos más ligeros ejercen menos presión sobre las articulaciones.
Obstáculos al acceso
Aunque los medicamentos muestran un impacto positivo en la salud, los precios y el acceso aún generan un gran debate. Las farmacias comenzaron a vender alternativas compuestas, que algunos critican por eludir procesos regulatorios. Mientras tanto, la FDA aseguró que los problemas de suministro mejoraron, aunque algunos pacientes todavía tienen dificultades para llenar sus recetas.
El gobierno también analiza su papel en la distribución de estos medicamentos. En noviembre, la administración Biden propuso incluir los GLP-1 en la cobertura de Medicare a partir de 2026, pero las dudas persisten. Los opositores argumentan que el presupuesto federal no soportará los costos adicionales que esto implicaría, reseñó Axios.
Lo que viene para estos tratamientos
Las farmacéuticas exploran nuevas versiones de estos medicamentos, en formato de pastillas. Aunque aún no están en el mercado, los primeros resultados de las pruebas indican que podrían ser igual de efectivos que las inyecciones. Esto ampliaría el acceso y solucionaría algunas de las barreras actuales.
La industria médica también coloca la mirada en cómo estas terapias influirán en otras áreas a largo plazo. Una sociedad con menor obesidad podría evitar enfermedades crónicas asociadas al peso, como diabetes tipo 2 o hipertensión, ahorrando así miles de millones en costos médicos.
Un futuro más saludable y accesible
A pesar de los retos, los nuevos medicamentos para el control de peso revelan un futuro más esperanzador para las personas con obesidad. Con el tiempo, el acceso podría mejorar y las barreras económicas reducirse, dejando que más estadounidenses aprovechen esta herramienta.
“Estamos presenciando un cambio cultural y médico en cómo entendemos y tratamos la obesidad”, resaltó un experto en políticas de salud. Las mejoras en los índices de obesidad no se ven únicamente como un avance médico, sino como un paso hacia una sociedad más saludable y consciente.