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¿Quién paga por las tarifas? Spoiler: tú

Foto: EFE

En el universo paralelo, los aranceles no suben los precios. O mejor dicho: si suben, es culpa de las empresas por no comerse el golpe. Walmart, Amazon, Mattel… todos han sido públicamente regañados por siquiera insinuar que los costos del nuevo impuesto a las importaciones terminarán en los bolsillos del consumidor.

La Casa Blanca no solo exige lealtad política, ahora también exige obediencia contable. “Eat the tariffs”, dicen, como si eso se pudiera meter en la caja chica. ¿La realidad? Las empresas no funcionan con discursos, y el mercado no responde bien a las amenazas.

O suben o desaparecen, no hay salida (ni esperanza). El precio de los productos va a subir y si no lo hace, a lo mejor ya no existe. Home Depot, por ejemplo, ya dice que no subirá costos (por ahora), pero que algunos de sus productos, simplemente dejarán de estar disponibles.

Eat the tariffs. La nueva orden ejecutiva no oficial. Después de que Walmart anunció que subiría algunos precios debido al impacto de los nuevos aranceles, Trump reaccionó como suele hacerlo: con un post en mayúsculas en Truth Social. Acusó a la minorista de usar las tarifas como excusa y les exigió, literalmente, “EAT THE TARIFFS”.

No es la primera vez: también reprendió a Amazon y amenazó con un 100% de aranceles a Mattel por hacer lo mismo. El mensaje parece claro —y poco económico—: si subes precios, te expongo, si te quejas, te castigo.

El problema: Walmart sí gana mucho, pero no lo suficiente para absorber una guerra comercial. Aunque Trump se burla de sus billions in profit, la realidad es que Walmart opera con márgenes bajísimos: apenas un 3% de ganancia neta. Es decir, el negocio se basa en volumen, no en precios inflados. Por eso, su CEO advirtió que absorberán parte del costo… pero no todo.

Pretender que una empresa de retail, incluso la más grande del mundo, puede cubrir sola el costo de los aranceles sin afectar precios es, como mínimo, ingenuo.

Y si Walmart —el rey del low cost y la eficiencia logística— no puede evitar trasladar parte del costo al consumidor, imagina lo que pasará con Target o las pequeñas empresas que no tienen su escala.

El plan de la administración de presionar públicamente a CEOs por defender márgenes puede sonar pro consumidor, pero en la práctica, solo retrasa lo inevitable: los aranceles encarecen productos.

¿La conclusión? Los estadounidenses sí estamos pagando los aranceles. Walmart lo admite, los economistas lo explican y hasta la Casa Blanca empieza a reconocerlo. No, y no hablamos de centavos: según cálculos Yale Budget Lab, los aranceles podrían costarte más de $2,300 al año. Ni los $200 que ahorras en gasolina lo compensan. Algo no cuadra. La cuenta no cierra.

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