Desde que comenzó su segundo mandato, Donald Trump insistió en que su guerra comercial estaba haciendo pagar a ellos, no a nosotros. El cuento era simple y efectivo: las tarifas eran castigo para China, no una factura para los bolsillos estadounidenses. Pero ahora, con Walmart subiendo precios y su propio equipo económico admitiendo que los consumidores también pagan, el argumento parece haber caído por su propio peso… aunque sin muchas disculpas de por medio.
Lo que no se dice tan alto es que estas políticas costarán a cada hogar más de $2,300 al año, según Yale. Y ese número no es un invento demócrata ni un ataque liberal: es matemática. Mientras se celebra una inflación supuestamente benigna, los precios suben por otras puertas. Las empresas, incluso las más grandes, ya no pueden fingir que pueden absorber el golpe solas.
.@axios: "The Trump administration conceded this weekend what economists, CEOs and consumers already knew: Americans pay for tariffs."
— Andrew Bates (@AndrewBatesNC) May 19, 2025
"Trump's sweeping global tariffs...are expected to cost the average household more than $2,300 a year, according to the Yale Budget Lab." pic.twitter.com/vrhAra3FWP
La nueva narrativa de la Casa Blanca parece querer vendernos la idea de que un ahorro en gasolina compensará lo que subamos en el supermercado. Pero incluso con ese ahorro (unos $200 al año, si te va bien), la diferencia es abismal.
¿Lo más ilógico? No es solo que los aranceles suban precios. Es que, por todo este tiempo, se negó que lo hicieran. Ahora que se reconoce el impacto y Walmart ya lo dice, públicamente, ¿qué más se está ocultando bajo la retórica del America First? Lo que se dice —que vamos ganando— y lo que no —que estamos pagando— deberían preocuparnos en igual medida. Especialmente cuando la verdad llega con aumento incluido.